La Feria de Libro de Córdoba profundiza en la intrahistoria de los poetas de la Generación del 2000
Literatura
Andrés Moriel presenta un ensayo y antología en la que aborda la obra de siete autores cordobeses que forman parte de un brillante grupo que se forjó en los talleres de Pedro Roso en la Posada del Potro
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En los últimos 25 años ha madurado en Córdoba una generación de poetas que, conociendo la obra de sus antecesores, ha creado una poética propia convirtiéndose en uno de los grupos más brillantes de la literatura.
El escritor y profesor Andrés Moriel ha profundizado en su historia en el ensayo y antología Poetas en la Espiral. La Generación del 2000, que ha presentado este sábado en la Feria del Libro de Córdoba acompañado de los poetas José Daniel García y Pablo García Casado y el editor de Utopía Libros Ricardo González.
El autor ha explicado que el título se debe a que "es interesante concebir la evolución de la literatura no de forma lineal, sino en espiral, porque así se percibe que las generaciones van creando su poética, ensanchando el canon que heredan, y a veces no dan saltos hacia atrás" sino que transitan territorios que ya han caminado otras generaciones, pero por otro camino.
El libro de Moriel abarca el tramo cronológico comprendido entre 1997 y 2022, desde la publicación de Las afueras, de Pablo García Casado, hasta la consolidación del festival Cosmopoética y la maduración de voces diferentes e imprescindibles en el mundo de la poesía española como son Joaquín Pérez Azaústre, José Luis Rey, José Daniel García, Juan Antonio Bernier, Elena Medel o Rafael Espejo.
García Casado ha recordado que querían "romper, y esto suena muy transgresor, con la poesía que estábamos leyendo en ese momento". "Los escritores cordobeses notábamos que la cultura no estaba atravesando la poesía del momento, la que yo leía y encontraba en las librerías de mi ciudad", ha añadido el autor de Dinero.
"En esa Córdoba milenaria, decadente, del siglo XVII yo no tenía nada que decir", ha aseverado García Casado, añadiendo que a los de su generación les "repateaba la Córdoba milenaria de las tres culturas". Por otro lado, siempre sobrevolaba sobre ellos el Grupo Cántico. Al respecto, ha recordado al fallecido Eduardo García, que decía: "No es que Cántico no me guste, es que no me basta".
Esos jóvenes autores no querían "ser poetas de provincia" y creían que sus poemas tenían que cruzar las fronteras de Córdoba.
Aunque tenían relación con Pablo García Baena (aunque poca porque vivía en Málaga) y con Ginés Liébana (que se iba con ellos a los bares), "no había ninguna influencia literaria real con Cántico", ha aclarado García Casado, que sí se considera del mismo grupo que la generación anterior, la de Vicente Luis Mora, Antonio Luis Ginés, Javier Fernández o Eduardo García. Todos ellos se sentían compañeros de viaje de José Luis Amaro y Francisco Gálvez, componentes de la revista Antorcha de Paja. "De hecho, con los que nos relacionábamos más era con ellos" porque los trataban "como iguales".
Andrés Moriel ha destacado que la del 2000 es "una generación plural" y "vivida en la noche" que no solo se escribe desde Córdoba, sino también desde "Madrid y desde Granada", ciudades a las que emigraron algunos de estos poetas.
La figura de Pedro Roso ha aparecido en varias ocasiones durante esta charla, ya que fue el maestro de muchos de los poetas cordobeses de la actualidad en el Aula de Poesía de la Posada del Potro. Estos talleres, las editoriales surgidas en la ciudad con afán de publicar poesía y Cosmopoética han ayudado a la formación de esta generación.
"Todo empieza en Pedro Roso", ha resaltado García Casado. Él les enseñó que "hay dos maneras de entender la poesía", de una manera sacra o de una manera civil. "En la sacra el poeta se encierra como un eremita en las catedrales del pensamiento", pero Pedro les mostró "que la poesía se tiene que vivir diariamente, se tiene que vivir en la calle, tiene que ser un ciudadano más". Eso los "invitó a que en las primeras manifestaciones de la nueva poesía esta no estuviera en el ámbito académico, sino en los bares".
Luego, una vez más consolidados, saltaron a los actos culturales , empezaron a ganar premios y a ser incluidos en antologías, haciéndose un hueco en el panorama literario nacional y cruzando las fronteras de Córdoba, como se habían propuesto desde un principio.
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