Córdoba reivindica las necesidades de las personas con TDAH

Con una batucada que ha recorrido la calle Cruz Conde, en el centro de la ciudad, hasta la plaza de las Tendillas y al grito de “quiero aprender como tú”, Córdoba se ha sumado al Día Nacional del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). La marcha con la que en la ciudad se ha dado visibilidad a una enfermedad que, aunque se asocie a niños y adolescentes, es algo con lo que se nace y se muere, ha partido desde la sede de la asociación TDAH Córdoba –nacida hace solo unos meses–.

“Sabemos que es difícil, pero la asociación se creó con la idea de reivindicar que se reconozca el 33% de discapacidad a todos las personas con TDAH”, explicaba entonces su presidenta y madre de una adolescente de 19 años con esta patología, Rafaela Torres. Es un requisito indispensable para poder optar a las becas de apoyo educativo para psicología y logopedia y, a la misma vez, supone el “inconveniente” de muchas familias porque no se le es reconocido a sus hijos o porque el plazo de valoración, en algunas ocasiones, tarda un año o más en resolverse.

Además de luchar para que las familias opten a ayudas, el foco de TDAH Córdoba se centra en “financiar a esos padres que por su situación no pueden costear los tratamientos privados o concertados para la mejora del trastorno de sus hijos”. Con ese propósito, la asociación ha iniciado un proyecto TDAH-EMPRESAS, para las entidades que quieran ayudar con donaciones voluntarias, o aportaciones.

Al nerviosismo o la atención, que es una parte importante del TDAH, se suman otros conductas adheridas, como el trastorno disocial, los problemas negacionistas desafiantes, el trastorno del sueño, o la falta comprensión y adaptación, entre otros. Con todo este cómputo de comorbilidades tienen los padres que lidiar y buscar ayuda que a veces no llega y sale de su bolsillo, tal y como explicaba Rafaela Torres.

"Necesitamos hacer el llamamiento de que en torno al 10% de la población de Córdoba y su provincia está afectada de TDAH”, un porcentaje que, según las cifras que apunta Rafaela Torres, estaba en el 7% hace unos años y que “va en aumento”. “Hay que concienciar que no solo está en los niños, sino también está en la adolescencia y en la edad adulta”, por lo que acaba repercutiendo en la inserción laboral, insistía.