"Compartir la titularidad de la Mezquita no supone una pérdida para nadie"
Isabel Ambrosio | Alcaldesa de Córdoba
Defiende que llega "razonablemente satisfecha" a la etapa final del mandato con un balance positivo en el que sigue pesando la baja ejecución de los presupuestos y lentitud en los trámites
Aunque no lo dice, tras una conversación en profundidad se puede entrever que la alcaldesa, Isabel Ambrosio, llega a esta etapa final de mandato contenta, pero también algo cansada después de tres años intensos en los que la presión sobre ella misma y su equipo de gobierno no ha cesado. Pese a todo, sigue manteniendo su filosofía de diálogo y apuesta por una agenda menos pública frente a la exposición mediática. Culminar lo que estaba iniciado era su principal compromiso y cree que se puede dar por cumplido.
-¿Cómo llega a esta etapa final de mandato?
-Han sido tres años largos de trabajo intenso para llevar a cabo los compromisos que habíamos adquirido. Por un lado, devolverle Córdoba a los cordobeses y las cordobesas, que esa era la prioridad y el compromiso inicial. En segundo lugar, hemos sido capaces de establecer el Ayuntamiento como un espacio que no solo aborda las necesidades de la ciudad, sino que también genera oportunidades, algo muy distinto a lo que hemos tenido en la anterior etapa. En tercer lugar, con el paso del tiempo y a pesar de los agoreros, hay una manera distinta de hacer política, que se basa en el diálogo y la búsqueda de acuerdo. En esos objetivos fundamentales hay una serie de medidas muy amplias. En el ámbito de los servicios sociales, por ejemplo, nos hemos dotado de más personal y hemos generado derechos nuevos fruto del acuerdo con muchas entidades financieras, que tenían un parque de viviendas que han puesto a disposición de quien tiene más dificultades. Hemos dotado del derecho al agua, con un mínimo vital, que ha servido de ejemplo en otros municipios. Este equipo de gobierno, además, no ha tomado ninguna decisión que no esté basada en espacios de diálogo con todos los agentes sociales. Fruto del diálogo es que esta ciudad cuente con tres presupuestos y hayan sido aprobados en tiempo y forma. Hemos establecido que el Ayuntamiento tiene que ser ese espacio en el que se aborden las necesidades y que las empresas municipales estén mucho más fuertes y mucho más sostenibles. En todo eso hay un balance de razonable satisfacción, siendo conscientes de que no hemos acabado el mandato, de que queda una última etapa.
-¿Todo ha sido positivo? ¿Alguna autocrítica?
-Hay una pega. Con lo que yo no me siento especialmente satisfecha es con la agilidad de los procedimientos administrativos, es un reto que tenemos que abordar. Los plazos de la economía no son los plazos de la administración y hay un reclamación casi que conjunta de la ciudad de que tenemos que dar respuestas mucho más ágiles. Estamos dando pasos para que en noviembre vaya la ordenanza de obras y actividades, pero esa ordenanza si no va acompañada de una apuesta potente en administración electrónica no dará todos sus frutos. En esos procesos están los grandes retos de la ciudad para el futuro, en poder abordar con celeridad todos los servicios que demandan los vecinos y las empresas.
-Ha mencionado algunos logros pero quedan muchas cosas en el tintero con las que usted se comprometió: un plan integral para las zonas desfavorecidas, un plan para dar uso a los edificios vacíos, incrementar la plantilla en Policía local y Bomberos, el pabellón de la Juventud, un plan Córdoba joven, la modernización del recinto ferial...
-De ahí hay muchos compromisos que, si no están terminados, están en una vía de avance importante. El plan de Palmeras no sólo está dotado presupuestariamente -con 100.000 euros- que era mi compromiso, sino que existe una comisión y una persona dedicada sólo a las actividades que se generan. A eso se le complementará lo que viene de la estrategia de desarrollo de la Junta. La plantilla de la Policía Local está en una situación que es heredada porque no se ha sacado ni una sola plaza y ahora lo estamos paliando. Cuando me refiero a que están en marcha es que los procedimientos no son de hoy para mañana. Hay que sacar adelante convocatorias, designar al jurado... Eso tiene un tiempo y debe tener un acuerdo con las secciones sindicales. En el caso del pabellón de la Juventud yo sigo insistiendo en que no podemos ir más allá de este año para demolerlo. Hemos hecho la parte complicada, que era traerlo al ámbito de la titularidad municipal. De los compromisos ninguno se ha quedado atrás, unos están terminados y otros en un punto avanzado. Aquello que por lo que sea no se termina de cumplir porque surjan circunstancias sobrevenidas hemos dado la cara y hemos explicado cuál ha sido la situación. Por eso digo que estoy razonablemente satisfecha, no muy satisfecha. Hay algunas cosas que a mí me gustaría que hubieran corrido un poco más. Pero todas están ya en el carril de salida.
-Usted quiso asumir en primera persona la competencia de Igualdad. ¿En ese ámbito también está razonablemente satisfecha?
-En violencia de género nunca estamos completamente satisfechos. Llevamos muchos meses sin que en esta ciudad ocurra la desgracia final, pero situaciones de violencia de género se viven a diario. ¿Estamos lo suficientemente vigilantes? Esto siempre se queda en el aire cuando ocurre una desgracia. Pero yo sí esto satisfecha en la coordinación de las fuerzas de seguridad, el nivel de implicación que tiene el equipo Libra de la Policía Local, cómo está dando de sí el convenio que tenemos con el Colegio de Abogados y de Psicólogos. Hay un número de mujeres muy alto en esta ciudad que tiene orden de vigilancia. Este tema con el paso del tiempo y, especialmente este año, ha dado el paso de lo privado a lo público y hay mayor conciencia. Con carácter general, en el tema de igualdad estoy razonablemente satisfecha porque hemos elaborado un plan transversal de género para la ciudad. Es el segundo a lo largo de casi 40 años de democracia. Este año ha sido un año de lucha, ha habido un antes y un después de las movilizaciones y el movimiento feminista de la ciudad está más vivo que nunca. Además se ha incorporado gente joven y eso es una buena señal.
-Estamos en campaña electoral y después vendrán las municipales. ¿Cómo afecta eso a la gestión municipal? ¿Se ha marcado objetivos para esta recta final?
-Los procesos electorales han convivido durante mucho tiempo con la gestión. Hay un día a día de la gestión de esta casa que se sigue manteniendo y de aquí al 26 de mayo nuestro compromiso está en acabar con las tareas pendientes que tenía esta ciudad. El tren del Cercanías ya es una realidad, se ha encontrado al fin una solución al Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones -el primero prácticamente no existía cuando llegamos y el otro estaba en una situación muy embrollada-, Ronda del Marrubial está en la pista de salida con la tercera fase de su obra... Es decir, se ha ido acabando esa lista de tareas que yo insistía que en esta ciudad, por un ejercicio también de autoestima, teníamos que hacer. Primero acabamos lo que tenemos en batería y después empezamos a asumir retos nuevos.
-¿Qué retos nuevos?
-La logística y los retos de la economía del conocimiento, en lo que ya estamos trabajando. Pero más allá de los procesos electorales, mi responsabilidad está en acabar con los compromisos que habíamos adquirido. Ese es el aval, incluso de cara a un proceso electoral, haber cumplido con los compromisos adquiridos.
-¿Los flecos que quedan todavía con el Cercanías estarán solucionados antes de final de año?
-De aquí a final de año tendremos el convenio cerrado con Renfe que nos permitirá tener un precio único en el recorrido que se hace por la ciudad. Tendremos la incorporación de este servicio en la tarjeta del Consorcio Metropolitano de Transportes de la Junta de Andalucía, porque a pesar de las elecciones se sigue negociando. No puedo dar fecha sobre la construcción de las dos estaciones porque va a depender en gran medida de que tengamos o no presupuestos generales. El resto de los asuntos, como la capacidad para alargar los recorridos, pondremos el mismo empeño que le hemos puesto al trayecto de Córdoba. Ese tren tiene que servir para comunicar la capital con la provincia.
-El otro día conocimos el impacto económico de la Mezquita-Catedral. ¿Cree que sigue siendo necesario continuar con la polémica sobre la titularidad del monumento?
-Yo no lo veo como una polémica. Cada uno en el ámbito de sus responsabilidades está obligado a defender aquello en lo que cree con argumentos y eso es lo que ha hecho el Ayuntamiento. Hemos puesto encima de la mesa un documento que sigue dando argumentos para la defensa de los tres planteamientos. Por un lado, la titularidad pública y su condición como dominio público. En segundo lugar, el respeto -y, por supuesto-, el planteamiento de continuidad con el culto católico y, en tercer lugar, nuestro ofrecimiento a una colaboración en la gestión del bien. Yo respeto las cifras que se han dado a conocer pero no nos sorprenden y sigo manteniendo la mano tendida para una gestión compartida.
-Pero ese reclamo de la gestión compartida, que podría generar más consenso, se diluye siempre en la bronca por la titularidad.
-Yo he planteado los tres argumentos con la misma fuerza y en vías paralelas y unos van relacionados con otros. El hecho de plantear que sea de dominio público, igual que otros bienes, no es incompatible con la permanencia con el culto católico y tampoco con una gestión compartida. Los tres argumentos tienen la misma validez. Uno no puede mirar la ciudad en estos tres años de mandato, mi responsabilidad era mirar hacia atrás y hacia adelante, para ver qué relación había tenido la ciudad con la Mezquita y cómo la ciudad y sus vecinos se han sentido dueños y titulares. Ha habido una etapa de nuestra historia que se ha mantenido hasta 2006 cuando esas condiciones se han alterado, y mi objetivo es volver la situación que había antes de 2006. Porque creo que al compartir la titularidad con el pueblo de Córdoba no pierde nadie, no es una pérdida para absolutamente nadie.
-Ha pasado del discurso de las personas al 'Córdoba en marcha', donde se centra en lo económico. ¿Ya no importa tanto lo social?
-Siguen existiendo necesidades en la ciudad de Córdoba pero creo que están las bases para que, con normalidad, se le vaya dando respuesta. Hay que estar muy vigilantes y evaluando, pero eso marcha. El plan de choque inmediato que tuvimos que desarrollar para revertir la situación está dando sus frutos, pero no hemos conseguido el objetivo que es acabar con la pobreza en la ciudad, y hay que hacer cosas en paralelo. Las personas siguen siendo nuestra razón de ser pero hay que atenderlas abriendo oportunidades en materia de desarrollo económico en nuestra ciudad. Lo urgente era un plan de choque y una apuesta por los que peor lo están pasando. Pero una ciudad no puede vivir sólo de políticas sociales, debe tener una serie de recursos y batería de propuestas.
-Con una de las mayores tasas de paro tampoco puede vivir de los servicios. ¿Qué se puede hacer para dejar de liderar esos ranking?
-Ni mucho menos. Los servicios generan un alto índice de temporalidad, baja remuneración y al final eso no le da valor añadido al producto que se da en Córdoba. Esa temporalidad es lo que nos hace tener las cifras de desempleo que tenemos. Sin dejar de hacer lo que estamos haciendo, que es dedicarnos al sector de la construcción, del turismo, de la joyería y el de la industria, hay que abrir otras oportunidades. Ahí entran la logística, la economía del conocimiento y todo lo que tenga que ver con sectores nuevos. Son perfectamente compatibles con los sectores con los que venían funcionando y abren oportunidades nuevas.
-Hablando de logística, parece que en este campo usted -PSOE- e IU están haciendo cada uno la guerra por su lado. ¿Hay dos ayuntamientos en Capitulares?
-El primer teniente de alcalde está perfectamente informado de todo lo que estamos hablando y haciendo por la logística y todo forma parte del plan del gobierno municipal. Cada uno asume el papel que le corresponde, pero estamos siempre hablando de lo mismo: abrir oportunidades a un sector económico que tiene muchos condicionantes para que se pueda desarrollar en Córdoba casi que con todas las garantías.
-¿Cómo son las relaciones con Izquierda Unida?
-Con mucha lealtad, pero eso no quiere decir que no tengamos discrepancias. Hay una relación leal porque nos debemos a un compromiso que adquirimos en junio de 2015, que se ha ido abordando a lo largo de estos años con la aprobación de los presupuestos. Tenemos más cosas en común que diferencias, pero eso no quiere decir que pensemos siempre lo mismo. Las cuestiones, unas veces con publicidad y otras de manera interna, se debaten y se toman decisiones conjuntamente.
-¿Ha tenido que apagar muchos fuegos a su primer teniente de alcalde?
-Yo no tengo la sensación de bombera. Lo que sí hemos tenido son diferencias sobre asuntos y, dentro de la lealtad y la buena relación personal, hemos tenido la oportunidad de poner los argumentos que uno y otro tenemos. En algunas ocasiones hemos llegado a acuerdos con menos tiempo y, en otras, la distancia se ha puesto por medio. Pero no tengo la sensación de bombera, asumo la responsabilidad como alcaldesa, porque él no juega el papel de cualquier concejal, es el primer teniente de alcalde, el responsable del grupo político que, junto con el mío, se ha echado a la espalda el gobierno municipal, ni más ni menos.
-Pero él ha mantenido enfrentamientos con muchos sectores de la ciudad. ¿Cree que eso le puede perjudicar?
-No todos tenemos buenos días, ni todos los días nos manifestamos de la manera más adecuada pero, creo que con la visión que te da la perspectiva del tiempo durante estos tres años, no ha habido ningún sector donde haya terminado colocándose un enfrentamiento con esta casa. Muchas veces ha sido en un momento dado una frase mal expresada, una sensación que se traslada de una manera muy natural, que es como es él, que lo expresa sin ningún tipo de cortafuegos. Pero creo que se ha solucionado y que no hemos tenido enfrentamientos que a día de hoy genere una dificultad a los intereses del Ayuntamiento.
-Hay quien mantiene que el pacto se romperá antes de las elecciones de mayo.
-Yo mantengo que lo vamos a llevar hasta el 26 de mayo, defendiendo cuando llegue el momento y se convoque el procedimiento electoral lo mucho y bueno que ha traído cada uno a la tarea de gobierno y lo mucho y bueno que hemos podido mejorar en las condiciones de vida de mucha gente. Ha sido una tarea compartida y, a partir de ahí, cada uno hará su planteamiento.
-¿Ganemos ha sido un socio más fácil?
-Ha sido una parte esencial del presente de esta ciudad. Con mucha valentía se han echado a la espalda una tarea que no tenían que haberlo hecho sin formar parte del gobierno. Han cumplido con una misión importante: transformar esta ciudad en la línea de las 51 medidas que aprobamos. Por eso yo tengo que reconocer su aportación en beneficio a esta ciudad, que lo han hecho sin pedir nada a cambio.
-¿Cómo ve al principal partido de la oposición, el PP?
-Me cuesta trabajo hablar de la oposición, entre otras cosas porque creo que el PP en estos tres años ha pasado un tiempo complicado. Pasar de una mayoría absoluta a una pérdida de votos importante, pasar del gobierno a la oposición, necesita de un tiempo. Todo esto acompañado de un cambio de portavoz y de líder. Creo que en la bronca y en el despropósito continuo no se puede hacer la política de oposición, que está en denunciar lo que hace el gobierno, fiscalizar y proponer alternativas. Yo en muy pocas ocasiones me he encontrado con alternativas del PP, que se ha centrado más en desprestigiar, la bronca, en algunos casos rozando los límites de lo que debe ser bronca, para no llegar absolutamente a nada. En los grandes acuerdos el PP siempre se ha incorporado tarde, no ha tenido la capacidad de diálogo. Ellos plantean que soy yo la que tiene que llamar a su puerta y yo planteo que esta puerta siempre está abierta. Es la capacidad en un momento dado para quererse sumar a las soluciones o estar siempre en el problema. Y, por otra parte, creo que han conseguido generar un bloque de derechas de esos 14 concejales que están en la otra bancada, donde no hay diferenciación entre unos y otros y me preocupa que no tengan matices, que exista ese bloque de derechas en la ciudad.
-Me gustaría que valorara también a su propio equipo de gobierno. Era una lista que no estaba preparada para gobernar...
-Eso es una realidad. Era una lista de hombres y mujeres que se enfrentaban por primera vez a una responsabilidad como esta, que surge la misma noche de mayo. A partir de ahí se ha hecho un esfuerzo inmenso, con todas las dificultades y las pérdidas personales que hemos tenido; un esfuerzo agotador para llevar a cabo la tarea que hemos llevado durante estos tres años. Cada uno lo ha hecho con sus tiempos, sus ritmos, su manera de enfrentarse a sus competencias. Con carácter general yo echo en falta más capacidad, más agilidad en un momento dado para que los temas no terminen estando en batería durante tanto tiempo. Estamos hablando de un equipo de gobierno que somos 11, creo que no ha habido un equipo de gobierno tan pequeño nunca y estamos en la realidad de una ciudad que ha duplicado su número de actos y necesidades. Siempre queda algo por mejorar, hay situaciones en la que podíamos haber estado mucho más atentos y alerta y haber dado una respuesta más rápida, pero para como partimos se ha hecho un esfuerzo inmenso.
-Usted misma era la primera vez que se enfrentaba a la gestión municipal. ¿Le ha decepcionado algo o alguien?
-A mí siempre me decían que lo mejor de todo es cuando llegas a la política municipal, porque cuando tienes capacidad para gobernar, aquello que piensas lo pones sobre la mesa y se desarrolla inmediatamente. Y, definitivamente, no. No te digo que sea un transatlántico, como denominábamos a la Junta de Andalucía, que hasta que gira un poco tiene que pasar mucho tiempo, pero los procedimientos en el ámbito municipal son muchos más largos de los que a mí me gustaría. Luego hay que tener en cuenta que llegamos un momento delicado, con una falta de personal que hace mella, una situación de tensión dentro de la casa y sus profesionales, una ciudad que durante cuatro años había estado falta de escucha. Todo eso se ha ido notando. No era la situación ideal, creo que durante estos tres años hemos capeado como buenamente hemos podido. Pienso mucho cómo estaba a finales de 2015 y me siento satisfecha, sobre todo por el esfuerzo. Yo no me he dejado una gota de esfuerzo personal hasta pagándolo con más de lo que debiera.
-¿Se siente ahora con más autonomía para elaborar la lista?
-Me siento con mucha más experiencia y la capacidad de conocer con más detalle lo que necesita esta ciudad, eso es lo que sí tengo claro, el bagaje de estos cuatro años. Hoy soy más alcaldesa, tengo mayor nivel conocimiento de esta casa, de la ciudad y lo que esperan los ciudadanos y eso se reflejará en la lista.
-Llegado el momento, ¿se plantea pactar con Ciudadanos, como hizo Susana Díaz?
-Ese tema es demasiado precipitado. Aspiro a cumplir hasta el 26 de mayo con mis compromisos, que es el mejor aval con el que me puedo presentar ante los cordobeses, y a ir a por los mejores resultados que haya podido sacar el PSOE en Córdoba. Ese es mi gran reto y por ahora no me planteo más escenarios.
-Por cierto, ¿cómo son sus relaciones con la presidenta de la Junta?
-Han sido buenas siempre y ahora con mucha más complicidad porque es consciente de que el partido en Andalucía se lo juega en las capitales y en las municipales. El hecho histórico de que estemos gobernando por primera vez en la ciudad de Córdoba a ella la tiene muy pendiente y muy implicada.
-¿Y con el partido en Córdoba?
-Muy buenas también, después del congreso creo que tenemos el mismo interés, estamos compartiendo objetivo político. Me siento respaldada, apoyada, hay entendimiento, que nos permite afrontar estos retos con mucha más tranquilidad. Hay un diálogo y coordinación continua y yo me siento especialmente cómoda.
-Cuando anunció que repetiría como candidata a la Alcaldía, dijo que quería situar a Córdoba donde se merece. ¿Dónde?
-Ser esa tercera ciudad de Andalucía, que tiene además singularidades y matices, la décima ciudad en España y que sea colocada en el mapa. Que sea mundialmente conocida por su patrimonio, por su apuesta por la digitalización y la innovación, la logística, la cultura, los procesos de participación... Todas esas tareas donde ha venido trabajando durante mucho tiempo y los roces con otras formaciones políticas le ha impedido estar en el lugar que le corresponde.
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