El arroyo Bejarano de Córdoba corre peligro de desaparecer tras secarse por primera vez en su historia

Medio Ambiente

Acción Ecologista Guadalquivir pide auxilio a la Confederación, organismo al que demanda medidas urgentes que permitan conservar esta reserva natural fluvial, y estudia denunciar la situación como delito ambiental

El arroyo Bejarano de Córdoba: De Reserva Fluvial a conflicto ambiental

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El cauce del arroyo Bejarano, seco.
El cauce del arroyo Bejarano, seco. / El Día

Que viene el lobo, que viene el lobo y al final, el lobo ha venido. El arroyo Bejarano se ha secado por completo por primera vez en su historia, tal y como ha alertado en numerosas ocasiones la asociación Acción Ecologista Guadalquivir, que teme que suponga el fin de esta reserva natural fluvial enclavada en plena Sierra de Córdoba. El colectivo ha dirigido sendos escritos en forma de denuncia al presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), Joaquín Páez, al jefe de servicio de Actuaciones en Cauces, Rafael Poyato, y al director general del Agua, Teodoro Estrela, demandándoles "una actuación urgente que evite la pérdida de este importante ecosistema y uno de los espacios de más valor medioambiental de la provincia".

Acción Ecologista Guadalquivir lleva más de dos décadas realizando acciones con el fin de proteger el arroyo Bejarano, que fue declarado Reserva Natural Fluvial (RNF) por acuerdo del Consejo de Ministros el 20 de noviembre de 2015 y que, según investigadores de la Universidad de Córdoba (UCO), "es uno de los pocos arroyos de toda Andalucía que nunca ha dejado de fluir y que está considerado un punto caliente de biodiversidad", destaca el presidente del colectivo, Bartolomé Olivares.

Olivares insiste en la misiva en que la situación de pérdida total de agua en el arroyo Bejarano "por primera vez en la historia desde que tenemos noticias sobre ese lugar" es algo sobre lo que el colectivo lleva años advirtiendo que ocurriría "y denunciando la presión a la que se ve sometido este acuífero por los cada vez más numerosos pozos ilegales y la falta de medidas que evitaran esa sobreexplotación del acuífero".

Además, añade que "hemos apreciado que el lugar conocido como primer venero, donde hay una cascada con mucha acumulación de carbonatos, ya no lleva nada de agua. El cauce después de unos 500 metros en la confluencia con el arroyo Aguardentera ya se pierde hasta su desembocadura en el río Guadiato, cuando el año pasado se perdía en el lugar donde están las minas romanas. La situación actual es algo inusual que hay que avaluar y tomar medidas de forma urgente", demanda el colectivo a la Confederación y a la Dirección General del Agua del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. "Estamos hablando con un equipo de abogados especializados en temas de agua para poner una denuncia por delito ambiental", ha insistido.

Olivares recuerda que cuatro años después de la declaración del arroyo Bejarano como Reserva Natural Fluvial se llevó a cabo una jornada divulgativa impulsada por la Dirección General del Agua "con el fin de difundir esta figura y sus valores, de la que salieron propuestas de medidas ".

El presidente de la Asociación Acción Ecologista Guadalquivir ya insistió a este periódico en que desde su declaración como Reserva Natural Fluvial, el Bejarano ha pasado por varias etapas. Una primera "donde pensábamos" que esta nueva figura ayudaría a la protección de este lugar, "al que la Junta de Andalucía le negó durante décadas ser Monumento Natural, cuando nuestra provincia es la que menos monumentos declarados de ese tipo tiene; además de no tener intención de declarar el Parque Natural de la Sierra de Córdoba como muchos llevamos solicitando desde hace tres décadas".

Una de las protestas llevadas a cabo por el colectivo ecologista en el Bejarano.
Una de las protestas llevadas a cabo por el colectivo ecologista en el Bejarano. / El Día

Olivares destacó que entre los conflictos ambientales que sufre esta zona están un urbanismo devorador de suelo y espacios naturales con el único fin de la especulación; los vertidos de las aguas residuales que año tras año se producen, "con la consiguiente multa al Ayuntamiento por este delito ambiental por parte de Confederación y sin que esto motive el cumplimiento de la directiva Marco del Agua", y la conexión de Santa María de Trassierra con la depuradora de la Golondrina, "promesa incumplida desde hace décadas".

"No menos grave y una puñalada más para que estos dos arroyos se vayan muriendo y junto a ellos su rica biodiversidad es la falta de un control del uso del agua... pozos ilegales, parcelaciones que reparten agua a sus vecinos sin un control por parte de la administraciones, pozos ilegales casi en el mismo cauce que ni se clausuran y ni siquiera se les pone contador", denunciaba.

Un espacio de un gran valor ambiental

El arroyo Bejarano, junto con el del Molino, afluentes del río Guadiato y ubicados en las inmediaciones de la barriada de Trassierra, componen un espacio natural de indudable valor medioambiental. Estos parajes cuentan con una gran diversidad de flora y fauna que conviven en diferentes ecosistemas, lo que hace de esta zona una de las más interesantes, desde el punto de vista ambiental, de toda Sierra Morena.

Su seña de identidad es el bosque en galería en las riberas y el de quercíneas en las zonas adyacentes. El relieve es suave pero con algunos desniveles importantes y su sustrato litológico está formado por pizarras y esquistos que originan tierras pardas meridionales. Las tobas calizas en los cauces de los arroyos configuran sus característicos saltos de agua.

Lugares como la Fuente del Elefante, los Baños de Popea y el arroyo Bejarano son espacios muy conocidos y frecuentados por los cordobeses, aunque no siempre respetados. Están llenos de historia con referencias visibles, como acueductos, fuentes o molinos, que indican la importancia que para la ciudad han venido desempeñando por su riqueza hídrica.

Existe un importante patrimonio histórico asociado a estos cauces, encontrándose a lo largo de su recorrido restos de notable valor arqueológico procedentes de lo que fue un interesante pasado industrial, íntimamente ligado al agua: Molinos que fueron utilizados en su tiempo para distintas tareas pero siempre usando la misma fuente de energía que los hacía mover, el agua, que desciende con fuerza a lo largo de estos arroyos para encontrarse con el río Guadiato.

El 28 de febrero de 1996 la Asociación Acción Ecologista Guadalquivir tomó la iniciativa de promover la conservación de esta zona, con el objeto de llamar la atención de la ciudad y de las autoridades sobre la necesidad de protección de estos enclaves naturales únicos por su riqueza.

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