La Embajada Keicho que llegó a España en el siglo XVII también pasó por Córdoba
Historia
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Fue en 1614, cuando una embajada japonesa, liderada por el samurái Hasekura Tsunenaga, llegó a España con el objetivo de establecer lazos comerciales y religiosos entre ambos países. Una huella que en el siglo XXI sigue trayendo las visitas de embajadores japoneses a los puntos por donde la Embajada Keicho dejó su rastro, incluida la ciudad de Córdoba.
Ahora, el instituto Medina Azahara de la capital cordobesa ha organizado un programa de intercambio de alumnado con el centro Junior & Senior High School of Kogakuin University de Japón para rememorar aquella hazaña del siglo XVII, que se ha llevado a cabo la semana pasada.
En concreto, la embajada japonesa llegó hasta Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y desde allí remontaron el río Guadalquivir hasta llegar a Sevilla donde estuvieron hospedados más de un mes en el Real Alcázar. Su estancia en Sevilla, sobre todo en Coria del Río, ha sido difundida y publicada en numerosas ocasiones, pero los integrantes de aquella embajada también recalaron en la capital cordobesa en su viaje hasta Madrid. De ello da fe el libro Historia de la Embajada de Idate Masamune al Papa Paulo V (1613-1615), del doctor Escipión Amati.
Aquella histórica embajada tenía como misión entablar relaciones comerciales con España, entonces potencia mundial y, aunque no llegó a prosperar, sí permitió que, al parecer, algunos de esos samuráis se quedaran en Coria del Río (Sevilla) y su entorno.
Fue el 25 de noviembre de 1614 cuando la embajada puso rumbo a Madrid desde Sevilla hasta que llegaron a Córdoba. El citado libro recoge que en la ciudad la comitiva fue recibida por el entonces corregidor, don Diego de Córdoba, y su caballería.
"A poco, la ciudad mandó besar las manos a los embajadores por medio de los veinticuatros, jurados y maceros, dándoles la enhorabuena por su llegada e instándoles a detenerse algunas días", recoge el libro. Pues dicho y hecho, porque la embajada japonesa no lo dudó un instante y, según expone el profesor de del instituto Medina Azahara, Alberto Rubio, en Córdoba "se hospedaron solo dos o tres días, pese a la insistencia de don Juan de Guzmán, miembro de la familia de los Medina Sidonia, para que prolongasen su estancia". La crónica, continúa, "cuenta que don Juan de Guzmán organizó un gran banquete para ellos en la actual casa del Judío, en la plaza de la Encarnación".
Tras este opíparo y suculento recibimiento gastronómico, la comitiva se hospedó en la casa de los Fernández de Córdova, en la Casa del Bailío, que ahora es la Biblioteca Viva de al-Andalus.
"Por la mañana, el corregidor se presentó en la residencia de los embajadores para acompañarlos con la nobleza y la caballería de la ciudad a la Iglesia Mayor", recoge el citado libro. Es decir, que la comitiva japonesa, integrada entonces por medio centenar de personas, según calcula Alberto Rubio, visitó la Mezquita-Catedral de Córdoba, además de las Caballerizas Reales, que estaban en pleno esplendor.
Por cierto, que la expedición partió con 180 personas, incluyendo diez samuráis del shōgun (enviados por el Ministro de la Marina, Mukai Shōgen), doce samuráis de Sendai, 120 comerciantes, marinos y sirvientes japoneses y alrededor de cuarenta españoles y portugueses.
Pero es que el grupo nipón no se quedó en esta visita, sino que también acudieron a las cárceles y "se dio libertad a muchos presos", recoge. Tras ello, la embajada puso rumbo a Madrid, pero fue tal el entusiasmo que generó su llegada a Córdoba que en su despedida fueron despedidos durante "tres millas" por la nobleza de entonces de la ciudad.
Aunque el paso de la embajada japonesa que lideraba el samurái Hasekura Tsunenaga por Córdoba fue reducido, en comparación con su estancia en Sevilla, sí que dejó algo de poso y, por ello, el instituto Medina Azahara ha querido rememorar aquel viaje de principios del siglo XVII, con un grupo de cinco alumnos de Tokio y también del propio centro, que dio comienzo la semana pasada.
Este pasado lunes 30 de octubre, por ejemplo, fue el actual conde de Salvatierra, Cayetano Martínez de Irujo, quien les recibió en el Palacio de Dueñas de Sevilla. No en vano, su antepasado el conde de Salvatierra (1570-1618) y también entonces alcalde de la capital hispalense fue quien recibió en primer lugar a la delegación nipona en Sevilla. Por ello, Martínez de Irujo no ha tenido reparos en recibir a esta pequeña delegación para rememorar aquella primera expedición japonesa.
"Es la primera vez que ponemos en marcha este programa", apunta Rubio, quien informa de que este pequeño grupo de alumnos nipones van a mantener un encuentro con los descendientes de los japoneses que se instalaron en Coria del Río.
Sin duda, toda una experiencia para todos los que participan en esta singular iniciativa, que también les ha traído a Córdoba, donde han rememorado el paso de sus ancestros por la capital.
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