Coronavirus en Córdoba: "Estoy bien, con ganas de volver al campo", dice un contagiado

Campiña Sur

Miguel y Ana, dos jubilados de Montemayor, dieron positivo tras un viaje del Imserso a Benidorm

Permanecen recluidos en casa desde hace una semana, y ella no ha desarrollado ningún síntoma

Más información: Los contagios se propagan por 15 municipios cordobeses

Centro de mayores de Montemayor, ahora cerrado. / El Día

El coronavirus llegó a Montemayor en autobús. Después de un viaje del Imserso al que se sumaron dos matrimonios jubilados del municipio de la Campiña Sur junto a muchos otros pensionistas de la provincia. En un bus directo de Córdoba a Benidorm. "Se fueron el sábado 29 de febrero y volvieron el 7 marzo, justo una semana", cuenta Miguel, hijo de Miguel (77 años) y Ana (75 años), dos afectados. 600 kilómetros y más de seis horas de viaje. Alguna tos sospechosa, gargantas secas, varias paradas en el camino acompañadas de varios estornudos furtivos y cuerpos destemplados, nada extraño en una época del año en la que las alergias hacen un cóctel con los resfriados propios de los cambios de temperatura.

Miguel, acostumbrado al trabajo en el campo, volver al huerto no le importó lo más mínimo tras unos días en la ciudad alicantina, con sus paseos, sus noches de baile, sus buffets libres y sus rascacielos a la orilla del mar, en esa extraña Tel Aviv del Levante español a la que en esta época del año llegan jubilados de toda España en busca del buen tiempo. O para romper la rutina. Hasta que llegó el coronavirus y, con ella, el encierro profiláctico.

La cronología es la siguiente. "El domingo se fue a la huerta y por la tarde decía que le dolía todo el cuerpo", relata el hijo. El lunes empeoró y el martes, advertido por la pandemia que ya había dejado positivos en Córdoba capital y Cabra, acudió al centro médico. El diagnóstico fue un "cuadro gripal" y la prescripción, quedarse en casa, beber mucho líquido y los fármacos habituales. La situación cambió el miércoles cuando su amigo y acompañante en Benidorm terminó en el Reina Sofía con insuficiencia respiratoria y neumonía: era la gripe surgida en los mercados de Wuhan, una invitada indeseada.

El viernes se sometió al test y, ya de madrugada, una semana más tarde de empezar a sentirse mal, llegó el diagnóstico: positivo a covid-19. "Tanto él como mi madre llevan encerrados en casa desde el principio, no han tenido relación con nadie", dice Miguel hijo. Su madre dio positivo un día más tarde, aunque no ha desarrollado la enfermedad y permanece asintomática, sin ninguna evidencia aparte de la preocupación y el nerviosismo.

Miguel padre ha estado "flojo", con "un poco" de malestar en la garganta, algo de fiebre y "dolor de cuerpo, como si le hubieran dado una paliza", describe su hijo, que durante este tiempo los ha visitado cada día tomando la precaución de no aproximarse más de un metro, como le recomendaron los médicos, y siguiendo las instrucciones de lavarse las manos continuamente y evitar tocar nada en la vivienda.

De ahí su mensaje de tranquilidad: "No ha sido diferente a una gripe o a un resfriado". La evolución es favorable y desde el domingo no tiene fiebre, así que si en una semana continúa como hasta ahora podrá regresar a sus quehaceres diarios, aunque no sabe si regresarán a Benidorm. "Estoy bien, con ganas de volver al campo", confiesa Miguel padre desde su vida en cuarentena.

En el municipio de la Campiña Sur son cuatro los vecinos afectados, de un total de 68 positivos en toda la provincia; solo uno permanece ingresado en el hospital y, afortunadamente, su evolución también es favorable. "Los vecinos están viviendo esta situación con normalidad y no hemos detectado ningún comportamiento desagradable", agradece el alcalde, Antonio García (IU), quien estos días, como aconsejan los expertos, también teletrabaja para despachar los asuntos municipales que no se pueden postergar. "Y, si alguien necesita algo, siempre se puede atender desde el balcón", bromea para romper la tensión.

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