La generación de basuras por andaluz crece un 23% en una década
El aumento de los desperdicios supera las previsiones y obliga a la ampliación continua de vertederos y plantas de tratamiento · Medio Ambiente elabora actualmente un nuevo Plan de Residuos
Cada andaluz lanza diariamente a los distintos contenedores 1,45 kilos de basura, 529 kilos de desperdicios por habitante al año y que supone un incremento del 23% en apenas una década. Un crecimiento espectacular ya que en 1999, al aprobar la Consejería de Medio Ambiente el Plan Director Territorial de Gestión de Residuos Urbanos, se estimó que en 2008 se llegaría a 1,19 kilos por habitante y día. El periodo de vigencia del plan acaba de concluir y sus resultados se evalúan ahora. El crecimiento desproporcionado en la generación de basuras es el principal punto rojo de un programa que ha permitido un aumento en la cantidad de residuos tratados y eliminado un 2% los vertidos sin control, que eran un 26,6% en 1995.
El crecimiento de la población, la mayor capacidad de consumo de los andaluces y el aumento de los embalajes de los productos han originado este aumento de las basuras. Fruto de todo esto, la generación de residuos por habitantes ha superado ya en la comunidad la media de la Unión Europea, que se sitúa en 517 kilos por habitante. Sin embargo, los datos de 2008 facilitados por la Consejería de Medio Ambiente (y que aún son provisionales) presentan una mejora respecto al año anterior, en el que se llegó a 1,51 kilos de basura por persona y día.
La principal consecuencia de que los andaluces generen más residuos urbanos es que cada vez sea más corta la vida útil de los vertederos y de las plantas de tratamientos, que deben ser aumentadas continuamente. Jesús Nieto, el director general de Prevención y Calidad Ambiental, señala a un cambio en los hábitos de consumo, apostando por los productos con menor embalaje, como la vía más eficaz para reducir la generación de residuos.
Medio Ambiente acaba de iniciar el proceso participativo para redactar el nuevo plan de residuos y que materializará en Andalucía los instrumentos para lograr los objetivos establecidos por el Gobierno central en el Plan Nacional que aprobó el pasado diciembre. Éste fijó como meta que en 2012 España genere un 4% menos de basuras respecto a 2006, con un ambicioso aumento del reciclado, ya que se debe incrementar un 80% los kilos de papel y vidrio tratados por persona y año y duplicar los de plásticos y metales.
"Nuestro principal reto está en el tratamiento de los residuos urbanos que se hacen en las zonas rurales, en las que necesitamos mejores infraestructuras e incidir en la concienciación de los ciudadanos", sostiene Nieto. El Plan Nacional obligará también a nuevas infraestructuras, ya que todos los municipios de más de 5.000 habitantes deben tener un punto limpio (las instalaciones donde se recogen los residuos domésticos que no pueden arrojarse al contenedor) antes del 2010 y los de más de 2.000 habitantes, antes de 2015. La Consejería de Medio Ambiente plantea, además, en un periodo de transición crear los puntos limpios móviles.
Actualmente la tasa de reciclaje (la cantidad de envases reciclados respecto a los que se ponen en el mercado) se sitúa en el 50,3%, una cifra que aún se sitúa por debajo de la meta que establece la normativa para 2008 y que era del 55%. El incumplimiento se debe a la baja tasa de recuperación de vidrio, precisamente los primeros contenedores que se instalaron para la recogida selectiva, y es que en Andalucía se ha llegado al 42,5% de recuperación cuando el objetivo previsto era del 60%.
En cuanto a las basuras orgánicas -aquellas que deben ir al contenedor gris-, el plan ha concluido en 2008 logrando recuperar el 6% de los residuos como compost, unas 203.000 toneladas anuales. El problema es que, al llegar a los vertederos aún una gran cantidad de bolsas con las basuras sin separar, buena parte del fertilizante conseguido cuenta con la presencia de metales pesados y materiales impropios, lo que dificulta su utilización para la agricultura. La Consejería estudia eliminar este stock de las plantas de tratamiento dedicando el material al sellado de vertederos o las obras públicas.
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