Código Ictus en Córdoba: Así trabaja el equipo del Hospital Reina Sofía que lucha a contrarreloj por salvar vidas

Día de esta enfermedad

La unidad del hospital cordobés dedicada a estos accidentes cerebrovasculares atendió en 2022 a 864 pacientes

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Profesionales de la Unidad de Ictus del Reina Sofía de Córdoba.
Profesionales de la Unidad de Ictus del Reina Sofía de Córdoba. / Juan Ayala

Cada segundo cuenta a la hora de diagnosticar y tratar un ictus. Tanto es así que el tiempo es vida. La cadena humana que lucha a contrarreloj desde el Hospital Reina Sofía de Córdoba contra esta enfermedad cerebrovascular comienza con la llegada de los equipos del 061 al lugar del aviso.

Allí lo exploran y recopilan toda la información posible -características de la persona, sus factores de riesgo, si tiene algún tratamiento y la hora de comienzo de los síntomas- para trasladarla a la Unidad del Ictus mientras llegan al hospital mediante una llamada telefónica. Así se activa el Código Ictus.

Cuando el paciente llega "estamos preparados para recibirlo en la puerta de Urgencias y vamos directamente al TAC", señala la neuróloga del Reina Sofía María José Álvarez. En el TAC, se hace "un abordaje multidisciplinar" junto con los radiólogos y "ahí se toman las decisiones".

Principalmente, deciden si el afectado por el ictus es candidato a la trombolisis o a la trombectomía. El primer tratamiento está enfocado a personas que han empiezado con los síntomas como mucho cuatro horas y media antes y se pone por vena con rTPA. La intención es "romper los coágulos para recuperar la circulación a nivel cerebral", explica la doctora. Cuantas menos horas de evolución tenga el paciente, mejor pronóstico, mejores resultados y menos complicaciones", apunta. Sin embargo, "cuanto más nos acerquemos a las cuatro horas y media, las probabilidades de que haya una muerte neuronal significativa aumentan".

Por otro lado, siempre que las características de imagen del paciente lo permitan, para la trombectomía "se acepta un poco de más tiempo; según los estudios hasta las seis horas sería lo ideal, pero cuanto antes mejor".

Una vez puesto el tratamiento, los especialistas los vigilan "el tiempo necesario hasta que se estabilizan, normalmente 24 horas, aunque hay algunos pacientes que requieren más tiempo porque están más inestables". Una vez acabado el tiempo de observación, pasan a la planta de hospitalización y los médicos continúan con "el estudio de las causas del ictus". Una vez que se van de alta, el seguimiento se hace desde Consultas Externas.

La Unidad de Ictus del Reina Sofía atendió en 2022 a 864 pacientes que llegaron con un accidente cerebrovascular. En lo que va de 2023, han atendido a casi 500. Se da la circunstancia de que el hospital cordobés no solo asiste a los ciudadanos de la provincia, sino que también recibe pacientes de Jaén.

Un profesional de la Unidad de Ictus atiende a un paciente.
Un profesional de la Unidad de Ictus atiende a un paciente. / Juan Ayala

Síntomas del ictus

Los principales síntomas del ictus son la alteración del lenguaje (la persona no encuentra las palabras adecuadas o que tenga habla estropajosa), asimetría en la cara o que le falte movimiento en un brazo o una pierna. "Cuando empiezan de forma aguda o súbita, de un momento para otro, lo primero que hay que pensar es que esa persona está sufriendo un ictus y cuanto más rápido actúes, mejor", explica la doctora.

Al respecto, añade que "la población reconozca los síntomas de un ictus y sepa cómo transmitirlos al 112 es crucial para que la cadena vaya lo más rápido posible". Hasta que lleguen los servicios de emergencia no se puede hacer nada.

Factores de riesgo

"A veces te sorprende lo jóvenes que pueden llegar a ser los pacientes", señala Álvarez. Los motivos pueden estar en los hábitos de vida como el consumo de drogas tabaco y alcohol, no seguir una alimentación adecuada y el sedentarismo.

Por su parte, "el estrés como factor de riesgo independiente no parece relacionarse con el ictus. El estrés crónico, evidentemente provoca más riesgo de hipertensión y diabetes y, por tanto, en este sentido son claros factores de riesgo", aclara la neuróloga.

Una de cada seis personas va a tener un ictus a lo largo de su vida y las mujeres tienen más riesgo, de hecho, es la primera causa de muerte en la población femenina.

Dos profesionales de la Unidad de Ictus observan los resultados de una prueba.
Dos profesionales de la Unidad de Ictus observan los resultados de una prueba. / Juan Ayala

Hasta los 60 años es más frecuente en los hombres, pero después aumenta en mujeres, explica la doctora. Quienes más lo padecen son pacientes con malos hábitos, diabetes, hipertensión o dislipemia, sobre todo si están "mal controlados". Y el hábito tabáquico "suele estar muy presente".

La mortalidad va en función de la gravedad del ictus: si ha afectado a vasos pequeños o grandes. Álvarez explica que "un paciente que tiene un trombo en una de las principales arterias es más probable que tenga complicaciones (neumonía, infecciones) incluso posteriores durante el ingreso". "Son pacientes muy delicados", agrega.

La mayor parte de quienes superan un accidente cerebrovascular necesitan una fase de rehabilitación, aunque sea corta, porque muchos salen con torpeza en la mano o alteraciones del lenguaje. "Ese es el campo de batalla; una vez que salen del hospital les queda un arduo trabajo por recuperarse", indica.

La especialista del Reina Sofía incide en que "no es tan fácil como decir que se van a recuperar en tres o seis meses, tienen que irse con la idea de que van a tener que hacer mucho esfuerzo; de hecho, a veces las recuperaciones se consiguen pasado un año".

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