El PSOE de Andalucía, sede vacante

Sólo Pedro Sánchez podrá resolver las resistencias de María Jesús Montero

Tanto la vicepresidenta como Juan Francisco Serrano tienen el apoyo del socialismo andaluz, pero Moncloa puede dar el sorpresón

Espadas se resigna

María Jesús Montero 2
María Jesús Montero 2

Ahora que Juan Bravo y Miriam Nogueras se han encontrado en la casa común de la derecha que abomina de los impuestos, ahora que estos portavoces del PP y Junts tumban figuras impositivas y que el partido de Puigdemont ha pasado de ser una cueva de golpistas a un aliado ocasional de Feijóo, toma fuerza la posibilidad del adelanto electoral para 2025 en el caso de que, tal como parece, no sea posible aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Moncloa ha activado el modo electoral, pero aún sigue sin solventar una de sus grandes debilidades: el PSOE de Andalucía está bajo sede vacante, Juan Espadas no ha anunciado su renuncia pero el camarlengo ya ha destruido su sello papal, el cónclave espera a que Pedro Sánchez le ilumine y anuncie si la elegida es María Jesús Montero, Juan Francisco, Juanfran, Serrano, el tándem de ambos o aún le espera un desternillante final como el de Cónclave, la película de Edward Berger que estas Navidades está en los cines.

Andalucía aporta 61 diputados al Congreso, Sánchez necesita un nuevo liderazgo en el sur, un equipo que refuerce al PSOE de cara a las generales y que lo ponga en disposición de volver a gobernar. No sólo se está pensando en las autonómicas, quizás esto sea lo último.

Juan Espadas, actual líder de los socialistas andaluces, está amortizado, y la duda que inquieta en estos días de Navidad al partido es si Pedro Sánchez será capaz de convencer a María Jesús Montero para que sea el relevo. La vicepresidenta del Gobierno teme que el PP de Juanma Moreno juegue con ella al tiro al plato y que pierda el hueco más poderoso que hay en Madrid tras el del presidente, se resiste al cambio con muchos argumentos propios, pero hay muchos que han explicado a Pedro Sánchez que "si el PSOE quiere ser creíble en Andalucía, tiene que elegir a la mejor", y para éstos, la mejor es Montero.

Esta vez no se podrá culpar a Pedro Sánchez de dirigismo, ha oído a todos los que debía, pero la decisión final sólo puede ser suya porque afectaría a la estructura de su Gobierno, Montero no dejaría el Ejecutivo pero tendría que repartir algunos de sus cargos porque es la número dos de Moncloa y de Ferraz, además de ministra de Hacienda. Montero, de 58 años, es la apuesta mayor; Juanfran Serrano, de 36 años, es la de futuro, pero mucho más arriesgada. Tanto uno como otro tendría el apoyo de los secretarios de Sevilla y de Jaén, que son los más poderosos, del oficialismo sanchista y de lo que queda del susanismo, aunque la ex presidenta Susana Díaz se ha manifestado a favor de Montero. Con Serrano tampoco tendrían problemas, saben que la nueva dirección será más inclusiva que la actual.

¿Y Espadas? A Espadas lo tumbó esta semana la Ejecutiva provincial de Jaén. Durante la reunión que celebró esta dirección se oyeron voces a favor de Juanfran Serrano. El relevo no estaba en el orden del día, fueron comentarios casi navideños, cuatro de 34, se insiste, pero también hubo quien habló bien de la candidatura de María Jesús Montero y, como se filtró, la Ejecutiva creyó necesario emitir un comunicado de desmentido para negar un posicionamiento oficial. ¿Para qué? Para salvar lo insalvable, Espadas ya no jugará esta partida, se avendrá al acuerdo cuando Sánchez se lo pida.

Después de lo de Jaén y de que este medio publicase que Montero había sido designada para volver, ante sus resistencias, a las dudas, el PSOE de Andalucía enmudeció, cada cual se fue a la Nochebuena con su familia y a su olivos de Bedmar a la espera de que Sánchez resolviese un asunto que ha puesto de manifiesto las tremendas debilidades del partido que gobernó Andalucía durante cerca de 40 años.

Tanto Montero como Serrano tienen sus debilidades. La vicepresidenta fue consejera con Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz; como responsable de Salud también acordó conciertos sanitarios con empresas privadas y, como ministra de Hacienda, ha defendido un modelo fiscal para Cataluña. Tiene un pasado que el PP viene estudiando como el que prepara unas oposiciones a notaría.

Juanfran Serrano es un desconocido para la opinión pública andaluza, también él ha acompañado a Santos Cerdán en sus negociaciones con Carles Puigdemont, aunque el PP no se puede vanagloriar ahora de rechazar todos los cantos de Junts. Quienes defienden en el PSOE-A que "lo que necesitamos es un secretario general y no un candidato" apuestan por Serrano, porque tiene más aguante biográfico, es más joven y es un "pata negra" del partido, "un ibérico cien por cien". Montero, como Juan Espadas, tardaron en afiliarse al PSOE, la vicepresidenta entró de la mano de Juan Cornejo como secretario de Organización después de ser consejera durante varios años y el líder actual esperó casi un decenio como técnico afamado de la Consejería de Medio Ambiente.

Ni Montero ni Serrano son parlamentarios autonómicos, necesitarían otra cobertura. Pero también el Gobierno central, pocos ponen en duda que habrá un nuevo delegado del Gobierno en Andalucía que sustituya al granadino Pedro Fernández. Ya estuvo a punto de ser sustituido hace dos años, Moncloa lo apuesta a todo, ha entrado en modo elecciones.

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