Descubren por primera vez peces en el arroyo Bejarano

Acción Ecologista Guadalquivir denuncia que el cauce está en el nivel más bajo de los últimos 12 años

Descubren por primera vez peces en el arroyo Bejarano
Descubren por primera vez peces en el arroyo Bejarano

Los valores naturales del arroyo Bejarano no se agotan pese al deterioro progresivo que padece este paraje de la Sierra y que constantemente es denunciado por diversos colectivos ecologistas. A los méritos ya conocidos de este enclave situado en las inmediaciones de Santa María de Trassierra se suma ahora el descubrimiento de la presencia de peces, cuando no existía constancia de ello en estas aguas. El descubrimiento tiene su origen en el trabajo desarrollado por el colectivo Acción Ecologista Guadalquivir para chequear periódicamente el estado de los cauces fluviales. Como señaló ayer el presidente de este colectivo, Bartolomé Olivares, en esta inspección detectaron que había vida en las aguas del arroyo del Bejarano, un dato desconocido hasta el momento de forma fehaciente.

Esta información había que contrastarla con un trabajo más riguroso. Por eso, se pusieron en contacto con el profesor del Departamento de Zoología de la Universidad de Córdoba, Carlos Fernández, quien a través de un sistema de pesca eléctrica pudo capturar algunos de los ejemplares que viven en las aguas del Bejarano. En concreto, las especies que radican en este lugar de la Sierra son el cacho (squalius pyrenaicus) y el calandino (iberocypris alburnoides), el primero de los cuales tiene la habilidad de camuflarse y esconderse, por lo que no ha sido visto hasta ahora. Ambas son especies raras en estas latitudes.

La teoría sobre la llegada de estos peces a este lugar apunta a que lo hicieron hace miles de años, cuando el cauce del Guadiato era superior al actual, por lo que no tuvieron dificultad alguna a la hora de remontar aguas arriba hasta llegar a las inmediaciones de Santa María de Trassierra.

El descubrimiento de estas dos especies piscícolas se realiza meses después de que científicos de la Universidad de Córdoba identificaran una hormiga autóctona de este lugar, bautizada como bejaraniensis, que convive con otras 60 variedades en este lugar. En noviembre del pasado año, un grupo de investigadores de la UCO, encabezados por el profesor Joaquín Reyes López identificó a este insecto que no figura catalogado en ningún manual científico. Este descubrimiento se hizo público en el transcurso de las segundas jornadas universitarias sobre el arroyo del Bejarano que organiza Acción Ecologista Guadalquivir y que tiene como objetivo subrayar los valores ambientales de la zona.

A esta buena noticia del descubrimiento de los peces, que viene a reforzar los argumentos de quienes demandan una figura legal de protección para este entorno, se suma el descenso en el caudal de sus aguas. El propio Olivares destacó que habitualmente es de seis litros por segundo y que el año pasado se encendieron las luces de alarma cuando se bajó a cuatro y este verano está en tres, "cuando ha sido un buen año de lluvia". Éste es el nivel más bajo de los últimos 12 años, el tiempo que Acción Ecologista Guadalquivir lleva controlando el cauce del Bejarano.

Desde este colectivo se ha denunciado en reiteradas ocasiones la extracción "cada vez mayor" de aguas subterráneas que se produce en la cabecera del arroyo. Actualmente hay más de un centenar de perforaciones, una situación que ha sido denunciada tanto ante la Agencia Andaluza del Agua como ante la Delegación de Medio Ambiente.

"Ahora se ve la huella húmeda, pero sin agua", explicó el presidente de Acción Ecologísta Guadalquivir. Esta situación, que apareció hace dos semanas, es una muestra evidente del déficit hídrico que sufre este paraje natural de la Sierra cordobesa. En los lugares donde se mantiene la lámina de agua se advierte que su superficie es menor a la de años anteriores.

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