Córdoba celebra el día de San Álvaro con una procesión y el tradicional huevo duro
Fervor
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La Hermandad de San Álvaro de Córdoba ha festejado este domingo, 19 de febrero, la onomástica del beato con diferentes liturgias y el obsequio de huevos duros en el santurio de Santo Domingo de Scala Coeli. La celebración ha comenzado con una misa presidida por el superior de los dominicos del convento, el padre Félix Hernández, y ha contado con el canto del Real Centro Filarmónico de Córdoba Eduardo Lucena.
Como es tradicional, en el transcurso de la eucaristía se han impuesto las medallas a los nuevos hermanos.
Terminada la misa, el busto del titular ha sido sacado en procesión por los hermanos, entre quienes se encuentran el diputado del PP de Córdoba Andrés Lorite y el presidente de la Gerencia de Urbanismo, Salvador Fuentes.
A continuación, ha tenido lugar la tradicional convivencia entre los asistentes, a los que se ha obsequiado con el tradicional huevo duro y una copa de vino de la tierra.
Álvaro de Córdoba nació a mediados del siglo XIV en Zamora en el seno de la noble familia Cardona. Entró en el convento dominico de San Pedro en Córdoba en el año 1368 y fue un famoso y ardiente predicador que contribuyó a la reforma de la orden iniciada por el beato Raimundo de Capua.
Peregrinación a Tierra Santa
En una peregrinación a Tierra Santa, quedó impactado por el doloroso camino del Calvario recorrido por Jesucristo. Deseoso de vivir una existencia en soledad y perfección, donde poder templar el espíritu para un apostolado más provechoso, con el favor del rey Juan II de Castilla, del que era su confesor, pudo fundar a tres millas de Córdoba el convento de Santo Domingo Scala Coeli, donde había varios oratorios que reproducían la vía dolorosa que veneró en Jerusalén.
Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando origen a la devoción tan bella del vía crucis. De noche, Álvaro de Córdoba se retiraba a una gruta distante del convento donde oraba y se flagelaba. Con el tiempo, ésta se convirtió en meta de peregrinaciones para los fieles.
Se dice que Álvaro de Córdoba poseía el don de profecía y obró milagros. Murió el 19 de febrero de 1430 y fue sepultado en su convento. El Papa Benedicto XIV aprobó su culto el 22 de septiembre de 1741.
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