El Círculo de la Amistad, en campaña

Dos candidaturas, por el momento, se disputan el futuro del Círculo de la Amistad, la institución ciudadana creada como liceo artístico en 1845. Los 2.700 socios de la entidad –en puridad, 2.700 unidades familiares– están llamados a las urnas el próximo 23 de marzo con el objetivo de dilucidar la nueva junta directiva, que tiene que lidiar con aspectos de entidad, como el cambio del PGOU para hacer viables las nuevas instalaciones deportivas o una mayor incorporación activa de la entidad a la vida social y cultural de la ciudad.

Alfonso Gómez y Federico Roca son los candidatos a presidir una institución ambivalente. Por un lado, la entidad presenta tics propios de la edad en su regulación interna, un tanto arcaica, y por ende en su funcionamiento. Por otro, es una empresa donde trabajan a diario medio centenar de personas (muchas más cuando se llevan a cabo actividades concretas). Además, dispone de un fondo cultural como hay pocos en la ciudad. La biblioteca, por ejemplo, es una de las mayores colecciones privadas con más de 14.000 títulos. Dispone de una relevante colección de arte, tanto de obras artísticas como de elementos mobiliarios y, para terminar, tiene la joya de su edificio de la calle Alfonso XIII, el antiguo convento de Nuestra Señora de las Nieves, con una estancia de tanto porte y posibilidades como el Salón Liceo.

Ambos candidatos tienen en su discurso una parte privada y otra pública. La primera está basada en responder a las expectativas del socio, que es quien paga las cuotas, y quien demanda servicios a cambio. La segunda es pública y tiene que ver con el desarrollo de actividades para incardinar a la entidad en los retos de ciudad.

“Queremos establecer un método de trabajo para que el socio conozca en todo momento qué ocurre en la entidad”, afirma Alfonso Gómez, miembro de la actual junta directiva. “Nuestro proyecto exige de la participación activa de todos los miembros del Círculo de la Amistad”, asegura Federico Roca.

Ambos aseguran que desean que la institución sea algo más en la ciudad, que forme parte de la vida pública, que no se quede en un modelo de casino antiguo o de club reservado. Es la cuadratura del Círculo o cómo conservar las tradiciones de la casa a la vez que se abren, de par en par, las ventanas.