"Es muy triste afirmar que el presidente del Gobierno de tu país no tiene palabra"
Borja Sémper | Diputado y portavoz nacional del PP
"Ninguna de las tres próximas citas electorales contribuirá a dar estabilidad al Gobierno de España"
"Si Pedro Sánchez lo necesita habrá referéndum de independencia en Cataluña"
El PP denuncia la "falta de información y transparencia" del Gobierno de España sobre Gibraltar
El PP plantea el desarrollo de un Plan Nacional del Flamenco
En su condición de vicesecretario de Cultura del PP Borja Sémper (Irún, 1976) ha estado este fin de semana en la provincia de Cádiz, presentando el viernes en Jerez el proyecto de un Plan Nacional del Flamenco y escuchando el sábado las demandas del alcalde de Cádiz, Bruno García, que reclama al Gobierno mejores infraestructuras para potenciar la Cultura en la capital gaditana como reclamo económico.
–Hay tres citas electorales a la vista, las vascas, las catalanas y las europeas. ¿El objetivo del PP, aparte de evidentemente crecer en votos y en representación es tumbar el Gobierno de Pedro Sánchez? ¿Eso lo ve factible?
–Son tres elecciones pero unas son importantes para los vascos, y allí queremos ser influyentes, otras lo son para los catalanes, y ahí también queremos ser influyentes porque los catalanes se merecen también tener un Gobierno que se dedique a sus problemas más allá de sus neurosis independentistas, y otras en las que nos vamos a jugar el futuro de Europa. Por tanto, convendría que identificáramos las elecciones para lo que son. Ahora bien, es cierto que todo este ciclo electoral, unido al de Galicia y al de las generales del que salió un Gobierno con un apoyo parlamentario muy débil, lo que va a evidenciar es que los españoles quieren cambios. Lo que sucede es que tenemos un presidente del Gobierno atípico en muchas cosas, también en esto. Por primera vez en la historia tenemos un presidente que aunque no tenga los apoyos parlamentarios suficientes, aunque no tenga Presupuestos Generales del Estado, aunque esté acosado por casos de corrupción, aunque su descrédito vaya creciendo, puede amarrarse a la Moncloa a cualquier circunstancia y a cualquier precio, precio que evidentemente pagaremos todos los españoles. Estoy convencido que ninguna de estas tres elecciones va a dar un resultado que ayude a dar más estabilidad al Gobierno de Pedro Sánchez. Y eso puede que sea bueno para el PP pero no será bueno para el país.
–¿Entra en los cálculos del PP un posible apoyo al socialista Salvador Illa para que presida la Generalitat de Cataluña si se dan los resultados?
–Nosotros hemos aprendido de las experiencias recientes. Hicimos alcalde a Collboni en Barcelona y al día siguiente nos despreció. Le dimos la Alcaldía de Vitoria al PNV con el apoyo del PSE y a los dos días pactaron con Bildu los presupuestos municipales. El sentido de Estado del PP va a seguir plenamente vigente y apoyaremos proyectos políticos constitucionalistas, que gobiernen para todos, que tengan un proyecto político y de gestión para su tierra, pero no va a ser a cambio de nada. Nuestro apoyo será a cambio de que el PP pueda influir en las políticas que impulsen a quienes hagamos presidentes o alcaldes.
-Si tuviera que apostar, ¿en qué fecha cree usted que habrá nuevas elecciones generales?
-Es que si metemos en la ecuación a una persona como Pedro Sánchez es imposible saberlo, porque caeríamos en la melancolía o en la frustración. Dicho esto, no encuentro ningún motivo que haga razonable un Gobierno sin estabilidad parlamentaria, es decir, que no puede remitir proyectos al Congreso porque ERC no se pone de acuerdo con Junts, que Bildu no se pone de acuerdo con el PNV, que Sumar se ha desgajado con cuatro diputados de Podemos que van por libre, que Yolanda Díaz se lleva cada vez peor con la parte socialista del Gobierno, con casos de corrupción derivados del caso Koldo que nos va a seguir dando información cada semana, sin Presupuestos y con partidos periféricos cada uno con sus intereses y sin defender el interés general de España. No encuentro ningún motivo que justifique seguir en Moncloa. El sentido común indica que lo que tendría que hacer el presidente del Gobierno es disolver las Cortes y convocar elecciones, pero con Pedro Sánchez estamos hablando de otros parámetros fuera de la racionalidad política.
-¿Qué cuota de responsabilidad tiene el PP del clima de crispación que hay actualmente en la política española?
-Todos tenemos una cuota de responsabilidad, sin duda. Pero quien gobierna tiene una responsabilidad añadida, porque el Gobierno no es sólo el boato, ir a inauguraciones o dormir en Moncloa. El presidente del Gobierno tiene la responsabilidad de garantizar que en España hay una política edificante y que no estemos tirándonos los trastos a la cabeza unos a otros. Desde que llegué a la política nacional, porque llevo pocos meses, lo que he visto es un presidente que anunció, por primera vez en la historia en una sesión de investidura, que quería levantar un muro entre españoles, lo cual no auguraba nada nuevo. Y es un presidente que a la investidura de Feijóo mandó al debate a un hombre como Óscar Puente que no es precisamente un espadachín florido. Y es un presidente que a quien no piense igual que él encasilla en lo que él mismo califica como la 'fachosfera'. Y es un presidente que en cuanto han aparecido casos de corrupción, lo que ha hecho es poner el ventilador con el 'y tú más'. El principal reto a corto plazo que tiene el PP es no caer en la trampa del Gobierno y de Pedro Sánchez de convertir la política en un lodazal, para que al final los ciudadanos piensen que todos somos iguales. Y el reto para cuando lleguemos a gobernar será recuperar la institucionalidad.
-¿Se ha imaginado una España con la ley de amnistía aprobada y con Puigdemont paseándose por Barcelona?
-Sí, claro. Eso es algo que probablemente se terminará viendo.
-¿Y qué siente?
-Principalmente pienso en los catalanes que estuvieron durante años arrinconados por el nacionalismo identitario, catalanes que no sintiéndose nacionalistas pero siendo tan catalanes como el propio Puigdemont vieron cómo se les señalaba por la calle, y a sus negocios, y a sus hijos, y que tenían miedo de expresar su tendencia política porque el nacionalismo identitario había logrado hacer irrespirable la vida en Cataluña. Es la política contaminando la sociedad, lo mismo que yo viví en el País Vasco. Tengo la amarga sensación de que en Cataluña estamos volviendo a la casilla de salida. El procés se acabó con la sentencia del Tribunal Supremo, pero hoy quienes gobiernan en Cataluña y quienes aspiran a gobernar, como Puigdemont, nos dicen que van a intentar hacer lo mismo. Y dicen que lo van a hacer legitimados porque Pedro Sánchez dice que todo lo que hizo el Estado estuvo mal y que los independentistas estaban legitimados para hacer lo que hicieron.
-¿Habrá referéndum de independencia en Cataluña?
-¿Y por qué no iba a haberlo? Si Pedro Sánchez lo necesita, lo habrá. Ya ha demostrado que es capaz de todo con tal de seguir en la Moncloa, incluso haciendo las cosas que aseguró que no iba a hacer. La inestabilidad política actual se concreta en que lamentablemente el presidente del Gobierno de nuestro país no tiene palabra. Eso es muy triste y me duele decirlo, pero los hechos así lo avalan.
-¿No cree que el PSOE y el PP están contribuyendo a prostituir el concepto de comisión de investigación? Igual hasta tienen ustedes ya redactadas las conclusiones de la comisión en el Senado por el caso Koldo...
-No, hombre, no están redactadas, pero le aseguro que soy muy crítico con esas comisiones de investigación. Tengo la sensación que el actual Gobierno y el PSOE no han aprendido de los casos de corrupción pasados, ni de la Gurtel ni de los EREs. Nosotros hemos tomado nota de cómo no reaccionar cuando aparece un caso de corrupción, y está acreditado que Pedro Sánchez no ha aprendido a reaccionar. Si no, hubiera dado explicaciones y hubiera reaccionado con transparencia, en vez de decir que todos somos iguales. Cuando hay alguien que no quiere dar explicaciones por sí solo, evidentemente eso hace irrelevante una comisión de investigación. Pero por encima de todo esto hay una cosa que es implacable y que va acabar arrojando luz, que es la investigación judicial. A mí me tranquilizan que estén la Audiencia Nacional y en su caso el Tribunal Supremo. Yo sí confío en los tribunales y en el Estado de Derecho. Y en la trama Koldo todo se acabará sabiendo. Nosotros tenemos información, sabemos cosas que no podemos contar porque no tenemos pruebas, pero los tribunales sí van a tenerlas. Lo que sí adelanto es que a lo largo de las próximas semanas y de los próximos meses vamos a ir teniendo información que nos va a escandalizar mucho más todavía. Todo se va a acabar sabiendo, afortunadamente. Tenga en cuenta que la trama Koldo se ha centrado estas semanas en el periodo de pandemia y en las mascarillas, pero esa trama viene de antes y siguió después, afectando a ministerios, a comunidades autónomas y a particulares.
-¿Las leyes de la Concordia que han aprobado en varias comunidades autónomas les convence realmente o es el peaje que había que pagar para que Vox garantizara la estabilidad en esos gobiernos?
-Con lo que no estamos de acuerdo es con la actual Ley de Memoria Democrática, y no sólo porque fuera aprobada por Bildu, que también, sino porque esa Ley lo que hace es prolongar el franquismo hasta el año 1983. Y yo me niego a aceptar que el franquismo siguiera con un Gobierno socialista. Porque es mentira y por respeto a los gobiernos de Felipe González. Entre todos hemos manoseado mucho la historia y además en muchas ocasiones pervirtiendo la verdad. Y la única verdad intocable son las cunetas, el deseo de muchos de saber dónde están sus familiares asesinados, fueran del bando que fueran, para poder ser localizados y enterrados con dignidad. Para nosotros esa es la única parte intocable de toda la legislación. Pero ese trabajo está aún por hacer.
-La provincia de Cádiz fue tristemente noticia hace dos meses por el asesinato de dos guardias civiles en Barbate. ¿Qué hay que hacer para mejorar la seguridad y poder combatir el narcotráfico?
-Tengo la sensación de que vivimos en un momento en el que todo se consume con mucha rapidez, que lo que es noticia hoy mañana deja de serlo. Pero eso no quiere decir que no siga existiendo el problema. Se produjeron los dos asesinatos en Barbate, pasó a ser noticia a nivel nacional, eso duró una semana, después dejó de serlo pero el problema sigue. Pero ese problema no se soluciona poniéndote detrás de una pancarta, o desde una declaración política, o desde una rueda de prensa, o con una comparecencia del ministro. Se soluciona con medios. Y lo que sabemos es que no se están dedicando los recursos y los medios materiales y humanos necesarios para abordar un problema como el narcotráfico que no compete sólo a la provincia de Cádiz sino que es un problema nacional. Si el Estado falla, fallamos todos.
-¿Y por qué no hay más medios?
-Esa es la pregunta. Pero la respuesta no la sabemos porque estaríamos entrando en temas de intencionalidad. Y no quiero creer que no se quiera, lo que sí sé es que no se hace. Con lo cual el motivo es irrelevante. Lo importante es que no se soluciona un problema, y éste sí es un problema serio de gestión que tenemos. Tenemos un presidente del Gobierno que está viajando por el mundo, hablando de un problema extraordinario que es un conflicto bélico a muchos miles de kilómetros de España pero tenemos problemas muy serios en el país que no se solucionan desde Palestina, ni desde Noruega, ni desde Irlanda, que es lo que está haciendo el presidente del Gobierno viajando por todo el mundo. No digo que no sea relevante lo que hace, sino que debería preocuparse por los problemas de España también.
-El Gobierno andaluz parecía que era un bálsamo pero le ha salido un grano con la gestión de la sanidad pública. ¿Preocupa eso en el PP?
-La sanidad es un grano en toda España, y no sólo en Andalucía. En todas las comunidades autónomas, en todas y de manera simétrica, se está demostrando que después de la pandemia a nuestro sistema sanitario se le han visto las costuras. Es un sistema que sufre por los recursos, o por el momento o por el envejecimiento de la población, o por muchos motivos. Mi padre, que vive en el País Vasco, tardó 10 meses en tener una cita con el traumatólogo por un problema de rodilla. Y eso es en la sacrosanta sanidad vasca, que durante décadas fue identificada como un referente en gestión sanitaria. La solución a esto no está sólo en manos de las comunidades autónomas. Hace falta una coordinación integral y eficaz con el Ministerio de Sanidad. Y por eso le propusimos al Gobierno, y no nos hizo caso, un pacto de Estado de sanidad que analizara la situación, que detectara cuáles son los problemas en atención primaria, en especialidades y en urgencias, para conseguir proyectar la sanidad pública española en todas las comunidades autónomas y encarar así el futuro con más garantías. No todo tiene que ver con recursos económicos, que también, sino con la legislación, con la capacidad de los hospitales para autoorganizarse, con la colaboración público-privada… Son muchos elementos que tenemos que abordar porque tenemos nuevos retos.
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