“La sociedad española le debe un reconocimiento a Hornachuelos, Córdoba y Andalucía por El Cabril”
José Luis Navarro | Presidente de Enresa
Conoce perfectamente la gestión de los residuos nucleares y es extremadamente didáctico en sus explicaciones
Defiende que Enresa es una empresa pública que sigue siendo cordobesa y meloja
-Me dicen sus asesores que no voy a pillarle en ningún renuncio, que domina usted perfectamente todo lo que es Enresa.
-Sabe lo que pasa, que cuando a uno le dicen esas cosas, uno se relaja y baja la guardia, pero no porque haya por su parte ningún ánimo negativo, sino porque nadie hablamos sin filtro. Pero me gustaría que por mi parte esta conversación tuviera cuantos menos filtros, mejor.
-Empecemos. ¿Qué hace un político en una empresa tan técnica y tecnificada como es Enresa?
-Empiezo con algo que me dicen que nunca haga, como es matizarle a un periodista. Yo no me siento político. Hasta el año 2007 ni había tocado la política, venía con una carrera profesional 100% en el ámbito de lo privado consolidada. Sí es verdad que habiendo sido consejero de un gobierno autonómico es difícil quitarse la etiqueta de político, pero a mí me gusta tocar la otra parte de mi carrera, que es ajena a la política y dentro del sector energético.
-¿Y ha aprendido mucho desde que llegó al cargo en 2018?
–Muchísimo. En ninguno de los trabajos a los que he llegado nuevo, que han sido unos cuantos, he necesitado tanto tiempo para ir interiorizando de verdad los temas. Cuando llevaba un año me atreví a hacer una afirmación pretenciosa de ¡ya! Pero a los dos años dije, parece que no era verdad.
-Enresa siempre ha defendido que es una empresa de gestión, que no es antinuclear ni pronuclear. No sé si eso es bueno o malo, porque al final les dan a ustedes por los dos lados.
-Pues sí, yo no hubiera usado esa expresión, pero recibimos por todos lados. Es curioso que cuando en 2019 conseguimos la cuadratura del círculo, como es consensuar con los propietarios de las centrales nucleares un calendario de cierre y que apellidamos como cierre ordenado, eso parecía imposible. Lo hicimos con el acuerdo de todos, pero yo he detectado que el conjunto de personas que trabajan en el sector nuclear nos miran como corresponsables, o en parte culpables, de que haya por fin ya una fecha de cierre de las centrales. Y es algo comprensible.
-Y los antinucleares, también.
-Dentro de ese objetivo prioritario absoluto de transparencia que ya había en Enresa pero que reforcé cuando llegué, uno de los sectores con los que tradicionalmente esta casa había tenido menos contacto directo es el de las asociaciones ecologistas, que a su vez forman parte de ese conglomerado que podemos denominar como el movimiento antinuclear. Y tenemos una relaciones más que correctas, le damos información cuando nos la piden. Vamos a ver, partimos de unas premisas casi ideológicas. Cuando nos pusimos a trabajar con las empresas eléctricas trazamos un plan diseñado por un gobierno que había puesto unos grande hitos. Nosotros somos la herramienta. Un gobierno planifica y nosotros trasladamos eso a la realidad. Pero no hay ninguna ideología. Y los antinucleares sí que parten de un concepto de que la energía nuclear es insegura. Nosotros somos una herramienta que gestiona un servicio público esencial y que las directrices nos las marca un gobierno. Nos arremangamos y logramos ese acuerdo. Y a los antinucleares se lo contamos con esta naturalidad.
-Ha hablado de transparencia. ¿En qué se ha mejorado?
-Pues yo soy de los que piensa que las actitudes en general son importantes y he procurado reforzar una actitud que ha sido muy bien recibida dentro de la casa, que es no contestar con lo mínimo. Un medio de comunicación, un ciudadano, un partido político a través de las Cortes, cuando pregunta, la información cuanto más amplia y exhaustiva sea, mejor. Y también está esa proactividad de llamar por ejemplo a las asociaciones ecologistas, de sorprenderles.
-¿Por qué se tiene que ampliar El Cabril?
-Voy a elegir muy bien la frase con la que le contesto. Porque está previsto en el vigente Sexto Plan de Residuos Radiactivos, en el cual en ningún sitio aparece la palabra ampliación. Los sucesivos seis planes y el borrador del séptimo que se hizo público en marzo contemplan una misión para El Cabril que no ha cambiado nunca ni una coma: ser el destino definitivo de la totalidad de los residuos de media, baja y muy baja actividad que se generen en España, especialmente de los derivados de los desmantelamientos de las centrales. Se establece una hoja de ruta con un punto de partida y un punto final y la totalidad de las capacidades de El Cabril no se construyen desde el primer día, por tanto hay una evolución desde el punto de partida o si quiere una adaptación continua a las necesidades. Por ejemplo, las celdas de muy baja actividad, pues se construye una cuando se necesita. Cuando había que anticiparse a las necesidades, pues se empezó a construir la 30 y ahora estamos trabajando ya en el proyecto de la 31 y algún día tendremos que trabajar con la 32. ¿Construir la celda 30 cuando estaba solo la 29 fue una ampliación de El Cabril? Bueno, yo sé que en Córdoba se usa mucho la palabra ampliación al hablar de El Cabril, pero yo me quedo con el término evolución, subrayando evolución con la hoja de ruta marcada en los planes aprobados por sucesivos gobiernos.
-O sea que no nos debe de sorprender porque era algo ya previsto en todos los planes.
-Eso es. Y con la responsabilidad que a mí me toca, me fui a mirar, porque es nuestra Biblia, el plan de residuos vigente. Allí hay una gráfica maravillosa y mira por donde los responsables de Enresa de los años 2000 fueron capaces de acertar que sería para 2028 cuando se iba a necesitar que estuvieran operativas las celdas para residuos de media y baja actividad adicionales a las 28 primeras. Puro y duro aplicación de lo que en 2006 aprobó el Consejo de Ministros.
-Los residuos de alta actividad están ahora en las centrales y, aunque se da ya por descartado, le tengo que preguntar si hay alguna posibilidad de que esos restos acaben en El Cabril.
-Absolutamente no. Hay que tener mucho cuidado con las afirmaciones rotundas, pero esta no admite ninguna duda. Nunca, bajo ningún concepto, existe la más mínima posibilidad, pero no por voluntad política, sino porque El Cabril cumple con los requisitos para los residuos que recibe, no para la alta actividad.
-Respecto a esos residuos de alta actividad se ha planteado un Almacén Temporal Centralizado (ATC) o un Almacén Geológico Profundo (AGP). Al final, ¿qué va a ocurrir?
-Va a depender del Gobierno, evidentemente. Los antecedentes que usted conoce son los de un acuerdo unánime sobre que España necesitaba un ATC. Pero yo empezaría por el final. El acuerdo internacional prácticamente unánime es que la solución definitiva es una Almacén Geológico Profundo. Nadie ha puesto encima de la mesa una alternativa. Lo que usted plantea es el almacenamiento temporal. Enresa sigue proponiendo en el séptimo plan de residuos un ATC y los situamos en el tiempo: 2030. Creemos que estratégicamente, económicamente, por seguridad y ambientalmente es la mejor solución. Pero siempre habrá dos decisiones del gobierno de turno. Primero si se aprueba el plan en esos términos y, luego, decir dónde.
-Y entonces se tendrá que abrir otro proceso para ver dónde se instala.
-Yo no sé si el mismo proceso. Yo tengo una opinión personal y subrayo lo de personal. No tiene sentido un ATC instalado en otro sitio que no sea una instalación nuclear, descartado El Cabril, por supuesto. Voy a afinar más: debería de estar en una central nuclear. No hay color en las ventajas. Socialmente habrá siempre quien no esté de acuerdo, pero yo vengo de Extremadura y conozco perfectamente la sensibilidad de Almaraz, pero hay una mayoría social alrededor de las centrales que está acostumbrada, que conoce las ventajas y los inconvenientes y para mí sería el emplazamiento ideal, pero esto es una opinión personal.
-En Córdoba siempre se ha considerado a Enresa como una empresa cordobesa y andaluza, pero hace años que se fue de allí. No sé si está volviendo o va a volver.
-Me tengo que tomar la libertad de matizarle por segunda vez. Enresa no se ha ido nunca.
-Ha dejado de estar presente, no en esta etapa actual, pero sí en anteriores. Eso es una realidad.
-Enresa es cordobesa y se siente cordobesa. El Cabril es nuestra principal instalación. La razón de ser de Enresa, que es prestar un servicio público a toda España, sería imposible sin El Cabril, que está en Córdoba desde hace 35 años y forma parte del entramado empresarial y de la sociedad cordobesa. Tenemos más de 120 empleados, un centenar de contratos indirectos y le aporto un dato. En 2019, la actividad económica del El Cabril fue de cerca de 37 millones de euros. Un año normal, las asignaciones a los municipios del entorno son de unos tres millones de euros. Llevamos un acumulado de esas asignaciones directas de 66 millones y eso sigue todos los años. Eso no ha desaparecido, ni tampoco la Cátedra Enresa con la Universidad de Córdoba, las actividades formativas, el que estemos en Asfaco o pertenezcamos a CECO, todo eso sigue. Déjeme defender lo que no ha cambiado, pero tiene razón, hay cosas que son intangibles.
-Ha hablado de las asignaciones a los municipios, que lógicamente siempre quieren más. Aunque esos fondos están regulados por una orden ministerial, ¿cómo afronta el presidente de Enresa esas reivindicaciones?
-Efectivamente, hay una orden ministerial que recoge distintos niveles, con unas fórmulas matemáticas y siempre en función de los residuos que entran en la instalación cada año. El Ministerio nos comunica qué cantidades tenemos que transferir a los ayuntamientos de nuestro presupuesto. Yo tengo la opinión de que es algo razonable. Lógicamente nuestra relación institucional, que con mucha diferencia procuramos mimar, es con el Ayuntamiento de Hornachuelos. Estamos en su casa, en casa de los melojos y en una de sus zonas emblemáticas, como es la Sierra de Albarrana, y eso nos da unas obligaciones importantes que procuramos cumplir con creces. Pero el resultado práctico de esa orden ministerial a mí me parece razonable, porque además de las asignaciones directas que el Ayuntamiento mete en su capítulo de ingresos, financiamos al 50% proyectos de desarrollo socioeconómico. Me parece un dinero bien empleado. Se ha marcado una línea de atraer visitantes con un parque multiaventuras, un albergue o un barco turístico por el Bembézar próximo a inaugurarse.
-Al hilo de la ampliación de El Cabril, desde el gobierno andaluz de PP y Cs han pedido que se les consulte a ellos y que además se haga con transparencia.
-Le he dicho antes que somos melojos y cordobeses y nuestras relaciones institucionales prioritarias y preferentes son el Ayuntamiento de Hornachuelos, la Diputación de Córdoba como administración local que es y, por supuesto, la autonómica, la Junta de Andalucía. Y en este caso, en lo que le corresponde al Ministerio de Transición Ecológica yo no puedo entrar. A Enresa le corresponde respecto a la Junta extremar la transparencia. Yo llegué a la presidencia en 2018 y a mí no me importa el color político que haya en un gobierno autonómico o local. En ese mismo año me reuní con dos consejeros andaluces para que me pusieran cara y decirle que les informaríamos de cualquier novedad respecto a El Cabril. Hubo un cambio de gobierno y en 2019 me reuní con el actual gobierno y en 2020 tuvimos otra reunión para seguir informando, pero de lo que nos compete a Enresa. Como empresa pública tenemos unas obligaciones importantísimas ante la Junta de Andalucía y yo pienso que las estamos cumpliendo más que correctamente. Antes de contar a la sociedad nuestras previsiones sobre El Cabril, se las contamos a la Junta de Andalucía.
-Pero eso no es lo que dijo la consejera Carmen Crespo.
-Si la consejera lo que quiere tener es una comunicación directa con el Gobierno, yo no soy Gobierno ni sustituyo al Gobierno. Por parte de Enresa, la información está toda transmitida y yo he encontrado cuando he transmitido esa información una respuesta de agradecimiento. Hay otra parte muy importante, ya que la ley establece que la aprobación de un plan de residuos radiactivos se tiene que hacer, primero, con información pública y se mencionan dos informes preceptivos: el del Consejo de Seguridad Nuclear y el de las comunidades autónomas. Y hay algo que no dice la ley pero que para mí es una obviedad, especialmente la comunidad de Andalucía, donde reside nuestra instalación. Por tanto, la Junta de Andalucía será consultada obligatoriamente sobre el plan de residuos.
-El Consejo de Seguridad Nuclear les instó a cerrar la celda 29, que les ha dado muchos quebraderos de cabeza. ¿No era mejor clausurarla y descartarla?
-No. Yo le doy la vuelta a su pregunta. Descartamos por completo que no se vaya a seguir usando la celda 29 porque afortunadamente el plan de actuaciones que presentamos al CSN en septiembre ha dado unos resultados absolutamente satisfactorios. El Cabril nunca puede verter hacia el exterior nada que sea diferente a agua potable. El problema que existió en tiempos pasados y que ya se ha solucionado, es que las cantidades de agua que se recogen en la red cerrada diseñada al efecto superaban las cantidades de las especificaciones técnicas del Consejo, pero un agua que se recoge al 100%, que se analiza continuamente y que nunca ha tenido ningún problema. En los últimos informes que le hemos enviado al Consejo ya se pone de manifiesto que los valores después de las actuaciones acometidas cumplen las especificaciones de diseño. Ahora el Consejo se tendrá que tomar su tiempo, comprobar que se mantiene a lo largo de un cierto periodo y volveremos al punto al que tengo la seguridad que estaremos, que es reanudar en el momento que estaba previsto, en el primer trimestre de 2022, el depósito de residuos en la sección dos de la celda 29, que es a la que se refiere el CSN.
-En los territorios con centrales nucleares siempre se habla de la generosidad de esos municipios por acogerlas. En el caso de El Cabril, ¿cree que está suficientemente valorada la generosidad de Córdoba y Andalucía?
-Andalucía, Córdoba y Hornachuelos están siendo muy generosos con toda España. Lo dije cuando hablaba como extremeño sobre la central de Almaraz y hoy como cordobés que me siento hablo de la generosidad de Andalucía, Córdoba y el entorno de El Cabril. Nosotros intentamos decirlo constantemente, pero yo no sé si somos suficientemente buenos haciéndolo. El cordobés que desgraciadamente tiene un problema de salud y va a la Unida de Radioterapia del Reina Sofía, no sé si hemos conseguido que sepa que sin El Cabril esa unidad no podría funcionar. Pero es que posiblemente en el Hospital Universitario de Badajoz se es menos consciente todavía y cuando en el entorno de Garoña nos piden que el desmantelamiento se haga lo antes posible, no sé si son conscientes de que, sin El Cabril, Garoña no se podría desmantelar. Sin El Cabril, los desmantelamientos no serían posibles. Sin El Cabril, la investigación en montones de líneas muy avanzadas que utilizan fuentes nucleares no serían posibles. Entonces, yo creo que la sociedad española le debe un reconocimiento a esa generosidad de Hornachuelos, Córdoba y Andalucía, por supuesto.
-¿Cómo nos ven desde Europa en lo que es la gestión de los residuos radiactivos?
-En algunos países, los restos de muy baja ni tan siquiera se tratan como residuos radiactivos. En media y baja actividad, la referencia somos nosotros. Esa misma envidia, en el buen sentido de la palabra, que yo veo en muchos países europeos respecto a nosotros por El Cabril, la sentimos desde Enresa respecto al Almacén Geológico Profundo (AGP). Cuando vemos que Finlandia posiblemente tenga en marcha su AGP en 2023. O esa misma envidia la siento con el Almacén Temporal Centralizado (ATC) de Holanda. Lo han conseguido y están aceptados socialmente.
-Sobre los accesos a El Cabril, ¿por qué se ha tardado tanto en buscar una solución a la variante de Fuente Obejuna?
-Cuando llegué en 2018, inmediatamente pedí reunirme con las instituciones y lo hice con dos alcaldesas que lo siguen siendo a día de hoy, la de Hornachuelos y la de Fuente Obejuna. Por lo que se refiere a Fuente Obejuna aprovecharon esa reunión para plantear que consideraban que el tráfico que se genera hacia El Cabril tenga que atravesar una zona consolidada ya como urbana no tenía mucho sentido y eso genera incomodidad, porque es ya casi una calle del pueblo. Estuvimos dándole vueltas a la ejecución material y le preguntamos a la Diputación de Córdoba si estaría dispuesta a echar una mano con sus servicios técnicos y me encontré una receptividad total. Lo que hicimos fue plantear un convenio a tres. El Ayuntamiento lo que va a hacer es quedarse con la actual travesía. La actuación es doble: primero mejoraremos el actual trazado y después vamos a hacer una variante por fuera del pueblo. Enresa financia el 100%, transfiriéndole los fondos en su momento a la Diputación, que se encarga de la obra. En estos momentos se están redactando los proyectos.
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