Fosforito deposita en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes su legado con un discurso sobre la jondura del flamenco
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El cantaor pontanés ha dejado una réplica de su Llave de Oro del Cante, un libro para acercar el flamenco a los niños y un CD con cantes interpretado junto a Paco de Lucía
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El cantaor pontanés Antonio Fernández Díaz Fosforito ha depositado su legado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes con un discurso en el que ha ensalzado la jondura del flamenco como una de las máximas expresiones del sentimiento.
Fosforito, que a sus 92 años es una leyenda viva del flamenco, ha dejado una réplica de la V Llave de Oro del Cante, que consiguió en 2005, y un libro para popularizar el flamenco entre los más pequeños, Fosforito, un genio musical, de Álvaro de la Fuente Espejo, recientemente presentado en la Feria del Libro de Córdoba.
También ha entregado un CD con cantes diversos interpretado junto a Paco de Lucía, que contiene letras de, entre otros, el poeta Antonio Murciano, y un pequeño libreto que acompaña al CD con poemas de este último.
Los objetos se han depositados en el cajetín 1090 de la antigua cámara acorazada y se abrirán dentro de 100 años por deseo del cantaor que, visiblemente emocionado, ha asegurado que su corazón "ya no está para estos sorpresones, los mayores nos ponemos muy sensibles con los años".
Fosforito ha estado acompañado por su familia y amigos, mientras que a nivel institucional han asistido el director del Instituto Cervantes de Palermo, Juan Carlos Reche; la secretaria general del Cervantes, Carmen Noguero; el coordinador general de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, Juan Miguel Moreno Calderón, la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, Isabel Albás; y la teniente de alcalde del Ayuntamiento de Puente Genil y diputada provincial Tatiana Pozo.
Fosforito ha agradecido "que esta catedral de las letras abra sus puertas a este viejo cantaor, que durante tiempo se ha ido dejando el corazón a pedazos por la rosa de los vientos del flamenco pregonando las esencias jondas del cante que aún vivo con la misma calentura que cuando empezaba". Así, ha definido el cante como "ese volcán que te explota en la garganta y le canta con el corazón dolorido".
"Lo jondo no se explica si no es expresándolo con el sentimiento más profundo del alma", ha destacado el pontanés, que ha recordado al poeta Federico García Lorca y a la intelectual malagueña María Zambrano en su discurso. En esa línea, ha añadido que "el cantaor jondo, a la hora de expresar su cante, se rompe en la pelea consigo mismo, sabe que sin dar el corazón en cada envite, sin emoción, no hay jondura. Sabe que lo jondo no solo se canta, sino que estremece, se llora y se ríe al compás, se vive en la más pura emoción, porque cantar jondo no es solo cantar flamenco correctamente, sino mirarse dentro y dejar que hablen las entrañas".
Porque "el cante exige entrega, pasión y que te duelas con él. Cuando suena jondo nos abraza la emoción, es un sentimiento a flor de piel que compartimos con os buenos aficionados", ha confesado en su discurso.
Fosforito ha resaltado la capacidad de los cantaores para transmitir "los sentimientos más desgarradores de un pueblo que supo construir su música, su cante, con su propio dolor y creó una cultura jonda sensible, llena de poesía y de fidelidad a la memoria intuitiva que hace que afloren las emociones en el cante, que sea imposible el olvido de nuestras propias raíces".
El maestro ha recordado una anécdota sobre una entrevista que le hicieron "al gran genio Manolo Caracol". "Cuando el periodista le preguntó si tenía a alguien que recogiera esa esencia, algún heredero, este le dijo: se heredan los muebles, el cante es de cada uno". "El alma de cada artista, de cada cantaor, es intransferible; se queda con quien ha hecho el camino", ha puntualizado.
"Al ser un arte tan peculiar", el flamenco puede producir amor, fascinación o rechazo, pero si te atrapa en sus redes sonoras y emotivas, ya no te suelta nunca", ha confesado el cantaor cordobés.
Por su parte, la secretaria general del Cervantes ha abierto el acto asegurando que el Instituto tenía una deuda pendiente con el mundo del flamenco. En 2022, Carmen Linares abrió el camino, que prosiguió el pasado mes de febrero con el legado in memoriam de Enrique Morente. Este martes, ese camino se ha agrandado "con el gran maestro Fosforito", quien "ha regado como pocos el árbol del flamenco" y "ha hecho grandes aportaciones a la música", convirtiendo "el taranto o la petenera en señas de identidad de su repertorio".
La delegada de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba, Isabel Albás, ha manifestado que ha sido "un honor" asistir a este emotivo acto en el que "se reconoce a este referente del flamenco conocido a nivel internacional". "Ha sido muy significativo el poder acompañarlo a él, a su mujer, su hijo y su familia", ha concluido.
Un maestro del cante
Considerado como uno de los maestros del cante del siglo XX, Fosforito (Puente Genil, 1932) comenzó a cantar siendo muy niño, pero su gran salto se produjo en el I Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, celebrado en 1956, donde ganó todos los premios.
Durante las décadas de los años 50 y 60, Fosforito trabajó mano a mano con maestros como Pepe Pinto o Juan Valderrama; le cantó en América a Manuela Vargas y recorrió en 1964 toda la costa americana con motivo de la Exposición Universal junto a su guitarrista y compadre Juan Habichuela.
El cantaor es autor de sus propias letras y compositor para otros muchos cantaores, como Camarón de la Isla, que utilizó sus versos en el inicio de su carrera artística. Su discografía tiene carácter enciclopédico, pues es el cantaor con más amplio registro de su época: más de 500 obras registradas a su nombre.
Entre los premios que Fosforito ha recibido a lo largo de su carrera destacan el Premio Ondas (1988) por su larga trayectoria, el Pastora Pavón en su primera edición de 1999 (máximo galardón que otorga la Junta de Andalucía a los artistas flamencos), la V Llave de Oro del Cante (2005) o la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2007), entre otros.
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