Don Carnal gana a la lluvia

El confeti, los paraguas y las máscaras inundan las calles de la zona centro de capital en la última jornada de las fiestas del Carnaval, a la que acudieron miles de personas

Don Carnal gana a la lluvia
Lourdes Chaparro

02 de marzo 2009 - 01:00

En su último día de gloria absoluta, Don Carnal no falló a sus seguidores a pesar de la lluvia que cayó, de manera intermitente, durante buena parte de la jornada de ayer. Las nubes ya lo presagiaron a primera hora, pero la fuerza de Don Carnal pudo más y eso que, justo cuando dio comienzo el desfile en el Paseo de la Victoria, cientos y cientos de paraguas comenzaron a abrirse ante las primeras gotas.

Quizás para espantar a la lluvia o quizás para intentar caldear el ambiente, el grupo Maluko da Beko, de batukada, abrió el desfile, en el que participaron hasta 26 agrupaciones. No obstante, en primer lugar se ubicó la alcaldesa, Rosa Aguilar -quien aguantó poco en el desfile-, acompañada por el concejal de Feria y Festejos, Marcelino Ferrero, la edil del PP Blanca Córdoba y el presidente de la Asociación Carnavalesca, Antonio Navajas.

Primeros sones, primeros saltos, primeros ritmos y algún que otro aplauso en La Victoria. "Como está el cielo ahora mismo, deberían suspender el desfile, sobre todo, por los niños pequeños", sostuvo Manuel Gómez, mientras esperaba el paso de las agrupaciones. Pero su intención se quedó en eso, en pura intención, puesto que el desfile continuó a ritmo intermitente.

El son de la batuka proseguía mientras que la primera carroza asomaba en La Victoria. En total, fueron cinco las carrozas que desfilaron, como la comparsa infantil Los limpiabotas. "Que aligeren, que se den prisa, que como siga lloviendo no van llegar a La Corredera", insistía Teresa, disfrazada de enfermera para la ocasión. "Todos los años me visto y vengo al centro para ver a la gente", apuntó.

Como ella, pequeños, mayores, adolescentes e, incluso, familias enteras y algún que otro turista despistado se echaron a la calle a pesar de las inclemencias del tiempo. Todo fuera por despedir a Don Carnal. El espíritu de la fiesta inundó, sin duda, las calles. Los cantos de las comparsas y chirigotas no se hicieron esperar, aunque en la parte inicial del desfile apenas se dejaron oír. La lluvia caía con insistencia y el confeti se pegaba en los paraguas. Sin embargo, el desfile se transformó, por completo, al llegar a la calle Cruz Conde. Las nubes se abrieron ante un tímido sol y permitieron disfrutar plenamente del espectáculo y que Paco Leal, un clásico peñista, que nunca falta al Carnaval, repartiera jamón a diestro y siniestro desde su coche, tal y como hace desde hace muchos años.

Sin duda, los componentes de la chirigota Dónde se la coloco fueron algunos de los que más aplausos se llevaron y, además, aportaron una distintiva nota de color a la mañana. Con una bombona de butano, de pega claro, sobre sus hombros, fueron animando al público, que se agolpó en torno a la plaza de Las Tendillas.

Como en la mayoría de este tipo de fiestas, las alusiones y críticas a los políticos tampoco faltaron. Buena prueba de ello fueron los componentes de la chirigota Las mantis religiosas, que portaban estandartes con las caras del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y la alcaldesa, Rosa Aguilar, a quienes rezaban para que la crisis económica concluya lo antes posible.

"Qué canten, qué canten", pedía Rosa al coro Puerto Rico. Y es que, ésta agrupación ha sido la responsable de que el Gran Teatro acogiera los sones de un coro tras una veintena de años de espera en Córdoba; es más, sus componentes se han llevado numerosos premios este año en el Concurso de Agrupaciones Carnavalescas y han conseguido levantar al público del Gran Teatro de sus asientos tras sus actuaciones. Al paso de los Puerto Rico, Álvaro, junto a cinco amigos más y disfrazados como mozos en las fiestas de San Fermín, simulaban esperar a los toros. "No se nos ocurría ningún disfraz y éste era muy fácil", apuntó el joven de 15 años. A su lado, otro grupo de adolescentes. En este caso, un grupo de cuatro amigas que ayer se hicieron pasar por agentes de policía, "pero de las malas", destacó María José, mientras se colocaba unas gafas de sol y mostraba la placa -también de pega-.

El centro de mayores Ciudad Jardín no faltó a la cita y sus componentes disfrutaron de lo lindo subidos a una pequeña carroza disfrazados de mariquitas y saltamontes.

"Ésto es Carnaval, ésto es Carnaval", gritaban al unísono un grupo de adolescentes vestidas de agentes de la Guardia Civil. "Me gusta mucho esta fiesta y este año también me he disfrazado de enfermera y de bruja", indicó María, quien a sus 14 años aspira a convertirse algún día en Sultana del Carnaval. "Mis padres dicen que no me puedo presentar, pero me voy a enterar de la edad que piden y cuando pueda me presento y seguro que gano", aseguró convencida, mientras sus amigas asentían y esperaban con paciencia el paso de la carroza de los sultanes de este año.

Tras pasar por Cruz Conde y dejar el rastro de confeti y buen rollo el desfile continuó con su ritmo, casi desenfrenado a esas alturas del mediodía, por Las Tendillas, para bajar por Claudio Marcelo. No obstante, en este punto muchas familias, y algún que otro despistado, prefirió descolgarse del desfile y llegar antes a la plaza de la Corredera bajando por la calle Alfonso XIII para ganar tiempo y evitar el atasco del gentío.

Todo parecía ir bien, hasta que el cielo volvió a encapotarse y la lluvia regresó justo al final del desfile. Sin embargo, el programa previsto continuó a pesar de la lluvia. Así, la asociación carnavalesca hizo entrega de los premios del concurso de agrupaciones, del certamen de carteles, de la gala de sultanas y sultanes y del concurso de coplas y de disfraces.

La quema del dios Momo, que en la mitología griega era la personificación del sarcasmo, las burlas y la agudeza irónica, además de dios de los escritores y poetas, puso el broche de oro al desfile y, por tanto, a la fiesta de Don Carnal, que comenzó el pasado 22 de febrero. Los encargados de prender fuego a la deidad del Carnaval, que cómo no, este año representaba a la crisis económica, fueron Marcelino Ferrero y el concejal de Seguridad y Movilidad, José Joaquín Cuadra. Ellos pusieron fin a los días de gloria de Don Carnal, que dan paso a Doña Cuaresma.

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