La presidenta busca un 'fichaje' para el equipo económico de su Gobierno
La presidenta contempla el nombramiento de algún ex alto cargo socialista de fuera de la comunidad. La idea pasa por confeccionar un Gobierno de alto nivel sin ataduras de partido.
Una vez transcurrido su debate de investidura, la primera decisión política de Susana Díaz como presidenta de la Junta será el nombramiento de su Gobierno, una señal aún más importante que el discurso programático, una nómina de nombres que medirá la solvencia de la nueva dirigente, cuestionada en muchos ámbitos por su falta de experiencia. Aunque Díaz guarda absoluto mutismo, y no realizará todas las llamadas hasta la tarde del domingo, este medio ha podido saber que la presidenta puede fichar a algún cuadro de su partido de fuera de Andalucía para la cartera de Economía, la más importante de su gabinete junto a la de Presidencia. En la actualidad, el PSOE cuenta con una amplia nómina de expertos ociosos en otros lugares del país, debido a que las últimas elecciones dejó de gobernar en casi todos los ámbitos: ni en La Moncloa ni en otra comunidad, excepto Asturias, y en ninguna ciudad de importancia.
La presidenta se ha tomado casi como un reto personal que no se filtre ninguno de los nombres del nuevo Gobierno e, incluso, entre los dirigentes socialistas se bromea que aquél que se posicione antes de tiempo puede no ser confirmado el lunes, que será el día en que se conozcan los nombres.
Del discurso de investidura de la presidenta sí se deduce que la de Economía será la Consejería donde se debe concentrar la mayor parte de los esfuerzos para convencer a la opinión pública de que, en efecto, puede plantear una alternativa más eficaz contra las cifras de desempleo en Andalucía, la más altas del país. Antonio Ávila, su actual titular, es una persona respetada, no le persigue una mala gestión, pero la posible vinculación que la juez Mercedes Alaya quiera establecer entre él y el caso de los ERE puede ser determinante para sacarlo del Ejecutivo. No obstante, Ávila fue secretario general técnico de Economía, un puesto que no tiene ninguna contaminación real con los ERE. Lo mismo cabe decir de otro caso, el de Invercaria, pero si Díaz quiere conjurar los sobresaltos y las acusaciones del PP éste podría salir del Ejecutivo.
En el caso de que el fichaje no se pudiera materializar, una opción sería la de María Jesús Montero, actual consejera de Salud, que proviene del ámbito de la gestión hospitalaria, tal como la actual consejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, aunque en el caso de la segunda le beneficiaba una experiencia mayor. Éste va a ser uno de los problemas de Susana Díaz: un cambio profundo del Ejecutivo, tal como se espera, puede producir un parón en la Administración, que difícilmente se puede permitir en la elaboración del Presupuesto de 2014. Sí hay cierta expectación en cómo cambiará, si lo hace así, el equipo económico de Griñán por uno nuevo sin caer en demoras inconvenientes.
Aunque la noria de los nombres, las quinielas de consejeros, ha comenzado a girar, movida por querencias particulares, el nerviosismo y el sano interés que provoca la designación de un Gobierno, es verdad que la presidenta -jura el cargo esta mañana- es como si fuera de la vieja escuela del PSOE, a pesar de su edad: mutismo hasta el final, hasta que el lunes acuda a la reunión de la Ejecutiva de su partido para explicar los nombramientos.
Hay provincias que carecían de consejeros, caso de Cádiz, Almería y Granada, que esperan volver al Gobierno, y es que Sevilla contaba hasta con cuatro, además del presidente. Susana Díaz no va a volver a las cuotas provinciales ni recibirá presiones de los secretarios territoriales de su partido, pero en Cádiz se considera que el ex alcalde de Chiclana José Manuel Jiménez Barrios puede ser uno de los elegidos y, en Almería, José Luis Sánchez Teruel, que fue jefe de gabinete de Fuensanta Coves como consejera de Medio Ambiente.
Si Montero saliese de Salud, el PSOE cuenta con el granadino José Martínez Olmos, al que se consideró el hombre que llevó el Ministerio de Sanidad durante varios años de gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Lo que sí se conoce es un grupo de nombres de máxima confianza de Susana Díaz que durante estas semanas le han estado ayudando. Máximo Díaz Cano, secretario de Presidencia, uno de ellos, seguirá en el Gobierno aunque se desconoce el cargo. Díaz Cano, que llegó procedente de Ciudad Real de la mano de Griñán, ocupó varios puestos de responsabilidad con José Bono y, durante estos días, ha ocupado una suerte de cargo de camarlengo, haciendo de enlace entre el final del mandato de Griñán y las primeras intervenciones de Susana Díaz.
El actual consejero de Cultura, el malagueño Luciano Alonso, es otro, hasta el punto de que en su provincia se baraja con que fuera consejero de Presidencia. Otra de las personas de Díaz es el delegado de la Junta en Sevilla, Javier Fernández, aunque no parece dispuesto a ocupar un lugar de primera fila. Presidencia es la otra cartera de gran importancia, está orientada al ámbito interno del Gobierno, pero su perfil siempre ha sido muy político.
Otro de los dilemas que se le plantean a Díaz es el asunto de Jaén. Esta provincia, díscola con Griñán, aspira a contar con un consejero que no sea Mar Moreno, la actual titular de Educación, y persona que formaba parte de los críticos a la mayoría jiennense. A su favor, sin embargo, cuenta que el mismo martes, día de los nombramientos, comienza el curso escolar en Andalucía.
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