Andalucía le patina a Pedro Sánchez

El pésimo momento electoral del PSOE-A se traga las buenas expectativas socialistas en Cataluña

A los 50 años de Suresnes, el socialismo del sur ha perdido la capacidad de influencia en la organización

Los críticos con Juan Espadas pueden presentar un manifiesto antes del 41º Congreso Federal de Sevilla

Espadas minusvalora el primer movimiento crítico

Salvador Illa y Juanma Moreno conversan en el desfile de la Fiesta Nacional. / Alejandro Martínez / EP

El militante socialista que avaló la entrada en el PSOE de quienes en unos pocos años se convertirían en los líderes del partido fue un jiennense, Alfonso Fernández Torres, un antiguo concejal represaliado de Torreperogil que administraba un garaje en la sevillana calle de San Vicente. Fue él quien llevó al PSOE a Felipe González, Alfonso Guerra, Manuel Chaves y a todos aquellos jóvenes andaluces que hace ahora 50 años, del 11 al 13 de octubre de 1974, se hicieron con la dirección del viejo partido en Suresnes al desplazar a Rodolfo Llopis, exiliado en Francia. Al pobre de Alfonso Fernández, que formaba parte de lo que se llamaba la dirección interior, Llopis lo aseteaba con unas cartas paranóicas sobre todo tipo de traiciones y unos análisis desenfocados de la realidad española. Pero en pocos años, casi de un modo fugaz, el recuperado socialismo andaluz pasó desde aquel oscuro garaje de San Vicente hasta la Moncloa, Andalucía se colocó como la federación más importante del PSOE y como referente para toda la organización. Hasta 2018, cuando perdió el poder de la Junta e inició un declive que no deja de asombrar. Pedro Sánchez tiene muy agarrada Cataluña, pero sin Andalucía, no podrá estar en Moncloa hasta 2030, su objetivo.

Salvador Illa ocupa hoy el papel de Manuel Chaves en los tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero. El PSOE tiene su gran fortín electoral en Cataluña, el presidente de la Generalitat ha vuelto a la Zarzuela, a los actos del Doce de Octubre y es el aval que tiene el sanchismo para defender su polémica agenda catalana. Manuel Chaves aportaba sensatez a la dirección de ZP, equilibraba el desafío permanente del PSC y gozaba de auctoritas.Pero ya no hay nada así en el PSOE de Andalucía, María Jesús Montero es la número dos, pero su papel es otro, y Juan Espadas carece de impulso para frenar la imparable ascensión de Juanma Moreno.

Espadas ha tenido que negociar con los críticos, en la lista de Sevilla hay 11 susanistas

El PSOE de Andalucía se levantó el lunes pasado con unos pésimos resultados en la encuesta mensual que 40dB hace para la Cadena Ser. Con 11 puntos de ventaja del PP sobre el PSOE para unas elecciones generales en una comunidad que aporta 61 escaños, Pedro Sánchez no tiene opciones de mantenerse como presidente del Gobierno después de los próximos comicios. La operación Cataluña le ha ido muy bien en esa comunidad, pero la repercusión de la amnistía y, en especial, del concierto fiscal es una carga de profundidad para el socialismo del sur.

La versión oficial de Ferraz, la dirección socialista, sigue siendo que Juan Espadas es el hombre, es la apuesta para la secretaría general del partido, el candidato para el congreso regional de febrero de 2025, pero los críticos, que son muy numerosos, terminarán por presentarle una lista alternativa. Los primeros que han dado el paso son los de Bases Andaluzas Socialistas, donde hay de todo, anteriores juanistas, sanchistas, susanistas, de Izquierda Socialista y seguidores de Luis Ángel Hierro, ese tercero que siempre se ha presentado a las primarias, aunque ya no va él solo, son muchos más.

Juan Espadas y los secretarios provinciales han tenido que negociar con los críticos la lista de delegados al 41º Congreso Federal. En la lista de Sevilla, por ejemplo, hay 11 susanistas de un total de 57 miembros. Algunos de ellos tan destacados como la ex consejera Sonia Gaya; la secretaria de Triana, Encarnación Aguilar; la alcaldesa de Castilleja de Guzmán, María del Mar Rodríguez Pérez; y Sergio Gómez, portavoz en el Ayuntamiento de Écija.

En Cádiz casi son mayoría los críticos con Espadas. Resulta llamativo que dos de los principales apoyos de Espadas en Cádiz, los parlamentarios Rafael Márquez e Irene García, se han quedado fuera. 

En Huelva pasa casi lo mismo, y en Córdoba se forzó una negociación de última hora. En Málaga, el secretario actual, Dani Pérez, es muy contestado por muchas familias. No sólo son susanistas, hay muchos que apoyaron en su día a Pedro Sánchez y a Juan Espadas; no están pensando rescatar, ni mucho menos, a Susana Díaz, pero que sí quieren encontrar a un candidato alternativo de consenso. Primero, para el congreso regional; después, para el provincial.

Y así sucede en todas las provincias, donde no se discute a Pedro Sánchez, pero sí a Espadas. Es casi imposible encontrar un dirigente o militante en el partido que crea que Espadas le ganará las elecciones a Juanma Moreno.

Bases Andaluzas Socialistas sólo es una parte de la oposición al secretario general, aunque son los únicos que han mostrado las cartas. Los otros esperan. Es posible que, incluso, haya un manifiesto antes del 41º Congreso Federal de finales de noviembre, aunque Ferraz trata de imponer el silencio hasta ese momento. Uno de estos críticos con los que ha hablado este medio interpreta de otro modo a la dirección federal: "Nos está pidiendo tiempo, a los insurgentes no se nos ha trasladado que nos olvidemos de todo, estamos en un tiempo de espera".

La dupla Santos Cerdán, secretario de Organización, y Juanfrán Serrano, su adjunto jiennense que en su día fue una alternativa real a Espadas, tratan de llegar al Congreso de Sevilla sin nuevos casos como Castilla y León, donde Luis Tudanca intentó convocar elecciones primarias. No desean ruido, sino una alfombra roja para Pedro Sánchez, pero Andalucía les preocupa. "Les preocupa, pero no les alarma", matiza una fuente de Ferraz.

Sin una mejora en el sur, que aporta esos valiosos 61 escaños, no hay modo de remontar en las encuestas. Algunas fuentes socialistas creen que Pedro Sánchez acometará un gran cambio en la Ejecutiva federal en el cónclave de Sevilla y, posteriormente, hará otra reforma en el Gobierno para hacer frente al PP. El caso de Óscar López, recientemente nombrado ministro de una cartera que pasaba desapercibida, la de Transformación Digital, indica que Sánchez estaba falto en su Ejecutivo de miembros que plantasen cara a los populares de un modo más efectivo.

Eso sólo lo sabe el presidente del Gobierno, un tipo cuya audacia sólo es comparable a su temeridad, de ahí que no se pueda descartar un quiebro belmonteño en Andalucía.

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