El cuadro 'La Chiquita Piconera', de reflejar la prostitución a símbolo de la mujer fuerte
Cultura
José María Palencia recoge en un libro las paradojas de la más famosa obra de Julio Romero de Torres
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La Chiquita Piconera, una de las obras más emblemáticas del pintor cordobés Julio Romero de Torres y que refleja una escena de la prostitución, "ha pasado a ser un símbolo de la mujer fuerte", según José María Palencia, autor de La Chiquita Piconera y sus paradojas (Utopía Libros, 2023).
Con este libro, Palencia (Córdoba, 1959) quiere "responder a todos los interrogantes que surgen y han surgido en torno al tema de la Chiquita Piconera" y también a "las paradojas que se dan actualmente en torno a lo que ya es un mito".
El asesor técnico de conservación e investigación del Museo de Bellas Artes de Córdoba ha hecho coincidir la divulgación de esta nueva obra con el 150 aniversario del nacimiento de Julio Romero de Torres (Córdoba, 1874-1930) y en él desvela el lugar de nacimiento de la modelo que el pintor utilizó para el cuadro, María Teresa López González, la ciudad de Buenos Aires, donde vino al mundo, de padres cordobeses, "aunque de familia española con raíces cordobesas", el 11 de septiembre de 1913, según la partida de nacimiento localizada en la capital de Argentina.
En una entrevista con EFE, José María Palencia ha asegurado que "el cuadro proyecta en la actualidad algo para lo que no se pintó en su día", porque de representar una escena de prostitución "se ha convertido en un mito". "Así, podemos encontrarlo en obras literarias de nuestro tiempo, como, por ejemplo, en la novela Rebeca Dante, de Beatriz Ortiz, que es una mujer liberada, empoderada, que tiene en su habitación un cuadro, un póster de La Chiquita Piconera", ha subrayado.
La prostitución en la pintura española
En esta línea, La Chiquita Piconera y sus paradojas analiza "la pintura de prostitución de Julio Romero en relación a la pintura española, que es un tema que no se había escrito prácticamente nada hasta ahora". Palencia escribe en su nuevo libro que "para entender mejor todo lo que significó la institución del mito de la piconera hay que tener en cuenta, a mi juicio, dos factores clave. El primero de ellos sería que, como buen modernista, el mundo y la obra de Romero de Torres giraron siempre en torno a la mujer. El segundo, el papel que el artista jugó en defensa de lo femenino, y por derivación, su actitud frente a la cuestión de la prostitución".
El autor ha precisado a EFE que "en cuanto al tema podríamos decir filosófico o moral tal vez el libro sea hasta ahora el único que aborda todas las cuestiones que hay en torno a la utilización de lo que es un icono de la prostitución que, sin embargo, se convierte en un icono reconocido socialmente y la mujer se reconoce, sin saberlo, en un icono que al fin y al cabo es una representación de la prostitución, esa es una de las principales paradojas".
Asimismo, "el libro recoge también las relaciones que tuvo Julio Romero con los escritores de la prostitución y con los pintores que hicieron cuadros sobre prostitución en España en su momento". Palencia ha destacado que La Chiquita Piconera y sus paradojas también pone de relieve que "el famoso cuadro del Museo Romero de Torres de Córdoba no es la única piconera que existe, sino que Julio ya, en momentos anteriores y posteriores, pinta también otro icono, otra imagen de esta mujer, que en el fondo no es ni más ni menos que la representación de una prostituta".
Un icono ya utilizado por Romero de Torres
En el libro se recoge que "como icono, el motivo de La Chiquita Piconera no habría sido inventado por Romero de Torres en 1929 (fecha en la que se data La Chiquita Piconera), porque ya estaba presente en Vividoras del Amor, de 1906, que ha sido señalado siempre como su primer cuadro de prostitución".
Existe una tercera obra relacionada con la temática. Según relata Palencia en su libro, "poco antes de volver a Córdoba en 1929, para encontrar en ella el descanso eterno, en su estudio madrileño de la calle Longoria también estaba pintando un cuadro con el mismo tema de encuadre que, por dichas circunstancias, quedaría inacabado".
Esta pintura fue llevada a Córdoba poco después por su hijo Rafael "cuando procedió a desmontar dicho estudio" y hoy se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Córdoba formando parte de la Colección Romero de Torres.
José María Palencia ha referido que "el libro analiza también cómo el mito se ha ido divulgando y como desde 1935 en que se estrena la zarzuela La Chiquita Piconera, el cuadro empieza a hablar, se empiezan a inventar historias no reales sobre la relación del pintor con la modelo y a partir de ahí se va fraguando un mito que ha llegado hasta nuestro tiempo y que ha sido incluso recogido por la literatura y el cine".
"Su relación con el pintor fue exclusivamente esa, la de modelo, aunque luego las habladurías, como veremos, forjaron una falsa leyenda de amor, o de relaciones carnales -por otro lado típica-, entre el pintor y una modelo a la que parece que nunca pintó desnuda y con la que, por supuesto, nunca tuvo relación amorosa o carnal alguna", deja patente en La Chiquita Piconera y sus paradojas.
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