El sueño olímpico

CANDIDATURAS ANDALUZAS A LOS JUEGOS

Sevilla ha aspirado a ser sede de los Juegos de 2004, 2008 y 2012. En las dos primeras ocasiones no pasó el primer corte del Comité Olímpico Internacional. En la tercera, Madrid le arrebató el honor de ser la candidata española en Lausana

El sueño olímpico
Tomás Monago

28 de julio 2008 - 00:00

No hubiera habido candidatura andaluza a los Juegos si no se hubiera celebrado la Expo 92. El momento histórico era propicio. Por un lado, la ciudad se llenaba de nuevas carreteras, puentes, más hoteles, una estación de tren, etcétera. Por otro, demostraba ante el mundo capacidad para organizar eventos. Hasta 42 millones de personas pasaron por la muestra. Además del contexto adecuado, que lo había, tenía que ocurrir el chispazo que encendiera la mecha. Y eso sucedió con la visita a Sevilla de los miembros del Comité Olímpico Internacional (COI) para celebrar su asamblea general. Algunos sugirieron que Sevilla podría ser una buena aspirante, entre ellos el sevillano Enrique Moreno de la Cova, comisario del COI para laExpo 92. Y eso estimuló la iniciativa del entonces alcalde, Alejandro Rojas Marcos (PA).Fue él el quién tomó el testigo e implicó a partidos e instituciones públicas y privadas en el nuevo proyecto.

Lo primero fue preguntar a Barcelona, tras sus exitosos Juegos de 1992, paralelos a la Expo. Y así, el consejero delegado de la organización de este evento, José Miguel Abad, elaboró un informe sobre la viabilidad de Sevilla como sede de este acontecimiento. La principal conclusión fue que aproximadamente el 90% de las inversiones necesarias estaban ya hechas. Desde el punto de vista técnico, sí era posible. Aunque no era todo perfecto. El principal obstáculo, o uno de los más importantes, estribaba en la capacidad hotelera de una ciudad media como la hispalense. Para subsanarlo, los responsables de Sevilla 2004, porque esa era la fecha fijada, ampliaron el círculo de posibles alojamientos a toda Andalucía occidental e incluso llegaron a proponer hoteles flotantes en el río Guadalquivir. Y frente al problema de la acogida, se presentó como positivo el hecho de que el trayecto entre estación o aeropuerto y la villa olímpica, en la Isla de la Cartuja, fuera de sólo doce minutos. Algo entendido como una baza, sobre todo si se tiene en cuenta que en una ciudad extensa como Atlanta, donde se celebraron los Juegos del 96, los recorridos entre una zona y otra eran agotadoramente largos.

Tras pasar, sin rival alguna, el examen del Comité Olímpico Español, Sevilla presentó un plan director en el organismo internacional, y allá por octubre de 1996 recibió la visita de una comisión de evaluación. Eduardo Corcuera, hoy director general de la Oficina de Promoción Exterior de Sevilla, recuerda aquel momento: “Preguntaron de todo, desde quiénes eran los propietarios de la villa olímpica hasta el plazo de ejecución de las obras o cuál iba a ser su uso posterior; como representante del Gobierno, estuvo el ministro de Trabajo, Javier Arenas; y por la Junta el propio Manuel Chaves. Los dos dijeron que se habían sentido como en su época de estudiantes, por la gran cantidad de preguntas que les hicieron”. En el proyecto, Cádiz era la sede de la vela; Jerez de la hípica; Málaga, Córdoba, Huelva y Granada, del fútbol; y esta última provincia, de las competiciones de piragüismo en aguas bravas.

Marzo de 1997 fue la fecha elegida para la primera criba, antes de la elección final. No se pasó, pero no hubo tampoco decepción. “Ninguna ciudad ha sido elegida la primera vez que se presenta y quedamos muy bien colocados”, afirma Corcuera, en referencia a que, entre las descartadas, Sevilla fue de las mejor puntuadas.

Poco cambió de cara a 2008 en el proyecto sevillano, salvo las correcciones técnicas pertinentes y la construcción del Estadio de la Cartuja, un empeño personal de Rojas Marcos que costó 120 millones de euros. La capital hispalense se apuntó a coger experiencia con rapidez, y organizó, entre otros acontecimientos, los campeonatos de Europa de Natación de 1997 y los Mundiales de Atletismo de 1999. Para el recuerdo positivo quedarán en la memoria el récord del mundo de 400 metros lisos de Michael Johnson y el triunfo de Abel Antón en la maratón. En el debe, la escena en la que algunos simpatizantes de ETA disfrazados de giraldilla, la mascota, irrumpieron la ceremonia inaugural con lemas a favor de los presos de la banda. Más allá de este borrón, Sevilla organizó como candidata alrededor de cien grandes eventos deportivos de primer nivel.

¿Todo bien? Casi. Madrid empezaba ya a insinuarse como rival y su alcalde, el sevillano José María Álvarez del Manzano, dijo que al día siguiente de que Sevilla 2008, la nueva apuesta, fuera descartada, la capital del Estado presentaría su candidatura. “Era un mensaje envenenado, porque estaban dando por hecho que nosotros no saldríamos elegidos”, comenta Eduardo Corcuera, entonces integrante de la oficina sevillana. La ciudad andaluza apenas si contaba con posibilidades en la nueva elección, pues tras Atenas la sede cambiaría de continente, por mor de una regla no escrita del COI. Esta vez, tras una variación en las normas, ninguna comisión de evaluación examinó a la ciudad in situ. Fue Alfonso Seoane, presidente adjunto de la candidatura, el encargado de defender el proyecto en Lausana, sede del COI, acompañado por Miguel Indurain y la infanta Cristina. El objetivo, al igual que para 2004, era pasar el primer corte, y esta vez el veredicto no se produjo en Suiza, ante la prensa y las cámaras de televisión. Fue a través de un fax. Y fue no. “La verdad es que sonó frío; recuerdo que en las propias oficinas estábamos muy pendientes de que no se bloqueara el fax; imagínate si le pasa algo”, recuerda Corcuera, quien se lamenta de que no hubiera lugar para las alegaciones ni se definieran claramente los criterios de elección. De hecho, la baremación de la puntuación es tan enrevesada que hay bastante margen para que en las votaciones entre en juego lo político .

El nuevo intento fue Sevilla 2012. Y tuvo que competir internamente con Madrid. “Nuestro proyecto era mil veces mejor”, señala Corcuera, que añade: “Ellos se defendían diciendo que eran la única gran capital europea que no había celebrado unos Juegos, pero es que eso no es suficiente”. Dice este antiguo responsable de Sevilla 2012 que la candidatura hispalense contaba con apoyos públicos y privados, pero Madrid tenía a su disposición toda la maquinaria del Estado. “Convencieron a las federaciones a base de prometerles dinero para sus proyectos, para nuevos centros de alto rendimiento, etcétera”. Así, Sevilla fue derrotada en la votación del COE, en enero de 2003. Estaba cantado. “Esta ciudad tiene una gran capacidad para reciclarse, y ya la candidatura olímpica está más que olvidada. Aunque hubo alguna crítica, aspirar a ese evento ya es rentable, por una cuestión de imagen. Durante la Copa Davis, en 2004, Sevilla fue nombrada en el programa Good Morning América, algo impagable desde el punto de vista de la promoción”, dice Seoane. De aquella aventura, sólo queda la Oficina de Promoción Exterior, el ente en Sevilla que organiza acontecimientos deportivos y no deportivos con repercusión nacional e internacional. Es la huella de un sueño.

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