Arranca hoy el juicio contra el acusado del crimen de Alcolea
El fiscal pide para el procesado una pena de 34 años de internamiento en un psiquiátrico
La Audiencia de Córdoba juzga hoy al acusado de matar a martillazos a su mujer en la barriada de Alcolea porque pensaba que le era infiel con su propio hermano, al que también intentó asesinar golpeándolo con un atizador de chimenea. El fiscal pide para el procesado una pena de 34 años de internamiento psiquiátrico.
Los trágicos hechos ocurrieron, tal y como indica el fiscal en su calificación provisional, en la madrugada del 22 de mayo de 2013. Al filo de la medianoche el acusado, que responde a las iniciales de E. L. C., después de dormir un rato, inició una discusión con su mujer, María Rey, de 51 años. Desde hacía semanas el acusado tenía en mente la idea de su esposa le era infiel y llegó incluso al convencimiento de que su amante era su hermano. En un estado "de gran excitación" se levantó, fue al garaje a coger un martillo y lo colocó en el suelo, a su lado de la cama. Minutos después, el hombre "le lanzó el martillo a la cabeza, por la espalda" y también le propinó numerosos golpes en la cara. La mujer intentó defenderse de la agresión, pero el acusado se echó encima de ella y "le tapó el rostro con una mano mientras que con la otra le apretó fuertemente el cuello para que dejara de respirar". La víctima falleció sobre las 03:00 por falta de oxígeno.
Horas después de acabar con la vida de su mujer, sobre las 07:00, E. L. C. esperó a su hermano -con el que pensaba que su mujer le era infiel- en el portal del bloque en el que residían ambos, armado con un destornillador y un atizador metálico para chimenea. Cuando éste apareció, el procesado le propinó un golpe por la espalda con el atizador "con el ánimo de hacerle perder la vida. Tras recibir de sorpresa el golpe, el hermano salió huyendo, pero el acusado lo persiguió y siguió golpeándole la cabeza con dicho objeto, mientras repetía sin parar que "iba a matarlo". El agredido "muy aturdido" consiguió refugiarse, por lo que pudo salvar su vida.
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