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Casi un millar (993 concretamente) de personas sin hogar fueron atendidas durante el pasado año por Cruz Roja en Córdoba, donde la entidad está reforzando precisamente estos días su intervención con este colectivo ante la bajada de las temperaturas experimentada en las últimas semanas.
Esta cifra supone una disminución del 13% respecto a 2022, cuando la institución humanitaria prestó apoyo a 1.141 ciudadanos en esa situación de extrema vulnerabilidad.
Entre esas cerca de 1.000 personas sin hogar que recibieron la atención de Cruz Roja, el perfil mayoritario fue un año más el de un hombre de entre 30 y 60 años de nacionalidad española al que la crisis, la falta de una red de apoyo y otras circunstancias han conducido a esta situación de exclusión residencial.
Así, las estadísticas del último año de la organización humanitaria muestran que el 87% de las personas sin hogar atendidas fueron hombres; un 44% españoles (aunque se prestó apoyo a personas de medio centenar de países); y dos de cada tres tenían una edad comprendida entre los 30 y los 60 años (aunque se ofreció ayuda a cerca de un centenar con más de 60 y a 16 menores de 18 años).
El grueso de dichas atenciones se realizó un año más desde la Unidad de Emergencia Social (UES), un dispositivo conformado íntegramente por voluntariado que recorre tres noches a la semana las calles de la capital –y que también sale en municipios como Lucena o Priego de Córdoba- para ofrecer a la población en exclusión residencial comida y bebida reparadora, atención sociosanitaria y apoyo humano.
Si bien en periodos de más frío como el actual se añaden en el reparto mantas, sacos de dormir y prendas de abrigo. En estos últimos días, el voluntariado de Cruz Roja ha atendido en cada una de sus salidas entre 50 y 60 personas -según el día- que viven en la calle.
“Con la llegada de la lluvia y la bajada de las temperaturas, la situación de las personas sin hogar se vuelve más vulnerable si cabe. Ante esto, desde Cruz Roja seguimos estando a su lado, llevándoles mantas, sacos de dormir, comida y bebida reparadora y, lo más fundamental, una mano amiga que les ofrezca compañía en esta situación”, explica Elena Teruel, técnica de la organización que coordina este servicio.
La UES –que contó un año más con el respaldo de la Consejería de Inclusión Social, Familias, Juventud e Igualdad de la Junta de Andalucía-, busca servir de enlace para intentar, en la medida de lo posible, integrar al colectivo de personas sin hogar en la red de asistencia normalizada, con objeto de promover de este modo su inclusión en la sociedad.
A día de hoy, medio centenar de personas participan como voluntarias en este proyecto, que se realiza en coordinación con el resto de entidades que conforman la Red CO-Habita de atención a personas sin hogar de Córdoba, de la que también forman parte Adeat, Fundación Prolibertas, Hogar Sí, Cáritas, Fundación Don Bosco y el propio Ayuntamiento de Córdoba.
Aunque la mayoría de atenciones con este colectivo se llevan a cabo en la capital, la institución humanitaria también tiene en marcha acciones orientadas al mismo en municipios de la provincia como Baena y Rute.
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