Ángeles con manos de bomberos en caso de incendio en la Mezquita de Córdoba
Patrimonio
Cinco expediciones del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento del Ayuntamiento de Córdoba (SEIS) conocen las peculiaridades del edificio por si tuvieran que intervenir
La Mezquita-Catedral de Córdoba tiene múltiples y sofisticados sistemas de antiincendios, pero el canónigo responsable de la seguridad del monumento Patrimonio Mundial de la Unesco, Agustín Moreno, confía "en ángeles con manos", en referencia a los bomberos, en caso de que se produzca un fuego.
Moreno hace este comentario a 14 metros sobre el Patio de los Naranjos, cuando la última de las cinco expediciones del Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento del Ayuntamiento de Córdoba (SEIS) que conocen las peculiaridades del edificio por si tuvieran que intervenir, alcanza la zona de las cubiertas más cercana al Guadalquivir, desde donde se ve el Triunfo de San Rafael, que corona el arcángel, custodio de la ciudad.
"Estamos bajo la protección de las alas de San Rafael", dice este cura que quería ser como su párroco, al que la vocación le llegó en 1987 y al que actual arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, nombró canónigo en 2008.
Titulado en Teología con reconocimiento civil en España y doctor en Doctrina Social de la Iglesia por la Universidad Lateranense de Roma, tan jovial como hiperactivo, se dirige a los 13 bomberos que completan la visita de los 120 integrantes de la plantilla: "Aquí confiamos en dos tipos de ángeles, en los que tienen alas y en los ángeles con manos, que son los bomberos".
Superada la última nave de la estructura musulmana, la catorce, el cura mete prisa: "¡Señores, vamos avanzando, por favor!", grita cuando los bomberos se dispersan para fotografiarse donde pocas personas tienen el privilegio.
También hay paradas para comentar un posible operativo. "Aquí, el agua corre como no haya un agujero (provocado por el incendio) por las cubiertas. Si quieres tirar agua al forjado de madera te tendrás que meter", dice uno de ellos. "Tendrás que meterte por dentro", responde otro aludiendo a las gateras de acceso a las vigas, algunas musulmanas y que datan del siglo VIII.
Antes de llegar por uno de los tres accesos practicables para emergencias de los cuatro que hay a las cubiertas, uno de los responsables de seguridad del edificio, Manuel Fontiveros, les concreta los sistemas de seguridad, situación y circunstancias del monumento.
"Con la carga de fuego que hay aquí, con lo seca que están las maderas, entre que llegamos y no llegamos…”, reflexiona un bombero. "Ese es el problema", apuntilla Fontiveros, que, metódicamente, desmenuza cómo actuará el personal de la Mezquita-Catedral en caso de un siniestro, desde que indicará y esperará por la puerta más cercana al fuego, hasta que les acompañará al foco.
Para Daniel Muñoz, jefe del SEIS, tras cuyo nombramiento se han retomado todas las actividades preventivas "que estaban en desuso", según comentó a Efe, "el mayor hito que tenemos en Córdoba es la Mezquita-Catedral”, donde se han producido incendios en 1910, por una chispa durante una tormenta en la cúpula del crucero que quemó cuatro vigas, y en 2001, al proyectarse los rayos del sol en el Archivo sobre unos productos inflamables y prender unos legajos, de los que veinticinco quedaron destruidos.
Por eso se ha realizado "la visita de las cinco secciones para valorar las instalaciones de protección contra incendios y las dificultades que nos podemos encontrar de cara a un siniestro", lo que ha dejado unas "conclusiones muy positivas en cuanto accesibilidad, instalaciones, mantenimiento y el control de seguridad".
La expedición, acompañada también por el otro responsable de seguridad del edificio, Rafael Iglesias, llega a otro de los puntos críticos del edificio, el Archivo. Hasta que no se implemente el proyecto de extinción automática mediante gas novec y de sectorialización de sus salas, en la destreza de los bomberos está la preservación de "lo más importante de lo más importante", que va desde cartas de santa Teresa y san Francisco de Borja a libros del siglo X e incunables, les especifica Alberto Estévez.
El proyecto es "de mucha envergadura de obra y económica", refirió antes Fontiveros, y está paralizado por la situación económica. El Cabildo Catedral perdió el año pasado nueve millones de euros en la gestión del monumento, al ver mermados sus ingresos en casi trece millones como consecuencia de la pandemia, la mayoría de ellos en entradas, según las cuentas publicadas en su portal de transparencia.
Otras dos especialistas, Lourdes Pérez y Patricia Gómez, les describen los libros de música, del siglo XV al XVIII, para empaparles de una de las joyas "a salvaguardar", apostilla el canónigo.
De anteriores visitas hay aportaciones de los bomberos "muy satisfactorias, porque a veces no caes hasta que no lo ven profesionales que extinguen el fuego”, señala Fontiveros, antes de que regresen a terminar su turno por la misma puerta del Patio de los Naranjos por la que entraron, la de Santa Catalina, la más importante del recinto tras la del Perdón, según Manuel Nieto Cumplido en La Catedral de Córdoba (Cajasur, 1998), datada desde 1268 y justo por donde llega la acometida de la boca antiincendios del edificio.
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