Cuentan en 15 de agosto en el Alcázar Viejo....
tradición
Cientos de cordobeses acompañan a la Virgen de Acá en su desfile procesional hacia la Mezquita-Catedral para conmemorar el día de la Asunción de la Señora
Cuentan en su barrio, el de Alcázar Viejo, que se cumplen 10 años de aquel día en el que la Virgen de Acá -con motivo del 50 aniversario de la reactivación de su hermandad, la del Tránsito- realizó un entonces recorrido histórico y ahora, una década después, ya clásico, que suponía hacer estación por la catedral. Aquel 15 de agosto de 2008, la Virgen yaciente cruzaba el Arco de Caballerizas para retomar un itinerario que llevada dos décadas sin hacer.
El paso sobre el que reposaba entonces era más ancho y más largo que el de 2007 y aún le faltaban por rematar algunos detalles. Es el mismo paso -dañado ahora por el paso del tiempo- sobre el que Nuestra Señora del Tránsito reposa en 2018, ese paso cuya restauración es una prioridad para su hermandad, que confía en contar con todos sus respiraderos como nuevos en la procesión de 2019.
Cuentan en su barrio, el del Alcázar Viejo, que la devoción a esta procesión letífica viene desde 1864, año en el que recorrió las calles por primera vez una imagen que no falta a su cita anual desde 1936. Acompañada por la Banda de Música Tubamirum -de Cañete de las Torres, agrupación que lleva ya 14 años poniéndole banda sonora a la procesión- toca pasar de nuevo por la Catedral aunque con una leve variación en el itinerario de vuelta a la parroquia de Nuestra Señora de la Paz. No se puede procesionar por la Puerta del Puente por los bolardos antiterroristas que hay en la misma y que fueron colocados tras los atentados de Cataluña de hace ahora un año.
Es sólo una pequeña anécdota en un desfile muy esperado en la ciudad, ya que la festividad de la Asunción de la Virgen en Córdoba no se entiende sin la Virgen del Tránsito, sin la Virgen de Agosto, sin la Virgen de Acá, la de Alcázar Viejo -como cuentan en su barrio que les gusta llamarla-. Es una pequeña anécdota en un cortejo en el que el crujido de la apertura del portón de la parroquia de Nuestra Señora de la Paz -casa que comparte con los titulares de la Hermandad de la Pasión- precede al tradicional saludo de la Virgen de Acá a todos esos mártires víctimas de las elevadas temperaturas que se registran durante la salida y buena parte del recorrido procesional. La imagen, una talla en madera de autor desconocido, donada por los duques de Benamejí y cuyo origen se remonta al siglo XVII, vuelve a acercarse a la orilla del Guadalquivir, previo paso por las Caballerizas y el Alcázar de los Reyes Cristianos.
El frescor de la orilla río y el olor constante a incienso confluyen en un momento que, casi con total seguridad, no esperaban las centenas de turistas que, atónitos, hacen una pausa en sus paseos por el entorno de la Mezquita para atender a la Virgen, para contemplar su paso a hombros de casi una cuadrilla de costaleros que, tras donar cada uno de ellos 12 euros para ayudar a la hermandad, llevan preparándose para vivir este día grande desde finales del pasado julio.
Cuentan en su barrio, el del Alcázar Viejo, que una de las escenas de la procesión que los teléfonos móviles deben captar es el paso de la Virgen de Acá por el Patio de los Naranjos o cualquiera de las estampas en las que aparezca con la Mezquita-Catedral de fondo. Cuentan en su barrio, el del Alcázar Viejo, que hay que acompañar la tarde comiendo higos chumbos. Algún que otro puesto ambulante de esos que parece que están en peligro de extinción espera la llegada de aquellos que quieren ser fieles a esta tradición y degustar esa fruta propia de la tarde-noche del 15 de agosto.
Cuentan en su barrio, el del Alcázar Viejo, que a la Virgen de Acá le gusta ir tumbada en ese viaje hacia la eternidad celestial sobre un exorno compuestos por cientos de flores y, sobre todo, por cientos de nardos, que año tras año parece su favorita. Cuentan en 15 de agosto en su barrio, el del Alcázar Viejo...
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