Artes escénicas
El ‘Caudal’ del mejor flamenco se desborda en el Maestranza
El uso ingenuo y torpe de determinados elementos (proyecciones, sampler, el propio título del recital) evidencia la gratuidad de su uso. El caso es que Arcángel no lo tiene claro. No sabe lo que quiere comunicar. Y mientras no lo sepa, no acertará. En ese momento se dará cuenta de que, de la misma manera que necesita de una buena guitarra, necesita de un experto para los audivisuales o en música electrónica. No puede hablarnos un lenguaje complejo, intenso, y profundo, su cante, y luego decirnos “mi mamá me mima” con el sampler o la proyección. La solución es muy simple, muy compleja, el trabajo de toda una vida: aclararse. Ante el público, ante el espejo. Qué quiere contarnos y contarse. Como quiere seducirnos y seducirse.
El público es su espejo.
El recital transcurrió casi por completo por los cauces tradicionales de este arte, aunque a través de un referente contemporáneo. Es cierto que sonaron melodías y letras de Juan Carlos Romero, Isidor Muñoz, el propio cantaor y, si no me engaña la memoria sonora, Mauricio Sotelo. Pero el gran referente contemporáneo de Arcángel sigue siendo Morente. La referencia es la mejor. Pero es necesario buscar otros modelos para, con los lenguajes de unos y de otros, hallar lo que Arcángel lleva dentro. Eso en lo que se refiere a los referentes contemporáneos a que aludía la segunda mitad del título del recital. De lo otro: romance tradicional del conde Sol, un tal Gayarrito, El Mellizo, soleá de los alfareros, fandangos de irradiación malagueña, tarantos de Almería, tangos de Granada ...
Encontrarse como se encontró en pasajes de la soleá. De las alegrías. Unos instantes en los tangos. También en el remate a capella: tonás de campo, soleá. Cuanse encuentre, como se encontró en estos cantes, cuando sepa qué quiere decir, lo superfluo caerá por sí mismo. Lo ingenuo, lo torpe. Los coros de la señorita Pepis. Lo digo porque da coraje que uno de los grandes de nuestro tiempo meta la pata de esta manera. Porque el recital fue más que correcto: excelente en los cantes citados. (En el del Mellizo, y en algún otro pasaje, eché de menos rabia). Pero estas excelencias musicales se ahogan en las palabras vanas de las discusiones sobre la pureza. Ésta es materia poética sólo para Ortiz Nuevo.
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