Córdoba se reencuentra con la Cata del Vino en una edición que se prevé un "éxito"

Tres días han pasado desde que terminó la Semana Santa y los cordobeses han vuelto a lanzarse a la calle en masa. El esperado regreso a la Cata del Vino, tras la pausa de la pandemia, no se ha visto empañado por la ambigüedad de una metereología que, durante esta semana -y solo llevamos tres días-, ha dejado pinceladas de verano y de retroceso al invierno que no fue. Contra el viento y el txirimiri, cientos de cordobeses se han agolpado sobre las 14:00 en la primera fila de este año para entrar al mítico aparcamiento anexo al Palacio de la Merced de la Diputación de Córdoba, donde se viene celebrando la cata cada año. Éste, por trigésimo séptima vez. 37 edición. XXVII en números romanos, como reza la copa.

El presidente de la Diputación de Córdoba, Antonio Ruiz, como anfitrión del lugar, ha hecho los honores del corte de la cinta inaugural -bandera de España y Andalucía- que daba el pistoletazo de salida a la Cata y con ella, aunque aún sea abril, del mayo cordobés. Por si se volvieran a unir los trozos de tela, la subdelegada del Gobierno en Córdoba, Rafaela Valenzuela, y el delegado del Gobierno de la Junta, Antonio Repullo, han participado en el ritual del tajo y también se han llevado su trozo de bandera. En la foto de familia, numerosos políticos representando a las mismas instituciones y al Ayuntamiento de Córdoba.

Una vez cumplido el protocolo, ha quedado abierta la fiesta del vino para los cordobeses y los turistas que la quieran disfrutar hasta el próximo domingo 24 de abril. Un total de 26 bodegas y ocho restaurantes cordobeses darán de beber y comer los mejores caldos y platos de la provincia. Como es habitual, también habrá una programación de actividades como el IV Concurso Nacional de Vinos Dulces y Especiales Paxera (viernes, 22 de abril, a las 15:00) y una serie de catas dirigidas a cargo de las bodegas en las que cualquier persona podrá participar.

Con la ilusión desbordada y muchos días de trabajo por delante, los responsables de las bodegas han mostrado sus "buenas expectativas", en afluencia de público y venta, para esta edición, por la sencilla razón de las "ganas" que tienen de volver a celebrar esta fiesta. También será un año marcado por la presentación de las novedades en las que llevan trabajando todos estos años, afirman desde algunos stands.

Mensajes de las autoridades

Encargado de bendecir el regreso, Antonio Ruiz ha augurado el "éxito" para esta edición en la que, además de dar el pistoletazo de salida al mayo cordobés queda inaugurada "la vuelta a la normalidad" en el día que queda excluida la obligatoriedad del uso de mascarillas en interiores.

"Como una buena ópera, necesita programación". Así ha querido ensalzar Javier Martín, presidente del Consejo Regulador de Montilla-Moriles, la importancia de un evento para el que se espera una gran asistencia. Por eso, y ante la posibilidad de que alguien se quede sin disfrutar, Martín ha recordado que la sesión matinal es de acceso gratuito y sin entrada previa, mientras que los que si quieran acudir por la noche deberán comprarse el ticket en la web.

Un detalle. La impresión de una paloma en el reverso de la copa -hace años que ya no reparten catavinos, para disgusto de los puristas-, es "un guiño a la paz" en medio de la guerra en Ucrania, ha destacado Javier Martín.

Las caras de mayor felicidad las han puesto los regidores de los municipios protagonistas. Rafael Llamas, alcalde de Montilla, y Francisca Carmona, alcaldesa de Moriles, han transmitido un mensaje de apoyo a todos los agricultores y a sus familias que hacen posible que "hoy estemos aquí" y también han dedicado unas palabras a la importancia de "solventar" el problema del relevo generacional y que los jóvenes de estos municipios vean rentable en un futuro dar continuidad a estas bodegas.