Desnudo ante la Justicia marroquí
El Colegio de Abogados de Córdoba crea un observatorio de derechos humanos y asiste por primera vez como observador internacional a un juicio en Marruecos
"Lo que les está ocurriendo a los saharuis es un auténtico genocidio". Quien así habla es el letrado cordobés Francisco Javier Campos, un miembro del recién creado observatorio de derechos humanos del Colegio de Abogados de Córdoba que el lunes formó parte de la primera misión como observador internacional en la que participa el órgano colegiado cordobés. El juicio se celebró en el Tribunal Penal de Marraquech. Y allí, esposado a delincuentes comunes, ladrones y estafadores, se sentó Naama Asfari, el copresidente del Comité para el Respeto de las Libertades y de los Derechos Humanos en el Sáhara Occidental (Coreslo) y reputado activista de la causa saharaui.
Asfari fue detenido el 13 de abril en Marraquech, acusado de chocar contra una automovilista en estado de embriaguez y en posesión de un arma blanca. Se sentó por primera vez en el banquillo el 21 de abril, y los observadores internacionales presentes en la sala vislumbraron que los cargos presentados contra él eran, aparentemente, excusas: los agentes no constataron su estado de embriaguez, las declaraciones de la demandante y los testigos eran contradictorias y el arma que llevaba nunca se exhibió. Aún así, Asfari fue condenado a dos meses de prisión, antes incluso de que el recurso que presentó su letrado se resolviera. Y el lunes fue citado de nuevo para comparecer en el juicio de apelación.
De lo que ocurrió en la sala fue testigo un grupo de observadores internacionales de España y Noruega entre los que se encontraba Campos. Como intérprete de la misión intervino Sidi Mohamed Dadach, un conocido activista condenado a muerte en 1979 que fue liberado en 1999, después de tres décadas en prisión. "Lo sentaron como a un preso común, esposado junto a otras dos personas", relató Campos. "Normalmente, a los saharauis no los dejan entrar en el edificio, pero como había observadores internacionales la situación fue diferente. Se notaba la presión que había en la sala, con policías de paisano que no levantaban la vista de los saharauis", relató.
A Asfari lo llevaron en ropa interior a la sala: "Vestía con el traje típico de Sáhara [la llamada darraa] y le dijeron que se lo quitara. Pero debajo llevaba un pantalón de camuflaje, así que el tribunal se molestó y también le ordenó quitárselo", narró Campos. Finalmente, el juicio no se celebró, debido a que la denunciante no acudió a la cita. Al salir de la sala, Asfari cantó varios eslóganes a favor del Frente Polisario y el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui: "No se habría atrevido si no hubiéramos estado los observadores. Le podían haber dado una paliza allí mismo", dijo el letrado.
El Colegio de Badajoz, participante también en la misión, hizo ayer público su informe, donde los letrados mostraron su "repulsa por la detención y el trato degradante a Asfari". Los abogados denunciaron "las torturas y agresiones sufridas en la comisaría y el centro de detención en Marruecos" y subrayaron la "represión que el país ejerce sobre los activistas de los derechos humanos".
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