El PSOE celebrará su congreso federal en noviembre y en Sevilla
El cónclave socialista desencadenará el congreso andaluz, que se celebrará dos meses después
La marcha de Teresa Ribera provocará una crisis de Gobierno cuyo calado dependerá de los presupuestos
Espadas formaliza por carta su petición de una reunión con Moreno sobre financiación
El PSOE remodelará los cargos del partido de modo inminente, pocas semanas después de las vacaciones. La pretensión del secretario general, Pedro Sánchez, es que el nuevo curso traiga nuevos aires en una formación que verá modificados consecutivamente los liderazgos nacionales, regionales y provinciales, por ese orden. El Congreso Federal será en noviembre y será en Sevilla. Como paso previo, la Ejecutiva convocará este lunes el comité federal para el sábado 7 de septiembre. Los recambios afectarán a las cúpulas socialistas de todos los niveles después de haberse completado un periodo electoral que no ha hecho más que disminuir la representación del partido en las administraciones. Naturalmente, la remodelación también afectará a Andalucía y también afectará a su secretario general, Juan Espadas, cuyo congreso se producirá dos meses después del federal, como en el resto de regiones.
No es una sorpresa el anuncio de un Congreso Federal para estas fechas. Los estatutos del partido señalan que el máximo órgano de poder del PSOE se ha de reunir en un periodo comprendido entre tres y cuatro años después del anterior, esto es, en una fecha desde otoño al final de 2025. La sorpresa sin embargo ha sido la inminencia, es decir, que la cita sea en noviembre. A nadie extraña que entre los motivos de esta urgente reestructuración figure insuflar de moral a la formación, pensando principalmente en las regiones y en las figuras a su cargo. Las últimas concesiones a Cataluña, aparte de la pérdida de pulso desde una desconocida tarea opositora, están provocando la zozobra. Hay temor de hondos hundimientos en los procesos electorales por venir y el caso andaluz es paradigmático.
Las novedades en el entorno socialista no se quedarán ahí. La crisis de Gobierno que provocará la marcha a Bruselas de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, puede ser de mayor calado que el inicialmente previsto, sostienen distintas fuentes. No será únicamente la sustitución de una figura por otra; no sería, dado el hipotético caso, de un sencillo Espadas por Ribera, cuya responsabilidad en la Comisión Europea puede llegar al escalón vicepresidencial. Las especulaciones del posible nuevo gabinete de Sánchez afectan, entre otros, a Carlos Cuerpo y Félix Bolaños después de consumarse la baja de José Luis Escrivá.
La crisis del Gobierno en España será obligada tan pronto como Ribera asuma la cartera en el Ejecutivo comunitario, una asunción que ha de pasar el procedimiento institucional de la Unión Europea. El reparto de las carteras en Bruselas será a partir de la próxima semana. Posteriormente, cada uno de los comisarios, meros candidatos aún, deberán aprobar el escrutinio del colegio de comisarios y de la Eurocámara. El proceso, entre dimes y diretes, puede retrasarse entre tres y seis semanas.
Hay margen para la crisis. Otra cosa es su envergadura. Del calado de los recambios dependerá de la preocupación que tenga Sánchez por los Presupuestos de 2025, que probablemente no se aprueben, por la dificultad legislativa a la que se enfrenta su equipo debido a la inestabilidad de los socios parlamentarios y, cómo no, por el armazón de un relato convincente para el conjunto del país después de situar a Cataluña en el camino de la soberanía fiscal.
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