El Bulevar de Andrés Ocaña

Julio Anguita tuvo la obra de Gondomar; Herminio Trigo, Gran Capitán; Merino, las Tendillas, y el tándem Aguilar-Mellado, el puente oxidado · Todos los alcaldes han realizado un proyecto céntrico y preelectoral

El Bulevar de Andrés Ocaña
Rafael Ruiz

07 de agosto 2010 - 01:00

No falla. Todos los alcaldes que en la Córdoba democrática han sido -y que han tenido tiempo para ello- se han volcado en dejar su sello en el centro, en la verdadera manzana de oro de la ciudad. Todos ellos han llevado a cabo obras emblemáticas no tanto por el presupuesto o por la dificultad sino por su ubicación, por su función de dejar una impronta. Ahora toca la reforma de la calle Cruz Conde, la primera de entidad desde que se trazó en el primer tercio de siglo. Pero la lista es larga. Julio Anguita acometió la peatonalización de Conde de Gondomar. Herminio Trigo heredó la del Bulevar del Gran Capitán. Rafael Merino se apuntó la de las Tendillas -con aquella inauguración a medias con Miguel Castillejo- y el tándem de Rosa Aguilar-José Mellado tuvieron su momento con el puente de Miraflores, conocido por el color óxido de su pasarela.

La obra de Cruz Conde reúne para el actual alcalde todos los ingredientes. Ha habido actuaciones mucho más importantes desde el punto de vista urbanístico, como el Plan Renfe. Sin embargo, ésta es una inversión sobre una calle de mucha relevancia para la imagen que los cordobeses tienen de su propia ciudad, implica la novedad del cierre parcial del tráfico y se desarrollará, supuestamente, en siete meses a partir del mes de octubre. Eso quiere decir que se debe concluir en abril de 2010, justo un mes antes de las elecciones municipales, con el escaso margen que da la fecha de la pegada de carteles. Cualquier retraso es, en este sentido, imperdonable. Como Merino con las Tendillas. Como Rosa Aguilar, que eclipsó a Mellado a efectos de imagen, con el puente. La foto, en este caso, tendrá que compartirla porque el dinero sale de las arcas de la Junta de Andalucía aunque el control del proyecto sea municipal.

Alguna diferencia hay sobre el resto de iniciativas. La obra de Cruz Conde -1,5 millones de euros- se realiza en un contexto de escasez de recursos económicos. Un ejemplo de ello es que se ha optado por abaratar la propuesta dejando en su lugar todo el sistema de farolas, que en principio iba a modificarse. La Gerencia de Urbanismo optó por tender en todo el eje de Jesús y María el sistema de iluminación de catenaria, cenital y colgado de un cable que cruza de pared a pared. La reforma de Cruz Conde se entiende, urbanísticamente, como una extensión de ese eje que arranca en Ronda de los Tejares (¿será la próxima obra sensible o le tocará a Claudio Marcelo?) y termina en la Mezquita. Para el futuro, se plantea retomar el cambio de esa infraestructura eléctrica.

Si hay otro elemento que une a todos esos proyectos es que se realizaron entre una sonora polémica ciudadana. Descontado el Puente Romano, que es obra autonómica, la reforma de Conde de Gondomar se enfrentó a la posición del comercio, lo del bulevar tuvo mucha tela tanto en lo arqueológico como en los estético, Merino tuvo que tirar un primer anteproyecto de la reforma de las Tendillas por excesivo (el que cambiaba de sitio la estatua ecuestre del Gran Capitán) y, en fin, todo el mundo recuerda lo que ocurrió con el puente de Miraflores. En este caso, no han noticias de que haya debate arquitectónico en torno a Cruz Conde, aunque todo se andará porque aquí todo es posible.

Sí es un hilo conductor de todo el problema de la movilidad, del automóvil. Gondomar, Gran Capitán y las Tendillas supusieron una restricción para las formas de circulación de la ciudad. Era cuando se decía que el cordobés estaba acostumbrado a aparcar en la misma puerta de las tiendas. En todos los casos salvo uno, se optó por medidas que dificultaran la circulación por el Centro. La excepción era el puente de Miraflores, llamado a mejorar las comunicaciones del Casco Histórico mediante una salida natural de la calle de la Feria por la Cruz del Rastro. El actual gobierno municipal tiene por delante un auténtico regalito. Cambiar en septiembre el sentido de un montón de calles y prohibir el paso a la altura de Diario de Córdoba, que será de uso exclusivo para residentes y transporte público. Beneficiarios, en Alfaros.

Otra similitud de los últimos proyectos que se han realizado en el centro de la ciudad y que servido de bandera política al Ayuntamiento de turno es que se han tenido que realizar mediante fuentes alternativas de financiación. Las Tendillas se ejecutó por medio de un convenio con Cajasur, que aportó un dinero a cambio de rescatar el contrato de gestión de la recaudación de los impuestos municipales, que en su momento había ostentado El Monte (hoy Cajasol). El puente de Miraflores se realizó mediante un acuerdo con una empresa filial de Prasa, SIS, en una iniciativa que anda por los tribunales. Cruz Conde se ha derivado al plan anticrisis de la Junta de Andalucía, que lleva el nombre de Proteja.

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