Visto y Oído
Broncano
En las noches electorales suele haber pocas coincidencias en los análisis que hacen los principales partidos políticos. Pero en este caso ha habido una reacción común de sorpresa por la irrupción del partido ultra de Alvise Pérez, Se Acabó la Fiesta (SALF) una fuerza antisistema que ha logrado un apoyo del 6,21% en Andalucía, un respaldo con el que nadie había contado en los sondeos previos, a pesar de que algunos le otorgaban un escaño.
Lo más llamativo de todo es que se ha situado como cuarta fuerza política en Andalucía, desbancando a las opciones de izquierdas y muy por encima de Sumar y Podemos.
Todos entendían que era una opción residual, de protesta, equiparable a los descontentos que, en el otro extremo ideológico, votan al PACMA para expresar su descontento con las opciones más tradicionales.
En las filas del PP había preocupación por la importante subida de una opción que supone claramente un voto de protesta en un espectro ideológico que hasta hace no mucho, les era afín. Una preocupación que se extendía todas las provincias.
Desde el PSOE la lectura era similar, ya que nadie había visto venir esta irrupción. Claro que los socialistas lo perciben como una fragmentación de la derecha, que ahora tiene tres partidos, tres patas.
El partido más perjudicado por Se Acabó la Fiesta (SALF), Vox, sumaba los votos que se le habían escapado, aunque también defendían que se trata de una opción que ha atraído a votar a quienes no lo habían hecho anteriormente "porque PP y Vox siguen creciendo cada uno a su ritmo".
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