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Sanidad
La Unidad de Cirugía Pediátrica del Hospital Universitario Reina Sofía puso en marcha hace algo más de un año una unidad específica dedicada a la urodinámica para población infantil, dirigida a la realización de estudios del tracto urinario, en los que se valora el funcionamiento de la vejiga, uretra, la forma de miccionar, la anatomía o funcionalidad, etc. de este perfil de pacientes. En este primer año de funcionamiento "los resultados no han podido ser mejores, ya que se ha pasado de realizar una quincena de estudios a superar los 150 al año".
Según explica la directora de este servicio, Rosa María Paredes, “es una unidad que nos permite ofrecer calidad a nuestros niños y niñas, dedicarles el tiempo que necesitan, en un ambiente que facilite la eficacia de las pruebas y que les aporte confianza y tranquilidad. Todo ello, además, dando una respuesta asistencial más rápida e integral, ya que en la medida de nuestras posibilidades intentamos atender a la familia en acto único”.
Hasta ahora, este perfil de pacientes era atendidos por profesionales de Urología de adulto, pero desde la puesta en marcha de esta unidad no sólo cuentan con un es-pacio propio y adaptado, también con profesionales especializados en este grupo de patologías en niños.
Concretamente, el especialista en Cirugía Urológica Pediátrica, Alberto Parente, explica que la mayoría de las pacientes son niñas, con patología funcional de uretra o vejiga. También atienden a niños y niñas con secuelas de intervenciones quirúrgicas, patología obstructiva del tracto urinario inferior y casos de vejiga neurógena, entre otras.
Gracias a esta unidad se ofrece “un seguimiento estrecho a nuestros niños y niñas, continuidad asistencial, una atención más individualizada, en un entorno más adaptado a sus necesidades y con la intimidad que necesita, que es clave para realizar la educación sanitaria con cada paciente y sus familias”.
En esta línea precisamente, la enfermera Pepa Román ha destacado la importancia de la valoración del paciente. “Cada niño, cada niña, es un mundo y de tratarlo bien depende en muchos casos que vayan o no al quirófano. En nuestra consulta intentamos darles a pacientes y familia una educación sanitaria adaptada a sus necesidades, teniendo en cuenta no sólo sus características clínicas, también las personales, las sociales de su entorno, etc.”.
La información, el conocimiento de su enfermedad y de cómo controlarla es imprescindible para estas familias, ya que se trata de patologías que tienen un fuerte impacto en la calidad de vida y pueden llegar a generar estigma en el menor que la sufre.
En este contexto, los especialistas apuntan que el tratamiento funcional es el más efectivo y, a veces, el único posible, ya que la mayor parte de fármacos no se puede utilizar en menores por efectos secundarios o porque no tienen aún los suficientes estudios de seguridad.
Así pues, la reeducación, como el biofeedback (técnica que permite aprender a modificar la actividad fisiológica), o una buena historia clínica son claves y pueden tener la misma efectividad que un tratamiento químico o quirúrgico. De hecho, la enfermera señala que una buena urodinamia suele conllevar una media de dos horas.
Tras un año de funcionamiento, el equipo de Cirugía Pediatría muestra su absoluta sa-tisfacción “no sólo por las mejoras cuantitativas que son obvias, sino también por la mejora de la autoestima de muchas pacientes, por la tranquilidad de las familias que al tener más información se implican más en el tratamiento y, por supuesto, porque en muchos casos los y las pacientes nos trasladan la alegría que supone el cambio de vida cuando adquieren autonomía”, señala la doctora Paredes.
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