"Vale la pena luchar por los enfermos de alzheimer, no deberíamos dejarlos caer"
Alfonso Gallego. Presidente de la Asociación San Rafael Alzheimer de Córdoba
Acaba de llegar a la presidencia en un intento de salvar a la entidad de la complicada situación económica que atraviesa y evitar así el cierre de la residencia y el centro de día
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Alfonso Gallego acaba de ser elegido presidente de la Asociación San Rafael Alzheimer y otras Demencias para intentar salvarla de la difícil situación económica en la que se encuentra. Como él mismo dice, los miembros de la nueva junta directiva son una especie de "bomberos" que han venido a apagar el fuego que quema a esta entidad. Lleva unos tres meses formando parte de la asociación, aunque ya hace un año que está vinculado a la residencia, donde vive la madre de su mujer. En ella residen 23 personas, mientras que la Unidad de Día tiene capacidad para 70 personas y en los talleres hay 33 plazas.
–¿Qué lo ha animado a presentarse a la presidencia?
–La dificultad del momento, para intentar sacar adelante a la asociación. Entré en ella en un intento de salvarla y que la complicada situación económica que atraviesa se pueda resolver.
–¿En qué momento está ahora mismo la asociación?
–Está en una situación económica francamente difícil. Genera pérdidas cada año, así viene siendo en los últimos tres o cuatro ejercicios y evidentemente hay que frenar esa sangría económica en cuanto a pérdidas e intentar reestructurar el tema para evitar que continúen porque sino tenderá a extinguirse.
–¿Qué plan tiene para sacarla adelante?
–Entiendo que hay cuatro grandes variables que influyen y que cada una tiene que hacer su aportación. Lo que quiero decir con aportación no son donativos, sino que cada una cumpla con sus obligaciones, tanto las instituciones públicas como los socios, los empleados y las entidades financieras. Si alguien piensa que estamos aquí para pedir, se equivoca, estamos para exigir que cada uno cumpla con su obligación.
–La asociación cumple una función que no cubre lo público.
–Claro, esto no quiere decir que algunas instituciones públicas no sean copartícipes vía convenios de concertación con determinadas actividades que sí ejerce la asociación. No es ayudar. Si yo firmo con usted un contrato, yo tengo unas obligaciones y unos derechos fruto de ese contrato y viceversa. Si una de las dos partes no cumple, obviamente hay un flagrante incumplimiento de contrato. Y de eso sí que estamos hablando.
–¿No se han llevado a cabo los acuerdos que tenéis con las instituciones?
–No quiero ser dramático. Sí que es verdad que no se desarrollan a la velocidad que las necesidades requieren y eso tiene un coste económico que no podemos soportar en un momento tan difícil como este. ¿Hay explicaciones? Sí. ¿Ha motivos? También, pero ni las explicaciones ni los motivos van a sanear las necesidades económicas.
–¿Cree que se ha tardado mucho en intentar ponerle solución a la difícil situación que atraviesa la entidad?
–Sí, de alguna manera quiero entender que se ha estado demasiado en la forma y muy poco en el fondo. Precisamente la actitud de esta nueva dirección es justo lo contrario: no nos interesan mucho las formas, sin embargo nos preocupa mucho el fondo, que es donde estamos enfocando todos nuestros esfuerzos.
–Usted es empresario, con su experiencia tendrá conocimientos sobre cómo gestionar una situación difícil…
–Como palabra prefiero decir que soy gestor. Evidentemente, por formación soy licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales desde hace tantos años que ni me acuerdo y me he dedicado toda mi vida profesional al mundo de la gestión y de la empresa. Entonces, conocimientos no me faltan, otra cosa es que se puedan aplicar, que no siempre es posible.
–¿Qué plazo tenéis para salvar la asociación?
–Si tenemos esta entrevista el mes que viene, que intentaré que no la tengamos, sí le podré decir si esta casa tiene salvación o no y lo que se está haciendo en cada una de las cuatro áreas. Hay que entender que hay que poner a muchas personas a cumplir con su misión y eso no es nada fácil. Además, hay que conjuntar los elementos de la orquesta porque tampoco sirve que una de las partes acelere mucho y la otra no haga nada. Han de hacerlo todas al mismo tiempo. En cualquier caso, el mes que viene por estas fechas sabremos dónde estamos y adónde vamos, que es más importante.
–¿Han tenido algún contacto con el Ayuntamiento y con la Junta?
–Es más de la Junta que del Ayuntamiento, y no hemos tenido grandes contactos todavía. Estamos de alguna manera enunciando nuestros problemas y cuestionando “si yo cumplo, ¿tú por qué no cumples?”. Con el Ayuntamiento lo que tenemos es la concesión del suelo del edificio.
–¿Había un proyecto de cesión de suelo municipal para ampliar la residencia?
–No. Hay opciones, sí, pero hay que entender que los temas de urbanismo son a largo plazo. Hoy largo plazo son más de seis meses. Evidentemente los largos plazos no resuelven la situación coyuntural que tiene la asociación. Hay que actuar mucho más rápido. El tema de ampliación de capacidades, entendiendo por ello ampliar el edificio, es un tema largo que hoy no me ayudaría a resolver el problema actual.
–Si la asociación no pudiera seguir adelante muchas familias se quedarían en la estacada con una situación tan complicada como es tener a un enfermo de alzhéimer…
–Gran verdad. Para eso no tengo la solución. Sería difícil. En ese momento sentiría que no hemos sido capaces de hacer bien nuestro trabajo porque verdaderamente la orden que tenemos de nuestra asamblea, que es nuestro órgano soberano de gobierno, es que por favor salvemos esto. Si llegase a ocurrir ese desgraciado evento, no habríamos sabido cumplir con las órdenes que tenemos y sería triste. No quiero pensar que no vamos a cumplir nuestra obligación ni en las consecuencias dimanantes.
–¿Se baraja como solución subir las cuotas a las familias?
–Como he dicho, hay distintos estamentos implicados y uno de ellos son los socios y las familias. Necesitamos que cada uno aporte aquello que legítimamente está obligado a aportar. Normalmente los familiares son socios. Una sola de las cuatro variables no va a resolver el problema, ni dos, ni tres; las cuatro han de aportar lo que les toca.
–Se da la circunstancia, además, de que esta es la única residencia especializada en esta enfermedad en Córdoba.
–Es verdad, la situación es muy compleja. La asociación no puede seguir perdiendo dinero y eso es una realidad. No podemos ingresar cuatro y asignar los cuatro que ganamos a recursos que requieren ocho. Algo estamos haciendo mal. O estamos administrando mal lo que recibimos o recibimos menos de lo que empleamos. En algún sitio tiene que estar y eso es lo que hay que frenar a toda costa buscando una viabilidad económica. Si no la encontramos, por grave que sea el problema, por pocas asociaciones que haya de alzheimer, nos encontraremos con dejarlo en el intento.
–¿Cuándo dejó de ser viable la asociación? ¿Habéis hecho auditoría?
–La asociación está obligada a ser auditada y así lo ha venido siendo. Evidentemente no está la auditoría correspondiente al año 2022, pero en las correspondientes a 2021 y 2020 ya aparecían significativas pérdidas. Y van a aparecer también en la de 2022. La casa, la asociación, es consciente de que la situación es de pérdida desde hace demasiado tiempo. ¿Y por qué no se ha resuelto antes? Pues probablemente por lo que he explicado antes, porque se ha estado mucho en las formas y muy poco en el fondo. Yo no tengo derecho a ir a pedirle a las instituciones y entidades financieras si previamente no he hecho todo lo que debo. Así que tendremos que hacer lo que debemos y luego pedirle a los demás lo que deben.
–¿Ha llegado a la presidencia solo para sacar a la entidad de esta situación o si sale bien cumplirá el mandato?
–Nosotros, y cuando digo nosotros me refiero a la junta directiva, hemos adquirido un compromiso con nuestra asamblea de un año. Si no conseguimos salvar esto en ese periodo, vamos a entender desde este lado de la mesa, véase la junta directiva, que no es salvable. No tenemos ningún interés en perseverar, en continuar, porque tampoco tenemos ningún interés en figurar. Hemos entendido, en un momento de la historia de nuestras vidas y de esta asociación, que había un problema y nos hemos brindado a resolverlo. Todo, evidentemente, de manera desinteresada. Vamos a ver si se puede. El de los enfermos con alzhéimer es un colectivo de personas muy amplio y delicado y vale la pena luchar por él, no deberíamos dejarlo caer.
–¿Cuáles serían los trámites en caso de que no se pudiera salvar? ¿Habría concurso de acreedores?
–Quiero creer que sí, lo que pasa que nosotros no hemos sido elegidos como enterradores, sino como ese tipo de bomberos que viene a solventar una situación muy difícil. Entonces, no sé bien en lo que consiste el oficio de enterrador, pero intuyo que como cualquier empresa tendrá que seguir unos cauces estipulados en la ley. Estamos en esa fase en la que necesitamos conocer qué ocurre, lo que nos llevará a una línea de salida. Una vez que tengamos bien diagnosticada la enfermedad, tendremos que aplicar un tratamiento que será multifactorial. Esa aplicación tiene que tener una cuantificación económica que nos llegará a una línea. Por eso digo que el mes que viene por estas fechas estaremos en situación de decir si hay o no viabilidad. Si no aplicamos medidas, no hay viabilidad y habrá que preguntarle al equipo de enterradores cómo se entierra esto.
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