¿Cervantes nació en Córdoba? Un debate con más de un siglo de historia
Historia
Al igual que ha ocurrido ahora, corría el 11 de febrero de 1914 cuando se dieron a conocer unos documentos inéditos en los que el autor del 'Quijote' declaraba ser natural de Córdoba, lo que suscitó ideas encontradas
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El inmortal escritor Miguel de Cervantes Saavedra nació en Córdoba "y algunos de sus datos biográficos se han confundido con los de otros dos homónimos que le fueron coetáneos y que, además, fueron primo segundo -nacido en Alcalá de Henares (Madrid)- y sobrino -nacido en Alcázar de San Juan (Ciudad Real)- del autor de El Quijote". Así lo explicaba el pasado miércoles en una conferencia dictada en el Ateneo de Sevilla el investigador José de Contreras y Saro, dentro de un acto homenaje a Adolfo Rodríguez Jurado (1865-1933), abogado, político y erudito sevillano que fue quien precisamente, en 1914, descubrió el documento que reseñaba a Miguel de Cervantes Saavedra como natural de Córdoba.
De esta manera volvía a la actualidad un debate que ya se suscitó hace 110 años: ¿Era cervantes cordobés? José López Jiménez recoge ese episodio en su libro Testigo de un tiempo convulso. Crónica del cervantista cordobés Alfonso Adamuz Montilla (1881-1931) y su universo, publicado por la Diputación de Córdoba.
"El 11 de febrero de 1914 se producía un hecho importante para la ciudad de Córdoba: se descubrían en Sevilla documentos acreditativos de que Cervantes era cordobés. En su discurso de ingreso en la Academia de Sevilla de Buenas Letras, con la presencia de los Reyes de España, Adolfo Rodríguez Jurado proclamaba que Miguel de Cervantes era cordobés; así lo atestiguaban recientes documentos inéditos, según los cuales, el futuro autor del Quijote, en un juicio celebrado en Sevilla, declaraba ser vecino de Madrid, natural de Córdoba y estante en Sevilla", destaca López Jiménez.
El autor añade que "ante la noticia llegada de Sevilla, las autoridades cordobesas se movilizaron para encauzar semejante hallazgo que representaba una oportunidad para el buen nombre de la ciudad, pero también suponía una responsabilidad. La decisión fue incluir el tema cervantino como tema estrella en los siguientes Juegos Florales a celebrar en mayo de aquel mismo año". En esos Juegos Florales de 1914 fueron premiados dos libros de temática cervantina, Cervantes y la ciudad de Córdoba, del sevillano Francisco Rodríguez Marín (1855-1943), nacido en Osuna y ¿Córdoba, patria de Cervantes?, del cordobés Alfonso Adamuz Montilla (1881-1931), natural de Montalbán, tal y como recuerda López Jiménez.
En su obra, López Jiménez incide en que la primicia prendió de inmediato en la prensa cordobesa, que hizo público en los días siguientes el acontecimiento protagonizado por Adolfo Rodríguez Jurado. "Así, entre otros, bajo el título Cervantes fue cordobés, el diario El Defensor glosa diversos pasajes del discurso de Rodríguez Jurado, en los que se afirma la naturaleza cordobesa de Cervantes e incluso se llega a conjeturar sobre la fecha de su nacimiento, situándola en 1549, dos años después de la establecida", detalla.
El autor destaca que, antes de ello, Rodríguez Marín ya venía investigando sobre el el origen cordobés de Juan de Cervantes, abuelo del autor de El Quijote, de su mujer, Doña Leonor de Torreblanca, y los padres de ambos. "De hecho, el influyente cervantista nacido en Osuna y académico de la lengua aprovechó una visita a Córdoba, en 1911, para requerir al historiador y archivero cordobés José de la Torre y Cerro los resultados de sus investigaciones sobre los Cervantes en Córdoba. Con ellos escribió el libro galardonado, limitándose a agradecer al eficiente archivero los servicios prestados", sentencia. Se llegó a decir incluso que Rodrigo de Cervantes, padre de Miguel, vivía en la ciudad de los califas desde 1550, donde permaneció algunos años bajo la protección de su sexaganario padre.
Asimismo, López Jiménez detalla que el entonces joven clérigo Alfonso Adamuz Montilla se propuso demostrar en su ensayo literario que que Miguel de Cervantes había nacido en Córdoba. "Sus auténticos objetivos eran los de exaltar la figura de Cervantes y sus raíces cordobesas, y situar a Córdoba en el sitio que le corresponde dentro del cervantismo. Para ello, presentó las circunstancias excepcionales que concurrían en Córdoba, junto a las demás candidatas: Alcalá de Henares, Alcázar de San Juan, Consuegra, Herencia, Esquivias, Sevilla, Lucena, Madridejos, Madrid y Toledo", relata.
Incluso se habló de la posibilidad de que queriendo perpetuar el nombre de Miguel, naciera un primer hijo con ese nombre en Alcalá de Henares en 1547, que muriera al poco de nacer y que un segundo hijo viniera al mundo dos años después en Córdoba, donde presumiblemente se había trasladado la familia. "De esta forma se reabría la polémica histórica sobre el lugar y nacimiento de Miguel de Cervantes, que parecía cerrada hasta entonces", subraya.
El libro de López Jiménez incluye el discurso pronunciado por Rodríguez Marín en los Juegos Florales en los que rebatía que Cervantes fuera cordobés. En defensa de sus argumentos presentaba ejemplos en los que explicaba cómo el término "natural de" se empleaba en la época cervantina por el de "oriundo de". No obstante, Rodríguez Marín concluía dicho discurso afirmando que "el amor que Cervantes profesaba a Córdoba, por la que siempre tuvo gran predilección, excedía al que tenía por Sevilla, y que aún triplicaba y cuadriplicaba el efecto hacia Alcalá, su tierra natal".
López Jiménez insiste en que hoy en día se admite que en 1553, Rodrigo de Cervantes, con sus hijos, entre ellos Miguel, de seis años, y su madre, llegaron a Córdoba procedentes de Valladolid, "en lamentable estado de miseria", amparados en la protección de Juan de Cervantes. Y que se instalaron en el barrio de San Nicolás de la Axerquía. "El controvertido octogenario moría un año antes que su esposa, Doña Leonor, abandonada en Alcalá de Henares hacía años, sin haberse reconciliado con ella. Con posterioridad, la familia Cervantes viviría en Cabra, en Sevilla, y en Madrid. Así concluía la niñez y juventud de Miguel y empezaba la azarosa vida de hombre y escritor. Córdoba había sido el refugio familiar a donde acudir en tiempos difíciles", sentencia el autor.
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