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Análisis
Sábado 14 de marzo de 2020. Media España lo imaginaba y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo confirmaba: el país entraba en estado de alarma para tratar de frenar el avance del coronavirus y evitar así una sobresaturación del sistema hospitalario. En Córdoba, el primer caso detectado según los datos de la Consejería de Salud y Familias llegó cuatro días antes, si bien aquí cabe decir que el Instituto Andaluz de Estadística, que recoge las cifras oficiales, dice por un lado que ese positivo se anotó el día 9 y en otros apartados lo sitúa en el 10, lo que puede deberse a diferencias temporales en el momento del registro.
A pesar de que días antes se había rumoreado que podía haber algún que otro infectado, las alarmas no eran ciertas. El primer contagiado en Córdoba, por lo tanto (y oficialmente), fue un joven italiano de 26 años que venía de su país de origen y que había estado en contacto con algunos estudiantes Erasmus en la capital. La provincia, en comparación con el resto de Andalucía, tardó algo más en registrar este caso 1, mientras el virus se extendía poco a poco por la comunidad autónoma con especial incidencia en Málaga, que en los primeros días llegó a acumular el 72% de los positivos de la región.
Un día después de confirmarse el primer caso, es decir, el 11 de marzo, ya había dos positivos en Córdoba. El coronavirus empezó a dar la cara y el sábado en que se decretó el estado de alarma la provincia ya contaba con 37 confirmados y seis ingresados. Ese mismo 14 de marzo se detectaron más de 20 positivos y la cifra acumuló semanas y semanas de incrementos que llegaron a su cénit el 28 de marzo, sábado, el día de en el que más positivos comunicó la Junta de Andalucía: un total de 91 en solo 24 horas.
El covid-19 empezó a tener especial incidencia en la zona sur de la provincia y en las residencias, algo que se confirma con los datos oficiales del Gobierno andaluz. Del total de fallecimientos de Córdoba, casi 70 se han localizado en hogares de ancianos; y de esos, casi la mitad (32) fueron en el Distrito Sur, más que en ningún otro (incluida la capital).
Los días que prosiguieron a ese 28 de marzo tuvieron muchos altibajos en la detección de casos y hubo fechas muy señaladas, como el 1 de abril, con 87 más. Lo positivo fue que esas cifras tan llamativas encajaban con jornadas con datos más halagüeños, donde los contagios sumaban poco más de una decena. Las cifras acumuladas hablan de que en Córdoba el número de confirmados ha sobrepasado los 1.700 y buena parte de ellos, más de 1.300, se han detectado a través de las pruebas PCR, mucho más fiables en su diagnóstico que los test serológicos.
En un análisis más global, fue mayo el mes en el que cambió todo. Los efectos del confinamiento derivaron en una caída de los contagios muy señalada y es a partir de los primeros días de este mes cuando los contagios diarios se estabilizan. Ninguna jornada de mayo registró más de 30 casos diarios y hubo algunas en las que los positivos ni siquiera aparecieron. Esa tendencia es la que conserva junio, que ha llegado a encadenar días sin ningún caso nuevo, todo ello a pesar de que este mes ya servía para observar las consecuencias de la desescalada.
Una de las explicaciones más básicas de la declaración del estado de alarma es evitar la saturación de los hospitales. Si el virus SARS-CoV2 hubiera podido campar a sus anchas en una situación de no confinamiento quizá las camas de los centros hospitalarios no hubieran podido dar abasto. El mayor ejemplo en este caso es el de Madrid, foco principal de la pandemia en el país.
En Córdoba, la red hospitalaria ha respondido de forma muy destacada. Los centros han tenido que aplicar fuertes protocolos para hacer frente al coronavirus, al tiempo que han seguido prestando su servicio básico, a pesar de que muchas consultas hayan quedado paralizadas. En cualquier caso, y siempre según los datos oficiales, el pico de ingresos en los hospitales cordobeses llegó el día 27 de marzo, con 40 pacientes hospitalizados por coronavirus.
Los datos acumulados hablan en este sentido de que 561 personas han precisado en Córdoba ser ingresadas por la covid-19, mientras que de ese total, 76 estuvieron en las Unidades de Cuidados Intensivos. Actualmente solo hay un paciente en la UCI.
El escenario que se dibujaba para la provincia desde la Consejería de Salud y Familias hablaba de la capacidad de los hospitales para acoger a casi 400 ingresados por coronavirus, 45 de ellos en la UCI, por lo que Córdoba estaba sobradamente preparada para lo que se le venía encima.
Cuando se hace un análisis de este tipo y se echa la vista atrás, no cabe otra que fijarse en los fallecidos, siempre atendidos como cifras en una curva que tiene cientos y cientos de historias detrás. Dada la incidencia del coronavirus en personas con patologías respiratorias severas y en la población de mayor edad, otro de los focos de contagios y lamentablemente de decesos han sido las residencias.
En Córdoba, las muertes por coronavirus han alcanzado la cifra de 115, tras el último reajuste que ha reducido en dos el número que se venía dando desde hace un par de semanas. Solo hay dos provincias andaluzas donde los fallecimientos hayan registrado una cifra menor: Huelva, donde se han contabilizado 48, y Almería, con 53.
La capital, como es lógico, ha acumulado gran parte de esas muertes, un total de 40. Sin embargo, la zona sur de la provincia también ha sufrido con mayor incidencia los embistes del virus. La causa, los focos en hogares de ancianos. Llamativo es el caso de municipios como Rute, que con una población de unos 10.000 habitantes ha registrado 15 decesos, mientras que Lucena, justo al lado y con una población muchísimo mayor, se ha quedado en tres. La causa, un foco en la residencia Juan Crisóstomo Mangas, que fue epicentro de la información del covid-19 en Córdoba durante semanas. También ocurrió lo mismo con el centro San Rafael de Montilla o el de Nuestra Señora de Gracia de Alcantarilla de Belalcázar.
A partir de este domingo llega la nueva normalidad y Córdoba tiene unos datos sanitarios para afrontarla con algo de esperanza. Tras el último parte, apenas quedan activos 28 casos de los 1.754 contagios totales confirmados, lo que viene a suponer un 1,59%. En el paso por la fase 3, esta cifra se ha reducido en 65, lo que viene a reflejar un incremento negativo cercano al 70% que deja bien a las claras que, por ahora, el trabajo en el control del coronavirus en Córdoba va por buen camino.
A esto hay que añadir que, tal y como afirmó el consejero de Salud y Familias, el cordobés Jesús Aguirre, la provincia hace el seguimiento al 97% de los casos confirmados, lo que significa que el triaje es uno de los mejores de España. Esto coloca a Córdoba en una buena posición para detectar posibles brotes, siempre y cuando se respeten las medidas de seguridad e higiene recomendadas por las autoridades sanitarias.
A pesar de que son muchas las voces que afirman que en otoño podría llegar una mala época que incluso derivaría en un nuevo confinamiento, lo cierto es que hay que ser muy cautos a la hora de analizar el futuro comportamiento del virus, teniendo en cuenta cómo fue el inicio de la pandemia.
Entre otras cosas, la nueva normalidad traerá consigo un mayor movimiento poblacional, especialmente de turistas. Aún así, Córdoba no es un espacio turístico veraniego, lo que a la larga podría ser incluso una ventaja (exclusivamente sanitaria) para evitar la propagación del coronavirus. Sí hay que tener en cuenta, en cualquier caso, una mayor apuesta por el turismo rural, en el que la provincia sí goza de buena posición.
Aún así, los datos sanitarios, especialmente los contabilizados en los hospitales, son bastante positivos para encarar la nueva etapa a la que se enfrenta todo el país. Los últimos partes diarios que emite la Consejería de Salud repiten tendencia día tras día: apenas nuevos casos, estancamiento o bajada en las hospitalizaciones y cero fallecidos.
A todo esto hay que añadir que, a pesar de que finalice el estado de alarma, la Junta de Andalucía tomará el mando y ya ha anunciado una serie de directrices de carácter restrictivo. Concretamente, ha aprobado un paquete de 400 medidas que afectan a una treintena de sectores en la comunidad y que se han desarrollado bajo tres premisas: la higiene constante de manos, el uso el mayor tiempo posible de la mascarilla y la distancia social de metro y medio.
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