El FIP Guadalquivir se adentra en la música árabe con la mágica interpretación de Maya Youssef
Música
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Con el concierto-charla Tarab o el éxtasis en la música árabe, entre la emoción y el intelecto, el Festival Internacional de Piano Guadalquivir descubrió con la guía de excepción de la kanutista siria Maya Youssef, la capacidad transformadora de la música y el tarab, ese momento emocional que provoca esta música y que tiene una relación muy directa con el "duende" del flamenco y también con el jazz, géneros que tienen en común algo fundamental: la improvisación.
Youssef está considerada por la BBC como la reina de kanún, instrumento de 78 cuerdas punteadas que puede ser considerado uno de los ancestros del piano. Actualmente, la intérprete está afincada en Reino Unido, a donde llegó huyendo de la guerra de Siria, su país de origen.
El desgarro que supuso para ella ver la destrucción de su país y alejarse de él ha quedado reflejado en su discografía, como también la añoranza por el hogar, muy presente en su último disco, Finding home, que sirvió de hilo conductor para adentrarse en la historia de la música árabe y en la del maqam, el sistema melódico de la música árabe tradicional.
Maya Youssef es una de esas mujeres “encarnadas” a las que el FIP Guadalquivir rinde homenaje en esta edición. Mujeres fuertes, valientes, innovadoras, transgresoras -el kanún, por ejemplo, es un instrumento que habitualmente tocan los hombres- y que no pierden por ello la capacidad de amar, de emocionarse, de transmitir a través de la música.
Así, el viaje comenzó con An invitation to daydream. (Una invitación a soñar despierta), una pieza inspirada en una serie de pinturas del pintor libanés Huguette Caland, y continuó por la senda del Hi-Jazz, un juego de palabras con hijaz, el nombre de la maqam en la que está escrita la pieza, una rendición ante el jazz en la escala hijaz.
Después, la artista rememoró que en 2014 estaba atravesando un periodo muy difícil de su vida personal al tiempo que su país estaba siendo bombardeado. Soñó que las bombas se transformaban en pétalos de rosas y de ahí nació Bombs turn into roses (Bombas que se convierten en rosas).
La rememoración de Siria condujo a The seven gates of Damascus-an excerpt (Las siete puertas de Damasco-un fragmento), una suite de siete secciones basada en las teorías al-Kindi que relaciona cada tipo de maqam (escala) con un planeta, que a su vez está relacionado con las siete puertas de la capital siria, que estaban geográficamente alineados a siete planetas para atraer prosperidad y protección a la ciudad y su gente. Un legado histórico al que el FIP Guadalquivir no podía dejar de hacer referencia en esta 14 edición, en la que la mujer y el patrimonio son piezas angulares.
Con la pieza Turquoise (Turquesa) evocó la tradicional forma de una casa de Damasco incorporando un giro contemporáneo. El hogar es un tema recurrente en la carrera de esta músico desplazada. Precisamente su hogar en Londres inspiró Samai of trees (Samai de árboles). Youssef explicó que siempre había querido escribir un samai, una antigua forma de música árabe construida sobre el ritmo meditativo 10/8.
“Me di cuenta cuando estaba escribiéndola que estaba o bien mirando árboles o debajo de un árbol en mi jardín trasero, así que lo llamé: samai de árboles. Es un tributo a esos guardianes ancestrales de la tierra que nos ofrecen tanto confort y cura en estos tiempos desafiantes”, dijo con la ayuda en la traducción de la directora del Festival, María Dolores Gaitán.
El concierto terminó con tres composiciones realmente embriagadoras y emocionantes. Lullaby: A promise of a rain (Nana: Una promesa de arcoíris), inspirada en una madre siria que escapaba de una explosión con un bebé en los brazos al que le iba cantando.
“Estaban en su propia burbuja de esperanza. Era la promesa de un arcoíris”, recordó. A esta intensa pieza siguió Queen of the night (Reina de la noche), compuesta en la escala bayati, que significa escala de la tarde noche, al que la intérprete dio un giro no convencional para llenarla de felicidad e incluso un punto pícaro.
El concierto se cerró con Soul Fever (Fiebre del alma), una pieza comisionada por el Museo Británico, inspirada en la obra Desenredando de Samira Abbasy y que es un ritual del caminó que atravesó en su viaje para encontrar un hogar en si misma y en su espiritualidad.
El Festival pondrá punto final a su etapa cordobesa este domingo con un extraordinario concierto sobre el mito de otra mujer referente, Judit. Judit, la musa trae a la Mezquita-Catedral a la Camerata Filarmónica Latinoamericana junto a la genial pianista Marta Zabaleta, la virtuosa pianista Ana María Valderrama y la voz de la soprano Bianca Ghiraldi, dirigidos por Grace Echauri. Será a las 20:30 y la entrada es gratis previa reserva en la web del festival www.fipguadalquivir.org.
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