El principio de todo

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Vertiendo cosechas de trigo bajo la luz del sol.
Vertiendo cosechas de trigo bajo la luz del sol.
Eduard Fitó - Presidente de Semillas Fitó y miembro de ANOVE

09 de abril 2025 - 05:00

Le encanta empezar y acabar la semana tocando mi guitarra. Es algo que me evade de mis problemas y me relaja. Como otras cosas, la música puede ser una metáfora del sector en el que trabajo. Es evidente que una misma canción no suena igual interpretada por una u otra persona. Las notas, la letra podrán ser las mismas, pero estaremos de acuerdo en que no todas las interpretaciones no emocionan por igual. Pero los intérpretes no lo son todo. Los directores de orquesta sacan lo mejor del talento de esos artistas. Y nada de esto sería posible sin los compositores que se enfrentan a un pentagrama en blanco que deben llenar de notas. En el sector del fresco, no seriamos capaces de disfrutar de un buen tomate o de una lechuga o una sandía sin los agricultores que los produjeran. Es decir, ellos son los intérpretes. Estos alimentos no llegarían a todos sin empresarios y gestores que se encargan de recepcionar, confeccionar y hacernos llegar esas verduras. Pero todo empieza con una semilla. Una combinación de caracteres que hace que esa verdura sea lo que es. El sector de las semillas somos los compositores.

¿Pero, qué hacemos las empresas de semillas? En esencia dos cosas. Por un lado, nos encargamos de que todos los agricultores del mundo tengan acceso a nuevas variedades para poder producir alimentos. Y os puedo asegurar que hacer llegar semillas a un agricultor puede ser, a veces, tarea imposible. Dificultades debidas a los aranceles, barreras fitosanitarias o políticas excesivamente proteccionistas de algunos países.

Empresas de semillas

Crean nuevas variedades que aseguran alimentos a un precio razonable para todos y todo el año

Por otro lado, creamos nuevas variedades que nos aseguren alimentos a un precio razonable para todos y todo el año. Es decir, contribuimos a la seguridad alimentaria. Además, este afán de innovación nos permite crear valor que ayuda a la sostenibilidad del sistema agroalimentario.

Países donde la seguridad alimentaria por suerte no es una amenaza, la creación de valor pasa a ser una prioridad. De este modo, podemos contribuir a que las rentas de los productores se mantengan o suban. Podemos crear diferenciación para que las comercializadoras no compitan entre sí solo bajando precios y, finalmente, ayudamos a que el consumidor pueda satisfacer sus necesidades organolépticas, funcionales o de conveniencia. Dejadme poner ejemplos para que se entienda; para que nosotros encontremos productos con más sabor o más proteína o frutas de tamaños más ajustados a las necesidades de nuestras familias.

El poder de la naturaleza.
El poder de la naturaleza.

Estas nuevas variedades se mejoran investigando. Y esto se hace experimentando en el campo. Haciendo ensayos y viendo el comportamiento de las plantas en las condiciones en que luego serán cultivadas. Además, la experimentación de campo se refuerza con biotecnología que nos permite optimizar nuestros recursos y acortar el tiempo que se tarda en llegar al mercado. A mí, me gusta decir que en el sector de las semillas tenemos investigadores de bota y de bata. Y en los últimos años, henos incorporado investigaciones de mercado que nos permiten comprender mejor los comportamientos de los consumidores finales. Así que junto a los investigadores de bota y de bata, añadimos los de corbata (para que rime).

Si alguien se preguntase cuánto nos cuesta esta investigación, le contestaré que el coste en tiempo en sacar una variedad es de más de 10 años. Es decir, las verduras que nos comeremos en el 2035 las estamos empezando a investigar hoy. O algún año atrás más. El coste económico no baja del millón de euros y se acerca al millón y medio de euros por variedad. Las empresas de semillas son básicamente empresas de investigación. Pensad que el 40% de la plantilla suele estar en los departamentos de I+D+i.

Desafíos

El sector hortofrutícola busca liderar la innovación para crear valor sostenible

Alguien me dijo una vez que no es lo mismo investigar que innovar. La innovación implica llegar al mercado. Para que una nueva variedad llegue al mercado y cree valor sostenible quizás habrá que cambiar el cómo llegamos a ese mercado y no se banalice tanto esfuerzo y dinero en un tiempo demasiado corto. ¿Cuántas buenas ideas han sucumbido a copias que han confundido al consumidor y hecho que un buen producto deje de serlo? Tomates Cherries, fresas… Por eso, empezamos a ver nuevos modelos de negocio que se basan en marcas. En los lineales de los supermercados, cada vez más, encontramos productos etiquetados con marcas que sustentan esas innovaciones. Su finalidad es que el valor a lo largo de la cadena no se pierda y estimule, a su vez, más innovación y creación de valor.

En España, el sector hortofrutícola goza de una buena salud. Hemos conseguido atraer buenos profesionales; los intérpretes, directores y compositores que decíamos antes. Tenemos empresas con una talla que pueden afrontar retos ambiciosos con garantías de éxito. Y nos hemos forjado una buena reputación internacional. El nuevo desafío es liderar esa innovación que nos permita crear valor sostenible y dejar de competir solo en el mercado de las commodities. La fórmula, como he intentado explicar, es sencilla; aunar fuerzas como en una buena orquesta. Nuevas composiciones (variedades) deben ser tocadas por los excelentes interpretes que tenemos (Agricultores) de formas distintas (modelos de negocio) para preservar el valor generado.

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