Cerámica con historia y corazón 'made in' Córdoba
Artesanía
Cerámicaycosas elabora a mano piezas de cerámica únicas que destacan por la belleza de sus imperfecciones
Cerámica, artesanía y piezas únicas hechas con cariño es lo que se cuece en los hornos de un pequeño taller de alfarería en Córdoba. Se trata de Cerámicaycosas, un rincón de arte donde la artesana cordobesa Carmen Cecilia trabaja en la elaboración de piezas imperfectas impregnadas de esencia.
Sus piezas, que van desde lo más básico como pueden ser vajillas o vasos, hasta sofisticadas joyas e ilustraciones, cuentan parte de su historia. Carmen Cecilia se dedica la artesanía, pero es licenciada en Derecho y ejerció también como educadora social. La artesana cuenta que concebía el arte cono una afición a la que dedicaba gran parte de su tiempo libre. Tenía su casa repleta de cuadros sin utilizar y un día decidió "hacer algo útil y aplicar el arte en las cosas cotidianas por hacerlo más democrático y accesible", dedicándose, de esta forma, a lo que realmente le apasionaba. La afición por el arte y la creatividad, viene de su abuela que era diseñadora de joyas de plata.
Esta es su historia y va implícita en cada pieza que elabora a mano, pero además, cada elemento lleva un puñado de vivencias del cliente. La artista siempre tiene que conocer a la persona para acertar en la pieza que va a proponer. "Se crea un diálogo muy bonito entre el cliente y el artesano. Cada encargo es un mundo, igual que cada persona es un mundo que trae una historia detrás, y esa historia hay que plasmarla en la pieza", señala Cecilia.
En Cerámicaycosas tienen tantas formas de trabajar como clientes hay. Se adaptan a las necesidades de cada persona y plasman cada idea para que la persona pueda contar con un detalle especial. "Hay veces que el cliente tiene las cosas muy claras o incluso viene de Bellas Artes y sabe lo que quiere, y yo lo que hago es dirigir esa idea con las técnicas que conozco; otras, sin embargo, no saben, así que se dejan llevar por mi y confían en mi estilo", reflexiona la artista.
En el taller, ubicado en la calle Tesoro, cercano a la Plaza de la Trinidad, se pueden encontrar piezas ya expuestas y allí mismo se pueden adquirir o encargar otras. Más allá de lo tradicional, Carmen Cecilia fabrica piezas que son especiales para ella. Entre ellas se encuentran corazones humanos elaborados con cerámica y que destacan por su color, que son maceteros de pared.
Últimamente también está elaborando unos jarrones "muy especiales", con unas esferas que van huecas y que se usan como centros de mesa. Otras de las piezas importantes para ella son figurillas de nadadoras de porcelana y gres, sin olvidar las joyas. Porque la bisutería y joyas que elabora -sobre todo pendientes- son una cerámica más de autor o de diseño que a ella le recuerda a su abuela.
"Utilizo aros de plata que son muy andaluces y me gusta mucho el movimiento y el juego que dan cuando les pongo una pieza de cerámica", detalla. De estos aros cuelgan figuras como golondrinas "que parece que van volando", subraya, y barcos de papel que unas veces son fabricados en plata y otras en cerámica.
En joyería, intenta sacar un modelo nuevo cada año y ya está trabajando la figura que verá la luz estas Navidades. "Tiene que ver con un rincón muy especial de la Sierra de Córdoba", ha adelantado la alfarera, que además da vida a los elementos que usa en el proceso creativo de las piezas de cerámica: "Los bocetos que tengo para cerámica los hago con acuarelas y esos mismos dibujos los utilizo para hacer tarjetas o bloc de notas".
Los hornos de su taller y todas las piezas que se fabrican mezclan vanguardismo y tradición. Carmen Cecilia estudió en la Escuela de Arte Dionisio Ortiz, en Córdoba capital, donde aprendió con profesionales como la japonesa Hisae Yanase, "una señora que tenía mucho bagaje cultural y una visión del arte muy contemporáneo y cosmopolita que me enseñó las bases de la creatividad y a la que tengo mucho que agradecerle". Esta creatividad la aplica en cada pieza, para que también se note que está hecha a mano.
Por otro lado, también plasma el lado más tradicional, "de Medina Azahara, de la cerámica califal y de los pueblos cercanos a Córdoba como La Rambla", explica.
Terapia formativa
Pero la artista ha conseguido diversificar su pasión y más allá de la creación también ofrece cursos de cerámica, que se han convertido en un tipo de ocio alternativo en los últimos años. "Se han puesto de moda y están muy demandados. Empezaron las estudiantes Erasmus, que en lugar de quedar en el típico bar o taberna se venían un grupo de amigas y hacíamos el taller", indica Cecilia.
Normalmente, las formaciones suelen demandarse en ocasiones y eventos puntuales como cumpleaños, pero Cecilia también cuenta con alumnas que llevan más de seis años con ella y que a día de hoy se han convertido en sus ayudantes. En las clases, además de aprender a elaborar piezas, "se aprende también a aceptarse a uno mismo, con los errores que tiene cada uno, ya que cada pieza es imperfecta", explica.
La también trabajadora social utilizaba sus técnicas para trabajar con sus usuarios en la confianza en uno mismo, pues "es un material que es inocuo, que no requiere material, y lo utilizaba en un taller que sirve para los comienzos de autonomía y, según la respuesta de la persona, se iba pasando a otros telares como la jardinería, en la que sí eran necesarias herramientas".
También puede servir como terapia antiestrés. "Hoy en día la sociedad nos tiene con muchas exigencias y eso crea un estado de alerta en el cerebro. Estamos acostumbrados a que nuestro estado normal sea estar estresados. Así, cuando llegan las personas y están dos horas dentro e una burbuja, inmersos en el modelado y la tranquilidad de la cerámica, desconectan y sienten una sensación que les gusta", finaliza esta singular artista que ha encontrado en el arte su razón de vivir.
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