Edgar Burgos (cineasta):“Córdoba se merece un festival de cine como lo tienen Málaga o Sevilla”

Entrevista

Es el presidente del colectivo organizador de la primera edición de la Semana del Cine de Córdoba, todo un sueño hecho realidad que echará a andar en unos días en la ciudad

El cineasta cordobés Edgar Burgos. / Juan Ayala

Edgar Burgos (Córdoba, 1981) es un constante perseguidor de sueños cinematográficos. Entre los últimos trabajos de este hombre orquesta del cine -además de director también es guionista y tiene una productora- está la confección de storyboards para la aclamada seria La casa de papel. El cineasta cordobés, que ha visto como sus cortos han sido reconocidos con premios, preside la Asociación de Profesionales del Cine y el Audiovisual de Córdoba (Asociación Record), un colectivo que en unos días verá hecho realidad el sueño de que Córdoba celebre su primera Semana del Cine.

–Antes de hablar de la Semana del Cine de Córdoba le quiero preguntar si ser cineasta hoy en día es ser un superviviente.

–Sí, supongo que siempre lo ha sido, pero entiendo que sobrevivir en cierta manera es saber adaptarte, y el cine es en una industria que siempre está en transformación, y en los últimos años más que nunca. Solo si eres capaz de adaptarte a esos cambios seguirás adelante.

–¿Por qué Córdoba necesita una Semana del Cine?

–Este es un proyecto que siempre habíamos planteado en la Asociación Record [organizadora de la cita] y entre los cineastas cordobeses, los que vivimos aquí y los que han tenido que irse fuera, que Córdoba se merece un festival de cine con cierta enjundia.

–Un proyecto que llega después de otros intentos de consolidar unas citas parecidas y que desaparecieron de la ciudad.

–Obviamente. Hemos tenido en Córdoba algunas citas que han pasado de largo como el Festival de Cine Africano, el de Música de Cine o Animacor. La Semana del Cine de Córdoba es el boceto o borrador de lo que nos gustaría que el día de mañana fuera el Festival de Cine de Córdoba, como lo tiene Málaga o Sevilla, un festival grande. Eso va a depender mucho de la aceptación que tenga la cita este año. Vamos a ir adaptándola y mejorándola en base a eso, pero la idea es crecer. Este es el punto de partida para ello. Que Córdoba tenga una Semana del Cine ya de por sí es una buena noticia. Hasta dónde queremos llegar, hasta convertirla en un festival, eso lo dirán las instituciones.

El cinesata cordobés Edgar Burgos. / Juan Ayala

–En la Semana del Cine habrá una mesa redonda sobre las dificultades de los guionistas, creadores y productoras, ¿cuáles son a su parecer esas dificultades?

–En Andalucía, la principal dificultad es la falta de apoyo en forma de ayudas económicas a la creación, a los creadores, y cuando digo creadores me refiero también a los guionistas y a las productoras que desarrollan proyectos.

–¿Solo ocurre en Andalucía?

–En casi todas las comunidades autónomas, por ejemplo en Cataluña, Madrid o el País Vasco, sí hay ayudas específicas para los creadores. De esta forma, por ejemplo, un guionista no tiene que compaginar la escritura con otro trabajo, porque se le paga por el tiempo de desarrollo de sus proyectos. Porque esos proyectos necesitan ese colchón económico para poder dedicarle tiempo, si no se puede dedicar un tiempo necesario, al final tenemos proyectos o poco desarrollados o mal desarrollados, y creo que eso nos perjudica a todos. Esas ayudas son una señal de una industria saneada y un apoyo a las productoras locales. Eso, por ejemplo, debería ser lo primero en la lista a nivel de la Junta de Andalucía, a nivel de apoyo autonómico.

–¿Y el apoyo privado cómo está en el sector del cine?

–Es complicado y siempre depende mucho del producto y digo producto, porque los productores lo ven un poco así. Va a depender mucho de quien esté al mando de ese producto, de esa película, y de si hay una viabilidad comercial, y no todas las producciones están pensadas para contar con esos apoyos.

"La principal dificultad que tenemos los creadores en Andalucía es la falta de apoyo económicos”

–En una de sus entrevistas defendía que el productor quiere ver reflejado en la pantalla hasta el último dólar o euro que ha invertido.

–Y es lógico. Si en una película los actores no son famosos, si no hay muchos efectos especiales...¿en qué se ha gastado el dinero? En una película tiene que lucir que ha aprovechado bien su presupuesto. Alcarràs, la película que ganó en el Festival de Berlín, tuvo dos años de desarrollo. Esos dos años alguien los tuvo que pagar. ¿Y cómo se paga? Pues con una inversión a través de ayudas al desarrollo de las productoras o a través de apoyo a los guionistas; insisto en que es el tipo de cosas que necesitamos, y eso también se refleja en pantalla.

–¿Cualquier tiempo pasado fue mejor a la hora de filmar un largo?

–Es injusto hacer comparativas entre el cine de antes y el de ahora, porque son dos mundos totalmente distintos; en el cine, la tecnología, internet y las plataformas digitales lo han cambiado todo. Siempre ha sido difícil filmar una película, y ahora, sobre todo, lo difícil es sobrevivir a la irrelevancia y no pasar desapercibido en ese fondo de catálogo infinito de la mayoría de las plataformas, que alguien te vea. El problema de la generación actual de cineastas no está en que sea difícil conseguir rodar una película, sino en llegar con ella al público, paradójicamente.

–¿Y el público sabe apreciar una buena película?

–Es una buena pregunta; no lo sé, supongo que sí. Al público hay que guiarlo y muchas veces las mejores películas no tienen la mejor promoción. La gente tiene ganas de ver una buena película, no quiere pagar siete o diez euros por una entrada y que la película sea mala. Pero, insisto, muchas veces las más promocionadas son el mismo tipo de películas y no necesariamente son las buenas.

–¿Cómo está el sector del cine en Córdoba?

–Bueno, yo creo que se mueve, que está vivo, yo no soy tan pesimista como otros muchos compañeros. Lo que pasa es que muchas veces se produce un efecto eco de gente que se queda en los bares lamentándose de todo. Yo intento escapar de eso porque estuve muchos años fuera de Córdoba y tenía claro que aquí levantar proyectos es más complicado, pero precisamente no puedes caer en esa autocomplacencia, tienes que moverte, tienes que hacer cosas.

El cineasta cordobés Edgar Burgos, durante la entrevista. / Juan Ayala

–Y en ese no caer en la autocomplacencia, en esa necesidad de moverse, como usted defiende, creó su productora, Big Shiva.

–Es la productora a través de la que yo canalizo mis proyectos; intento llevar todo lo que hago a través de esa marca, ahora también en paralelo con la Asociación Record. No obstante, yo no me considero productor, yo soy un cineasta, y por suerte o por desgracia he tenido que llevar a cabo muchos proyectos de forma independiente, como mucha gente en este país, pero porque no nos quedaba otra. Es que no podías tener a una persona en plantilla ocupándose de la burocracia, y tenías que hacer tú la burocracia, el guion, el storyboard, dirigir... al final, eres un poco una navaja suiza porque la industria en España y en Andalucía te obliga a serlo.

–¿Qué tiene que tener un buen guion para convencer al productor y que tu película salga adelante?

–Estoy todavía en ello, dándole vueltas. Creo que un buen guion tiene que tener, aunque suene a tópico, una buena historia y buenos personajes. Yo soy una persona que apuesta mucho por la trama, es decir, me gusta una película con una buena trama y yo lo que noto en mi entorno y en mis reuniones con compañeros es sobre todo que tienes que tener una película que tenga un valor diferencial, que se diferencie del resto, que sea algo único, que sea algo que pueda llamar la atención, bien por el enfoque, por lo que cuenta o por cómo lo cuenta, pero tiene que existir ese valor diferencial que atraiga al público porque es algo que no ha visto antes.

"Córdoba es un plató de cine aún por explotar; pero las productoras necesitan incentivos para venir”

–Algo así como lo que le ocurrió a Tarantino con Pulp Fiction.

–Exacto. Ser un poco rupturista, ser un poco innovador. Muchas veces es más difícil, pero también genera un poquito de atención cuando te apartas un poco de la típica historia o del típico producto de género; es decir, se trata de salir un poquito del molde.

–Por cierto, supongo que en una buena película también debe ser rupturista la creatividad del director; no he visto a nadie hablar con la cámara como lo ha hecho Brian de Palma en películas como Carlito,s way o La Dalia Negra.

–Exacto. A mí me encanta Brian de Palma. Yo soy de esa generación que ha crecido admirando a esos directores clásicos que desarrollaban su lenguaje a través de la cámara. A mí me gustan mucho los directores que saben mover la cámara, ese es su lenguaje, es su manera de expresarse, igual que la letra escrita del guionista es su manera de hablar. Siempre he defendido que un director tiene que saber hablar a través de la cámara, a través del lenguaje visual, de la construcción de planos, básicamente. Y ahora quizás con las plataformas eso se ha adocenado un poquito, ves menos creatividad por metro cuadrado en ese sentido.

El cineasta cordobés Edgar Burgos, durante la entrevista. / Juan Ayala

–Creatividad como la de esa cámara que movía Orson Welles en forma de plano secuencia en la escena inicial de Sed de mal.

–Esa secuencia es maravillosa. Hay mucha gente que tiene la creatividad y las ideas, pero para hacer ese tipo de cosas tienes que tener el tiempo y los recursos. Hay muchos profesionales del cine a los que les gustaría hacer las cosas de una determinada manera y no pueden. Eso lo he comprobado porque trabajo haciendo storyboards para productoras y el problema son las prisas. Para La casa de papel he hecho algunos storyboards y muchas veces tienen que ir rodando cosas sencillas porque el tiempo se los come y no tienen tiempo para hacer virguerías.

–La tecnología ha traído consigo que ya cualquiera pueda hacer una película hasta con un móvil, ¿es buena o mala esa democratización del cine?

–Yo creo que nunca puede ser mala. El problema es que cuando tú democratizas algo multiplicas la cantidad de ese algo. O sea, hay muchas más películas y seguramente muchas más películas mediocres, pero si la persona detrás de la cámara o el móvil es buena... Al final siempre es lo mismo, la calidad de la película depende también de lo que su director sea capaz de hacer.

"Uno de los objetivos que perseguimos con la Semana del Cine es revitalizar la Filmoteca, ponerla en valor”

–También en la Semana de Cine se va a hablar de Córdoba como plató de cine, ¿es Córdoba aún un plató de cine por explotar?

–Lo creemos, pero echamos en falta un poquito de proactividad en ese sentido. Todo el mundo coincide en que es un plató, pero volvemos a lo mismo, creo que se va muchas veces la energía por la boca. Lo pensamos porque hay una base real, Córdoba tiene un gran potencial en lo que a posibles escenarios donde rodar se trata.

–Y si es así, ¿por qué no se ruedan con más frecuencia películas en Córdoba?

–Porque la realidad es que sin incentivos económicos para las productoras, no se van a venir aquí, se van a ir a Sevilla. Hace poco nos comentaba Antonio Pérez, el productor de Solas, que estaba grabando una película con Francisco Gutiérrez, que es de Córdoba, que está ambientada en la Sierra y se han ido a rodarla a Sevilla porque todo el equipo era de allí. O compensas eso con incentivos o con apoyos económicos o si no la gente no se va a venir hasta aquí a rodar. Es que hasta cierto punto a nivel de logística tiene sentido; si no es rentable para las productoras, se les tendrá que compensar de alguna manera.

–¿Córdoba sabe lo que tiene con la Filmoteca de Andalucía?

–Nosotros con lo de la Semana del Cine una de las cosas que perseguimos es revitalizar la Filmoteca, que se ha llevado un tiempo cerrada por obras; es nuestra ilusión. La Filmoteca de Andalucía, no de Córdoba, ojo, de Andalucía, pero que tenemos la suerte de que esté en Córdoba, la tenemos que poner en valor y le tenemos que dar apoyo y uso, porque ahora mismo es la única sala de calidad que tenemos en todo el centro de Córdoba.

–¿Hacia dónde camina el cine?

–Depende de lo que entendamos por cine. Hay que replantear un poco qué es el cine. ¿El cine es una experiencia colectiva donde te metes en una sala con 150 o 200 personas a ver una película? ¿El cine es lo que ves en una pantalla de móvil?... Depende de lo que uno entienda por cine. El cine va a sobrevivir de una forma u otra, lo que está por ver es si las salas sobrevivirán. Yo soy optimista, creo que el cine y, sobre todo, las películas blockbuster, esas películas de grandes presupuestos, van a continuar necesitando las salas. Porque aunque en las plataformas puedas amortizar la película, la ganancia real la dan las salas.

–¿La gente consume demasiado cine fácil? Lo pregunto porque ha hablado de revitalizar la Filmoteca, un lugar en el que jamás se proyecta una mala película.

–La gente consume cine fácil, como consume música fácil y comida basura. Y es algo que yo creo que está bien, no creo que haya que ser snob en este asunto. Una cosa es que eso exista, aunque a ti no te guste o no sea para ti, y otra cosa es que no tenga que existir. A mí me gusta comerme una hamburguesa de vez en cuando. Tiene que haber cine bueno y malo, tiene que haber cine y que la gente elija.

El cineasta cordobés Edgar Burgos. / Juan Ayala

–¿Qué tiene que tener una película para ser perfecta?

–Que conecte con la gente y que sobreviva al paso del tiempo.

–O sea, habla de los clásicos.

–Sí, los clásicos aúnan esas dos cosas. Cada año se habla de las mejores películas y a lo mejor dentro de una década vamos a ver quien se acuerda de CODA, que ganó el Oscar a la Mejor Película este año. Y no lo digo solo por esa película, sino porque creo que todo se debe someter al paso del tiempo y ver qué tal sobrevive. Hay películas que, por ejemplo, no tienen un impacto inmediato en la gente sino que lo tienen un tiempo después y se convierten en clásicos.

–Hablemos de usted. Ha filmado ya un buen puñado de cortos, ¿para cuando una película, para cuando un largo?

–Estoy en ello, en mi primera película de ficción, pero me lo estoy tomando con calma, porque para mí es muy importante que no sea una película ni mediocre, ni mala, ni simplemente buena; quiero que sea una película excelente. Sería muy triste que después de invertir tres años de mi vida en una película no sea buena y no la vea nadie.

–¿Puede adelantar algo de ella?

–La vamos a llevar a Sitges este año, vamos a buscarle novia o novio, pero es una película ambientada en Córdoba y con un elemento de género de ficción. Está ambientada en Córdoba porque me apetecía que la ciudad tuviera un protagonismo importante en la película. No obstante, es mejor no hablar de los proyectos, porque muchos los desarrollas durante varios años y luego se quedan en la nevera. Así estamos todos los cineastas en realidad. Alberto Rodríguez, por ejemplo, ha estrenado ahora una película de tema carcelario, Modelo 77, y me dijo que la habían escrito en 2011 o 2012 y que la que tenían sobre la mesa y no habían conseguido sacarla adelante. Si a Alberto Rodríguez le cuesta la misma vida sacar una película adelante después de haber ganado el Goya por La isla mínima, imagínese a los demás. Tienes que tener varios proyectos en movimiento porque nunca sabes el que va a acabar poniéndose en marcha.

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