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Mikel Lejarza
Toulouse
Memoria histórica
La fotografía es la mejor guardiana de la memoria. Rostros, lugares e historias que sucedieron y que se pueden revivir con solo ver esa imagen plasmada en un papel. En el caso de seres queridos fallecidos, es una forma de sentirlos cerca, de recordarlos y mantener viva su identidad.
Para las familias de las personas represaliadas durante y después de la Guerra Civil española, las fotografías han sido un "escudo protector" porque gracias a ellas pudieron tener siempre cerca a sus seres queridos arrebatados y asesinados. En muchos casos, esas instantáneas tuvieron que esconderse para que no fueran destruidas por los soldados franquistas o la policía del régimen. Como si eliminándolas también desaparecieran los recuerdos y el alma de sus víctimas.
Por ello, la plataforma Comisión de la Verdad de Córdoba ha organizado este domingo 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, un acto en el cementerio de Nuestra Señora de la Salud en el que familiares y miembros de asociaciones memorialistas han colgado fotografías de víctimas del franquismo en la valla que rodea a la fosa común del cuadro Virgen de los Dolores. De esta forma, quieren reivindicar que los represaliados no solo son un número, sino personas con una familia y una vida que les fue robada.
Los rostros de Rogelio Luque Díaz, propietario de la Librería Luque, fusilado en Córdoba con 39 años en agosto de 1936; el poeta José María Alvariño, fusilado en Córdoba en octubre de 1936; Antonio Cabello Almeda, natural de Aguilar y presidente del Sindicato de Obreros del Campo, fusilado en Córdoba en agosto del 36 a los 39 años; Manuel Ruiz Maya, natural de Espiel, médico, gobernador civil de Almería y director general de Prisiones que fue fusilado en Córdoba en agosto del 36; Antonio Bujalance López, diputado socialista natural de Hornachuelos fusilado en julio de 1936 a los 35 años; o José Guerra Lozano, perito agrícola y presidente de la Diputación Provincial que fue fusilado en agosto del 36 ya se pueden ver en la valla que rodea a la fosa común abierta en La Salud.
Además, miembros de la plataforma han leído varios relatos escritos por Ignacio Muñiz y Rafa Espino, uno precisamente sobre el poder de la fotografía y otro sobre las exhumaciones en España y la importancia de devolver su identidad a las personas que se encuentran en fosas comunes.
La portavoz de la plataforma, Carmen Sánchez, ha explicado que el objetivo ahora es que "se ponga en marcha la Oficina de Víctimas". "Que se hayan iniciado las exhumaciones no significa que todo esté hecho, sino todo lo contrario, porque queda todo por hacer", ha apuntado.
En este sentido, ha señalado que es "muy importante" registrar el ADN de los cuerpos que se hallen en la fosa y que una Oficina de Víctimas "pueda articular y servir de nexo entre el Ayuntamiento, el equipo de exhumación y las asociaciones memorialistas y los familiares".
Al respecto, ha recordado que hay familiares que viven en Córdoba capital, pero otros están en la provincia, en Andalucía y en otras partes de España y del mundo. Por eso, "tiene que haber un sitio donde esas personas puedan tener información", un lugar oficial al que puedan acudir. Sería una oficina donde estarían todos los datos de las exhumaciones, incluyendo la lista de las personas halladas.
Durante el acto, Sánchez ha expresado que "lo que ha ocurrido aquí, ocurre en pocos países" ya que "gobiernos de izquierdas durante muchos años no han considerado que las exhumaciones fueran prioritarias", haciendo referencia a la "política de desmemoria que hemos padecido". "La democracia española se inhibió de su pasado" y "no advirtió que sin pasado no hay futuro", ha destacado.
Con las exhumaciones que han comenzado en Córdoba "se inicia una reparación después de décadas" y una "agónica espera". Con el acto celebrado en el cementerio de La Salud, familiares y colectivos memorialistas pretenden "contribuir a quitar la tierra que nunca debió cubrirlos", ha dicho Sánchez en relación a los represaliados.
Por último, tres familiares han contado las historias de sus seres queridos que son víctimas del franquismo, como el hijo de Manuel Serrano, fusilado en Montoro. "Lo único que hizo fue defender la República" porque les había dado un estatus social a los campesinos montoreños. Cuando acabó la guerra, "su jefe se vengó" y lo denunció. Él tenía siete años cuando esto ocurrió.
También ha intervenido una nieta de Rafael Flores, un hombre que no era militante, sino que solo habló sobre el crimen de su cuñado, al que "habían matado brutalmente". Fueron a por él, intentó huir por los tejados, pero las fuerzas franquistas lo cogieron y también lo asesinaron. "Mi padre no tuvo una vida plena" ya que "le arrancaron a su padre cuando tenía seis años", ha asegurado esta mujer.
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