Asenjo se despide de la diócesis y dice que se lleva a Córdoba "en el corazón"
Llevará a Sevilla como recuerdo un báculo en el que figura el San Rafael que corona el triunfo de la Puerta del Puente, una imagen de la que afirmó ser un devoto además de su "vecino más cercano"
La de ayer no fue una despedida al uso. "No me marcho del todo", señaló al término de la misa de acción de gracias celebrada en la Catedral el hasta ayer obispo de Córdoba, Juan José Asenjo, quien el próximo sábado tomará posesión en Sevilla de su nuevo destino como arzobispo coadjutor de dicha diócesis. Con dicha frase hacía alusión a que en los próximos meses seguirá vinculado a Córdoba oficialmente como administrador apostólico de la sede vacante, según nombramiento de la Nunciatura en España hasta tanto se incorpore su sucesor.
Al término de la ceremonia y antes de la bendición final, fuera de la rigidez de la homilía y de la oficialidad de la liturgia, Asenjo desveló cómo será su día a día en la diócesis cuyos destinos ha regido en los últimos cinco años. "Voy a dormir cuatro noches a la semana en Córdoba", explicó en alusión a que su madre no se trasladará todavía a Sevilla. Además, estos días servirán para mantener el contacto con un Obispado del que sigue siendo su máximo responsable. Pocos datos más dio sobre el tiempo que durará esta interinidad. Esbozó que él coronará en mayo a María Auxiliadora en el bulevar del Gran Capitán, por lo que se presume que hasta esa fecha estará al frente de la Iglesia cordobesa, al menos. La única referencia que hizo en la homilía sobre su sucesor fue que lo encomendará "cada día", para que sea fiel a la historia cristiana de Córdoba.
El momento más emotivo de la ceremonia tuvo lugar al final, cuando el vicario general Fernando Cruz Conde hizo uso de la palabra para recordar algunos de los hitos que han jalonado el episcopado de Asenjo en Córdoba "de intenso, y a veces agotador, trabajo". Indicó estos cinco años han estado plenos de siembra y también de recogida de frutos. Recordó los dos planes pastorales aprobados en este periodo, así como la reforma de los estatutos de la Curia y del Cabildo Catedral y la normativa complementaria al Estatuto Marco de Hermandades y Cofradías. Resaltó la actualización del inventario de bienes que son titularidad de la Iglesia y de la inscripción de éstos en el Registro de la Propiedad de forma oficial. También subrayó la construcción de nuevos templos y la reorganización de las fundaciones y obras pías que dependen de la diócesis. "No es esto lo más importante, pero sí lo más visible", remató Cruz Conde.
A continuación, recordó las 41 ordenaciones sacerdotales habidas en este lustro, así como el cuidado prestado a los tres seminarios diocesanos, "la niña de sus ojos", y las visitas a los monasterios de clausura. Tampoco echó en falta la celebración del aniversario de los Santos Mártires, la apertura del proceso diocesano para la beatificación de los mártires cordobeses del siglo XX y la publicación del calendario con el santoral propio de Córdoba.
Al término de su intervención, Cruz Conde le entregó a Asenjo, de regalo, un báculo para que tenga un recuerdo de Córdoba. Esta obra de orfebrería ha sido realizada en Córdoba y reproduce uno igual de principios del siglo XVI que se custodia en San Lorenzo de Florencia. Consiste en una estructura arbórea de tres ramas trenzadas en plata sobredorada. En su parte central, en vez de San Lorenzo figura una reproducción de la imagen de San Rafael que corona el triunfo de la Puerta del Puente, del que Asenjo ha sido "el vecino más cercano", al que le tiene "mucha devoción". Además, está su escudo y los de Córdoba, Sigüenza y Toledo. También los de Juan Pablo II y Benedicto XVI, junto a San Leandro y San Isidoro.
El hasta ahora obispo de Córdoba mostró su deseo de que cuando termine su ministerio episcopal, éste báculo pase a formar parte de los fondos del Museo Diocesano de Córdoba. "Cogedme la palabra, por si entonces la memoria me flaquea", añadió.
En su homilía, Asenjo dio las gracias tanto a los colaboradores más cercanos como a todos aquellos colectivos eclesiales que de alguna u otra manera le han acompañado en su trabajo a lo largo de estos años. También tuvo un recuerdo para las autoridades de todo tipo y representantes de la sociedad. "Todos tendréis siempre en Sevilla una casa, un hermano y un amigo leal, dispuesto a serviros en lo que me sea posible", comentó.
Reconoció que de Córdoba se lleva "un recuerdo imborrable", puesto que "es mucho lo que de vosotros he recibido". También tuvo un hueco para pedir disculpas por aquellas faltas y deficiencias que haya podido tener en este tiempo. "Pido perdón humildemente a aquellos hermanos a los que haya podido ofender o molestar y a quienes han sufrido por mis acciones u omisiones", explicó.
Esta misa de despedida, en la que estuvo acompañado por el obispo auxiliar de Bilbao, Mario Iceta, y alrededor de 200 sacerdotes, tuvo como colofón el multitudinario saludo que recibió el Asenjo al término de la misma. el pie del altar mayor. Recibió el saludo de todos los asistentes por un espacio prolongado de tiempo, muchos de los cuales siguieron la ceremonia, que duró casi dos horas, a través de las pantallas de televisión instaladas por el Cabildo en distintos puntos de la Mezquita-Catedral.
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