Claves de una negociación a contrarreloj

La intervención final de Rosa Aguilar y Juan José Asenjo resultó definitiva

F. R. C.

03 de marzo 2009 - 01:00

Los meses pasaban, pero el Consorcio de Turismo y el Cabildo Catedralicio parecían incapaces de llegar a un acuerdo y todo hacía prever lo peor, o lo de casi siempre: que un proyecto que al principio levantó expectación entre los cordobeses acabaría en el cajón del olvido. Al final, sin embargo, hubo consenso y ahora todo indica que en un plazo asumible, aunque siempre conviene aquí tocar madera un par de veces como mínimo, se tendrá una fecha de comienzo y un presupuesto. No será sin duda el proyecto que en un principio pensaron los técnicos de turismo, mucho más espectacular y con proyecciones, pero fomentará el atractivo nocturno de la ciudad y será respetuoso con el carácter religioso del edificio, que es algo que preocupaba no sólo al Cabildo sino a buena parte de la comunidad cristiana de la ciudad.

Para que haya llegado el consenso han hecho falta la coincidencia de varios factores, pero principalmente dos: la buena sintonía entre la alcaldesa y el administrador apostólico de la Diócesis y el hecho de que la subvención concedida a este proyecto por el Plan de Excelencia Turística, que ascendía a 600.000 euros, vencía de forma definitiva, y después de haber sido prorrogado, el presente mes de marzo. En cierto modo, este asunto aparecía en el horizonte como un guillotina que caía lentamente y que amenazaba con dejar en una situación delicada ante los ojos de la ciudadanía tanto al Consorcio como al Cabildo. No quedaba pues otro camino que sentarse, negociar lealmente y sacar hacia delante sin más demora las dichosas visitas nocturnas.

A ello se pusieron Rosa Aguilar y Juan José Asenjo hace escasas fechas con unas normas claras: poner la mejor voluntad en abordar un documento de consenso y evitar en todo lo posible que las diferencias se hiciesen públicas en los medios de comunicación, algo que ha sido habitual en el último año.

Con estas consignas trabajaron los técnicos de ambas partes en las últimas semanas y con esta misma idea se llegó a la definitiva reunión que tuvo lugar el pasado jueves en el Ayuntamiento y a la que acudieron tanto la alcaldesa como el presidente del Cabildo, Manuel Pérez Moya, y Alfredo Montes. "Se trata tan sólo de una visita de dos sacerdotes que la habían pedido hace tiempo", afirmó ese día el gabinete de comunicación de la Alcaldía tratando de mantener el pacto de silencio, pero la realidad, sin embargo, era bien distinta: se trataba de un encuentro crucial, definitivo. El acuerdo se rubricó ese día y sólo quedaba un último trámite, que el Cabildo lo votase y lo aprobase, algo que sucedió ayer, por lo que se procedió a comunicarlo aunque sin dar apenas detalles, quizá porque algunos de ellos se están aún limando y porque tampoco se sabe qué dinero de los 600.000 euros se necesitará para este proyecto, mucho menos costoso que el inicial.

Más allá de estas circunstancias, lo que queda claro es que Córdoba gana con este proyecto. Que el Ayuntamiento gana, y que el Cabildo, también. Ahora sólo queda esperar para ver si de verdad pueden estas visitas nocturnas conseguir el que es su gran propósito: levantar el índice de pernoctaciones hoteleras de la ciudad, que es uno de los más bajos de Andalucía. Una lacra ya histórica del turismo cordobés.

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