Una reforma electoral (no demasiado) urgente

El sistema andaluz no presenta los problemas de representatividad del español por el mayor tamaño de sus ochos circunscripciones

Un ciudadano deposita su papeleta en una urna en las elecciones generales de 2016.
Un ciudadano deposita su papeleta en una urna en las elecciones generales de 2016. / Jesús Diges / Efe
Carlos Rocha

22 de mayo 2017 - 02:34

Sevilla/En las elecciones autonómicas de marzo de 2015 Ciudadanos logró 21.366 votos en Jaén. Un 5,95% de los sufragios. Fue la cuarta fuerza en la provincia, pero se quedó sin escaño en el Parlamento por esa circunscripción. Fue la única de las ocho provincias andaluzas donde la formación naranja se quedó inédita. "Lo perdieron por poco", recuerda José María Morales, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Sevilla. Con otro sistema electoral es probable que Ciudadanos hubiera logrado su parlamentario jiennense y ésa es la razón por la cual la formación naranja incluyó la reforma de la ley electoral entre los compromisos que arrancó a los socialistas para la investidura de Susana Díaz.

Ese acuerdo se tradujo en un grupo de trabajo por el que han pasado más de 70 comparecientes para analizar cómo se puede remodelar el sistema electoral en la región. Morales fue uno de los primeros expertos en pasar por dicho órgano parlamentario y "no discute" que se pueda mejorar, pero defiende que la ley andaluza ha dado, hasta ahora, "un rendimiento aceptable". Antonio Porras Nadales, catedrático del mismo departamento coincide con su compañero. Considera que a nivel español hay "desigualdades territoriales" por la elección de la provincia como circunscripción electoral y la diferencia de tamaño que hay entre unas y otras. "En Andalucía no existen esas heterogeneidades", añade el profesor de Constitucional de la Hispalense.

El andaluz es un Parlamento pequeño que atiende a una comunidad grande"

La provincia más pequeña es precisamente Jaén, que cuenta con once escaños en el Parlamento. Según explica Morales, a partir de once diputados por circunscripción es cuando la denostada ley D'Hont "empieza a dar resultados proporcionales aceptables". Jaén, con Huelva y Almería son las provincias más infrarrepresentadas frente a Sevilla y Málaga, que se llevan la palma en número de parlamentarios. Por ese motivo, la desigualdad técnica en Andalucía "no llega a ser grave" como en las 25 circunscripciones nacionales que tienen menos de cinco escaños.

En la Cámara andaluza hay 109 parlamentarios, el mínimo establecido por el Estatuto de Autonomía tras la reforma de 2007, que no pone un límite máximo como tal. Sí prohíbe que ninguna circunscripción sea el doble de grande de la más pequeña. Esta norma permite un margen para subir 26 escaños, hasta los 135, que es, por ejemplo, el número de parlamentarios que hay en Cataluña, una región con menos población. Cada diputado andaluz representa a unos 76.000 ciudadanos, mientras que sus compañeros catalanes hacen lo propio con 55.000 personas.

"Si los aumentamos habría más proporcionalidad", asegura Morales, pero el catedrático de la Hispalense también cree que sería la solución a otro problema: el tamaño de la cámara y la repercusión que tiene en su funcionamiento. "Es un Parlamento pequeño que tiene que dar respuesta a las necesidades de una comunidad grande", señala el profesor de Derecho Constitucional, que reconoce que los grupos más pequeños tienen problemas para hacer su trabajo.

Antes de que se declarase incompatible ser parlamentario y alcalde, coincidieron en el antiguo Hospital de las Cinco Llagas hasta 12 regidores. Juan Ignacio Zoido, por ejemplo, era el primer edil de la ciudad más poblada de Andalucía, presidente del PP andaluz y diputado autonómico. "En la práctica, estaban al 50% o al 30% de actividad en la Cámara", lamenta Morales. A estos 21 había que sumarles nueve senadores que también debían repartir su jornada laboral entre la Cámara Alta y la andaluza.

Con el aumento del número de escaños se solucionaría este problema y se mejoraría la proporcionalidad, pero no todos los grupos están por la labor de hacerlo. Ciudadanos, que es el partido que más fuerte apuesta por reformar la ley electoral, no quiere oír hablar de sumar diputados. El discurso de la austeridad a ultranza -"demagógico", según José María Morales- no ayuda, pero Antonio Porras encuentra otro argumento en contra al crecimiento del número de parlamentarios. "Hay más problemas potenciales: posibles tránsfugas, posibles chorizos y más aforados", apostilla el catedrático de Derecho Constitucional de la Hispalense, que a pesar de todo entiende que haya partidos que defiendan una nueva ley electora en el contexto actual. Las cosas de la nueva política.

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