Carmen Santiago, presidenta de la Federación Kamira: "No siempre se visibiliza a la población gitana con estudios, pero cada día hay más"
Entrevista
Lleva 12 años al frente de una organización que lucha por la mejora de la educación, la sanidad, el empleo y la formación de mujeres y niños gitanos a través de varias líneas de trabajo
Carmen Santiago lleva 12 años al frente de la Federación Nacional de Asociaciones de Mujeres Gitanas Kamira, desde donde trabaja para la mejora de la sanidad, la educación, el empleo y la formación de las mujeres y los niños gitanos. Esta abogada salmantina, pero cordobesa de adopción (lleva viviendo en la ciudad desde 1988), ahora acaba de ser elegida vicepresidenta segunda del Consejo Estatal del Pueblo Gitano, desde donde se encargará de fomentar la implicación y coordinar los distintos grupos de trabajo.
–¿Cuántos años lleva ligada al movimiento por la igualdad y el antigitanismo?
–Ya casi he perdido la cuenta. El primer acto al que fui eran unas jornadas de promoción del asociacionismo juvenil que fueron en Granada organizadas por la Junta de Andalucía. Fue mi primer contacto y creo que fue en los años 90, era muy jovencita.
–¿Cuándo comenzó a involucrarse más?
–Comencé con la Fundación Secretariado Gitano de Córdoba con un proyecto de rehabilitación de viviendas y también de ayuda a las familias. A partir de ahí he estado vinculada a nivel técnico con distintas organizaciones ocupando distintos puestos hasta que en 1999 fundamos la Federación de Mujeres Kamira. Ahí he formado parte de la Junta directiva hasta que hace 12 años, en 2010, me eligieron presidenta.
–Ahora, además, la acaban de nombrar vicepresidenta segunda del Consejo del Pueblo Gitano. Esto supondrá más implicación aún...
–Exactamente, en la constitución del último Consejo Estatal del Pueblo Gitano, que está integrado por 20 organizaciones, he resultado elegida vicepresidenta segunda. El presidente es el Secretario de Estado y la vicepresidencia corresponde a una organización de las 20 que conforman el consejo estatal. Voy a intentar activar la participación de todas las entidades del Consejo para que, a través de los distintos grupos de trabajo, estén todas implicadas. Mi labor será coordinar los distintos grupos en cuanto a planificar y organizar el trabajo del Consejo.
–Ahora, gracias a estas organizaciones, se promueve mucho más el acceso de los gitanos a los estudios superiores, pero ¿en su época de juventud cómo era?
–Había menos que ahora, pero también había. Es cierto que hay un porcentaje pequeño de población gitana con estudios universitarios, pero cada vez hay más. De mi época hay médicos, profesores y otros profesionales que tienen estudios superiores, aunque no siempre se visibiliza a la población gitana con estudios, pero haber sí que hay, y ahora afortunadamente muchos más. Seguimos trabajando en esta tarea. Las estadísticas dicen que el porcentaje de población gitana con estudios es pequeño, pero trabajamos para cambiar estas estadísticas.
–¿Cómo vivió usted sus años de universidad?
–Muy bien, feliz y contenta, como cualquier otra universitaria. Yo estudié en Salamanca y realmente no tuve ningún problema. También creo que es importante el no ponerse barreras a sí mismo. Luego sí que hay prejuicios y estereotipos, pero bueno, se trata de que cada uno trabaje para lo que quiere y así es más fácil conseguirlo.
–Hace unas semanas, Kamira hizo un acto de reconocimiento a estudiantes gitanos en Córdoba. Uno de los chicos contó que le decían que él, por estudiar, era diferente. ¿Ocurre eso mucho?
–Hace unos años era menos habitual que jóvenes gitanos tuvieran acceso a los estudios superiores, entonces se veía con un poco más de desconfianza, pero ya afortunadamente la situación ha cambiado diametralmente. Alguien puede tener algún problema o desconfianza, pero la mayoría lo acepta y además la gente está muy contenta con que jóvenes gitanos accedan a la universidad.
–¿Dentro de la propia comunidad gitana hay alguna reticencia, sobre todo a que las niñas estudien?
–Creo que cada día menos. Los padres son conscientes de que hace falta que haya una formación y una educación para afrontar los nuevos retos que nos pone la vida, que cada día está más complicada. La formación es esencial. Puede haber gente que tenga más desconfianza o reparo, y también es cierto que en las zonas más desfavorecidas es más difícil acceder a los estudios y muchas veces se piensan que no es posible, entonces esto dificulta el acceso a los estudios superiores. Se trata de trabajar para ir cambiando esta realidad.
–¿Es más difícil para las mujeres gitanas hacerse un hueco?
–Evidentemente. Creo que para todas las mujeres en general es más difícil. Sabemos que sigue existiendo brecha salarial. Hay una sentencia reciente en Écija en la que en un mismo trabajo los hombres tenían complementos salariales y las mujeres no. Eso es de hace unos meses y es la realidad que afecta a todas las mujeres. Si además perteneces a una minoría étnica, esas diferencias se acentúan y es más difícil.
–Muchos de los chicos que participaron en el acto de Kamira habían enfocado sus estudios hacia la ayuda a los demás, como la Educación Social o Trabajo Social.
–Coincidió que esos chicos se dedican a eso porque también se acercan más a las entidades que trabajamos en este sector, pero en Córdoba tenemos médicos, abogados, farmacéuticos, bioquímicos, enfermeros, historiadores, protésicos… Tenemos una amplia variedad de jóvenes universitarios o con ciclos superiores que están trabajando en un abanico grande de profesiones. Creo que hay que tender a eso. Falta mucho, sobre todo en las zonas que son más de exclusión o marginadas, pero el objetivo es ese, alcanzar mayores niveles de formación y que se mejore la situación de la población gitana en general.
–Desde que empezó en el movimiento, en los años 90, hasta ahora, ¿qué evolución ha visto en la integración social de los gitanos?
–Se ha avanzado mucho en estos años, sobre todo en el plano educativo, aunque ha habido etapas en las que sí se producen retrocesos. Por ejemplo, con las crisis económicas, tanto la de 2008 como últimamente con la pandemia: hay mayores niveles de absentismo, dificultades que sufren las familias y que se traducen en los niños. En todo el tiempo que yo llevo trabajando se han producido grandes avances y no solo a nivel social, sino también en el tema legislativo. Recientemente se ha aprobado la incorporación en el código penal del antigitanismo. O también la creación de las Fiscalías de delitos de odio, que están activas en todo el Estado, el Protocolo contra los delitos de odio del Ministerio del Interior… Se está trabajando mucho en la formación a todos los operadores jurídicos, jueces, fiscales, abogados y policías en temas de delitos de odio. Eso supone un gran avance para tener herramientas para combatir la discriminación y rechazo que puedan tener los grupos vulnerables, tanto gitanos como otros colectivos.
–¿Dependiendo de la zona o comunidad autónoma de España en la que se viva es más difícil la integración que en otras? ¿Cómo está la situación en Córdoba?
–Hay diferencias. En general en el Sur de España, donde vive la mitad de la población gitana, está más integrada, aunque no me gusta esa palabra, prefiero hablar de incorporación a la sociedad. En otras zonas hay menos porcentaje de jóvenes universitarios y el rechazo que puede sufrir la población gitana es mayor. Sí que hay rechazo hacia la población gitana, lo dicen las estadísticas y es algo palpable. Y en los medios de comunicación lo vemos muy a menudo. En Córdoba hay un porcentaje importante de población gitana y creo que los niveles de convivencia son muy buenos. Hay necesidades más graves en las zonas más excluidas, y en Córdoba tenemos a algunos de los barrios más pobres de toda España y en ellos habita población gitana, pero también hay compromiso por parte de las instituciones, tanto por parte de la Junta de Andalucía como de los distintos ayuntamientos. Esto lo tenemos que valorar muy positivamente.
–¿Qué va a suponer la llamada ley Zerolo para el pueblo gitano?
–Llevábamos mucho tiempo trabajando en la aprobación de la Ley de Igualdad, desde 2010 con distintos borradores. Era una ley que estaba pendiente. Es mejorable la redacción que finalmente se ha aprobado, pero creo que va a suponer un avance y que va a ser una herramienta importante para combatir el antigitanismo y las distintas formas de discriminación y rechazo hacia la población gitana, igual que hacia otros colectivos. Era una ley muy esperada y aunque ahora ya hay un borrador de ley contra el racismo que recoge también algunos aspectos que pueden no estar regulados en esta ley, la valoración es muy positiva.
–¿En qué hay que trabajar socialmente para la integración o convivencia social?
–Es muy importante que trabajemos los valores y el respeto. Si nos respetamos unos a otros es más fácil la convivencia. Y luego, es importante conocernos porque hay mucha gente que tiene prejuicios hacia la población gitana sin conocer a nadie. Después, hay que trabajar para superar la desigualdad que existe. La población gitana sufre históricamente una situación de desigualdad a nivel de empleo, vivienda, educación, salud… Hay estudios por parte de los distintos ministerios que así lo acreditan. Y organismos internacionales como la Agencia de Derechos Fundamentales o la Unión Europea nos lo cuentan. De hecho, hay en marcha una estrategia a nivel europea para mejorar la situación de la población gitana. En España tenemos la estrategia nacional que trabaja en cuatro ámbitos: empleo, educación, vivienda y salud y de forma transversal trabaja la participación para combatir el antigitanismo, todo ello con un enfoque desde la perspectiva de género. Hay mucho trabajo todavía por hacer y es necesaria la implicación de las diferentes administraciones públicas para conseguir avances. Es un proceso que ya se ha iniciado, que necesita una financiación adecuada, pero creo que con la colaboración de todos tendremos frutos en los próximos años.
–¿Qué trabajo hacéis desde Kamira?
–Kamira es una federación compuesta por 27 organizaciones de mujeres gitanas de todo el Estado español. Trabajamos en la promoción integral del pueblo gitano, centrándonos fundamentalmente en mujeres y niños, y desarrollamos trabajos en distintas áreas como educación, desarrollando programas para alcanzar el éxito educativo; también programas para mejorar la salud de las mujeres gitanas y los niños, tenemos proyectos de empleo, damos formación, tenemos una trayectoria destacada en la lucha contra el antigitanismo y los delitos de odio y discriminación. En este sentido, tenemos sentencias bastante punteras como la sentencia contra los hinchas del PSV de 2018 y tenemos otra condena del año pasado por delitos de odio por manifestaciones en un medio digital en Guadalajara, y también tenemos otra en San Sebastián. Combatimos mucho los delitos de odio en las redes y los medios de comunicación y hemos elaborado unas recomendaciones sobre el tratamiento de la población gitana en los medios de comunicación que han tenido muy buena acogida. También trabajamos la violencia de género a través de estudios. Uno de los más recientes y que ha sido muy bien valorado ha sido un estudio sobre nuevas masculinidades realizado en colaboración con la Universidad de Barcelona, que pone de manifiesto que los hombres gitanos no son más machistas que el resto de la población, aunque mucha gente pueda pensar lo contrario. Esto también ayuda a combatir los prejuicios y estereotipos y es muy importante que se conozca.
–Tiene que ser muy gratificante ver que alguien que ha estado en los cursos o talleres de Kamira logra despegar y salir adelante…
–Nos sentimos muy contentos y satisfechos. Compartimos esa satisfacción con el Ayuntamiento porque estamos implicados en varios programas con ellos, y nos da mucha alegría que gente que vive en una situación difícil acabe una formación y pueda conseguir un puesto de trabajo. Es la mejor manera de combatir la desigualdad.
–¿Cree que se trata de forma diferente a los gitanos con estudios o artistas y a los que no tienen formación?
–Es cierto que existen prejuicios hacia la población gitana y hay muchos estereotipos. Es importante que la sociedad general tenga en cuenta que la población gitana es tan diversa y plural como el resto de la población. Hay muchos perfiles y muy variados. No hay que olvidar que el pueblo gitano ha aportado mucha riqueza cultural a España y en particular a Andalucía. No se puede concebir el flamenco sin la contribución del pueblo gitano al mismo, eso es indudable, pero también hay contribución en otros campos como la literatura, la pintura… Y qué decir del traje de gitana que a todas nos gusta tanto lucir en las fiestas de esta tierra tan maravillosa que es Andalucía. Sería impensable sin la aportación cultural del pueblo gitano.
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