Francisco Torrent Cruz: "Los cordobeses no somos conscientes del potencial tan grande que tenemos"
Entrevista al presidente de la comisión Agroalimentaria de CECO
El también vicepresidente de CECO ensalza que en la provincia existe una producción "muy buena" porque "sabemos hacer las cosas muy bien", aunque admite que "el campo lleva un tiempo siendo maltratado y estamos hartos"
La Junta solicita reducciones añadidas del IRPF para los cítricos por las situaciones "extraordinarias" que han afectado a su rentabilidad
El sector agrario reclama en Córdoba ser el epicentro divulgativo de la realidad del campo
Francisco Torrent Cruz preside una de las comisiones de la Confederación de Empresarios de Córdoba (CECO) más importantes para la provincia, la comisión Agroalimentaria, en una entidad en la que también es uno de los vicepresidentes. Es responsable además de la Asociación de Empresarios, Autónomos y Profesionales de la Aceituna de Mesa de la Provincia de Córdoba por su trabajo como consejero delegado de la empresa familiar Aceitunas Torrent. La reforma de la Política Agraria Común (PAC), los nuevos criterios de reparto de ayudas europeas a la producción agrícola que contempla, el Pacto Verde Europeo y la Ley de cadena alimentaria que han desatado las protestas del sector, la sequía o los precios del mercado son cuestiones que le preocupan y por las que aboga “un cambio total” de esas políticas.
-El sector de la agricultura lleva unos meses inmerso en convulsas protestas y desde CECO se apoyan sus reivindicaciones, ¿por qué?
-La primera razón es porque son legítimas, representan a un sector que es el principal de nuestra provincia. No se trata de que se si todo el mundo apoya algo haya que apoyarlo, pero en este caso todo el mundo lo apoya y en CECO la comisión Agroalimentaria engloba desde el origen, desde la parte más primaria del sector primario. Hay una necesidad desde fuera por crear una lucha interna, una lucha por separar el agroganadero del agroganadero industrial y si metes el final de la cadena, que es la distribución, entonces somos malísimos, cuando somos todos lo mismo y estamos en el mismo paquete. En la comisión entra la logística, cualquier problema en esa trazabilidad afecta a toda la cadena. Estamos hablando del principal sector económico de la provincia.
-¿Cómo se puede resolver?
-Lo fundamental es cambiar totalmente las políticas que afectan al sector. Las mejoras no solucionan, hay que cambiar la orientación. El campo lleva un tiempo siendo maltratado, estamos hartos en todo el sector, más allá que algunos estemos en todos los eslabones: ser productores, industriales o llevarlo hasta el final de la cadena. El campo no está nada más que recibiendo ataques, estamos viviendo una crispación a todos los niveles, lo bochornoso del parlamento, por ejemplo, parece que si no hay ruido no existe la situación. Hay un desprecio y un maltrato que recibimos, no solo del Gobierno, sino desde Europa. Eso ha hecho que se sufran unos recortes muy importantes en las ayudas, en la PAC, que suframos una subida de impuestos y unas medidas laborales que son imposibles de cumplir. Estamos de acuerdo en que se pague lo que se tenga que pagar, pero que no sea una recaudación de impuestos para que se lo gaste el Gobierno en lo que le dé la gana.
-Se habla mucho de la sostenibilidad y de los efectos de la contaminación y el cambio climático, ¿se puede ser sostenible en una industria como la ganadera?
-La mal llamada sostenibilidad... La agricultura y la ganadería son dos de los sectores más sostenibles que existen y se está legislando en contra del sector. Dentro de ese maltrato entran esos ecologistas de salón, ¿Quién es más ecologista que alguien que ha cuidado el campo toda su vida? Se ha atacado también al consumo de carne, ha habido una política hidráulica inaudita, un desaprovechamiento de todos los recursos y sin estrategia, los ataques a la caza o al lobo, ¿Quién tiene mas derechos, el lobo, la vaca, la oveja o el pastor? El debate no tiene sentido para lo subsistencia. Es necesario que se cambien las políticas porque no valen medidas rápidas para ir contentando y eliminando algunos problemas, tiene que ser un cambio total. Tiene que haber otra política porque esta no sirve, estamos sufriendo un ataque como le ha pasado al empresario, cuando son quienes crean empleo, riqueza y alimentos, y hace que la rueda de la economía y la ecología siga girando. Se legisla sin tener ni idea, un señor en Bruselas que no ha ido al campo en su vida.
-En definitiva, buscan que se les escuche no solo en el Gobierno, sino en Europa...
-Eso parece lógico, pero no lo es y ese es el problema. Aparte de estar vejados de forma injusta y con una demagogia irreal, las explotaciones agrícolas ganaderas cinegéticas y forestales, todas nos sumidero neto de Co2, no el que está en Bruselas en su despacho ni el que vuela en un A8, que no ha ido en bicicleta, y ha cogido 18 aviones. Estas explotaciones son las que mantienen el medio ambiente, las que hacen que el paisaje continúe ante el abandono de cultivos, que cada vez vemos más. ¿La economía y empleo en las zonas rurales quién lo sujeta?, estas explotaciones. Es una herramienta visible para luchar contra la despoblación, la tenemos ahí. Hay una especie de lucha contra el cambio climático pero desde mi punto de vista es político, de boquilla, no es real, porque ¿Cómo vas a atacar a quien está principalmente haciendo que no ocurra, a quien le va a interesar más que la ecología exista? Lo que no puede hacerse son las políticas actuales, limitar sin ningún rigor científico, con una sostenibilidad que defienden que no es la real. La rentabilidad de las explotaciones sí es totalmente real y medioambientalmente más que sostenible.
-¿De no ser escuchados, que consecuencias podría tener en Córdoba?
-Lógicamente el principal problema es que hay menos ayuda, menos PAC, y más burocracia. La actual PAC se ha impuesto sin diálogo, todo va en el mismo rasero de no dialogar, de no ver al interesado, muchas veces se legisla y se ponen unas normas que son imposibles de cumplir. Aparte, la carga burocrática que se nos mete y los costes administrativos que tiene eso, las sanciones por el posible incumplimiento, luego tú eres el culpable por cosas impuestas que parecen imposibles de hacer. Ni toda Europa, ni toda España es la misma, hay medidas imposibles de cumplir. Parece ser que van a rebajar algunas, pero ¿tenemos que echarnos todos a la calle contra unas medidas que se toman sin ser escuchados? Ya hay menos ayuda en la PAC, eso hace que haya menos producciones y la rentabilidad baje.
-La digitalización total en el campo, ¿Es posible?
-Hay dos partes. El sector agrario es un gran sumario de todo tipo de tecnologías, una semilla o una variedad de un olivo lleva mucha investigación y tecnología detrás, los herbicidas, los abonos... se lleva años de investigación para conseguir productos, la maquinaria que se usa en el campo y la tecnología que tiene en la industria agroalimentaria, en eso estamos en el top. Es un sector de los más tecnificados, pero una cosa es eso y otra es obligar a usar tecnologías digitales en sitios y zonas donde no son necesarias y donde no hay siquiera teléfono o internet, no se entiende que donde no hay internet te obliguen a hacer fotos georeferenciadas, o un cuaderno digital, a personas que no están cualificadas y donde no se ha facilitado ni incentivado el relevo generacional. Ayudarles a cualificarlos digitalmente puede ser más útil que obligarlos, porque no puedes tomar las mismas medidas para todos en un sector tan viariopinto. Todo va motivado al control de las cosas desde Bruselas y da igual cómo.
-¿Cómo está la salud de la industria agroalimentaria de Córdoba?
-Creo que los cordobeses no somos conscientes del potencial tan grandísimo que tenemos, quizás nos viene de ser senequistas, que lo nuestro no lo miramos mucho y lo de fuera sí. La agroindustria y la ganadería cordobesa es impresionante, cualquier subsector, desde la vid, la cantidad de bodegas y vinos top, vinagres, aceite o aceitunas de mesa, sectores con grandes niveles de exportación, cítricos, ganadería, láctea. Está en toda la provincia completa, puedes mencionar la Campiña Sur o Los Pedroches, pero es que es en todos sitios. Esas industrias ayudan también a que la población rural se fije, a que haya una posibilidad de que la nueva generación se quede en el campo para poder trabajar. Tenemos una producción muy buena porque sabemos hacer las cosas muy bien. La Marca España es magnífica, somos top en muchos productos, la exportación es principal, exportamos a grandes niveles y gustan mucho nuestros productos. ¿Problemas? muchos, pero vienen a redundarse: burocracia excesiva, impuestos, políticas laborales que no tienen sentido, que no es que no se quiera pagar, sino que lo que se legisle tenga coherencia. El principio de cualquier economía básica es no gastar más de lo que ingresas, no puedes traspasar a la empresa trabajos que tiene que hacer la administración, con el costo de que si incumples te sancionan.
-La sequía afecta al campo, ¿Qué medidas piden?
-El problema es que no llueve, no es otro. Pero hay más cosas, no voy a entrar en la polémica de si hay un cambio de tendencia, si nos vamos a quedar siendo un desierto, pero lo que sí está claro es que las políticas hidráulicas no son positivas. Cuando llueve no podemos desperdiciar hectómetros cúbicos que se tiran al mar, no tiene sentido. Hay medidas, como permitir hacer balsas que puedan acumular agua, hay que hacer algo que sea suficiente, ya no una la política estratégica, sino una cultura del agua, que abarca mucho más. Hay una debilidad inmensa y hay que destinar mucho dinero a eso. Ahora hay una serie de políticas que te marcan cómo se puede reutilizar el agua, porque en Europa se ha dicho así, pero no han pisado el campo, no saben lo que ocurre y cuando empieza a llover parece que ya no hay problemas. Debemos dejar el confrontamiento político para ir a la realidad de los problemas y solucionarlos, y en eso el sector debe ser escuchado, porque conocemos lo nuestro. Tienen que venir a quien realmente tiene el problema y preguntar qué pasa y en qué se puede ayudar, eso tiene que ocurrir más, si ocurre a nivel provincial y regional debe ocurrir a nivel nacional y europeo, eso es básico.
-Los precios son un asunto que preocupa a la gente... ¿Van a bajar?
-El efecto de la inflación está ahí, no solo en el último producto, sino en todo lo que lleva antes, todo el incremento de los insumos que necesita un producto antes de comercializarse. Los abonos, los herbicidas tienen un sobrecoste tremendo, los costes laborales, los impuestos, todo eso influye en cualquier sistema productivo. Entramos ahí en la ley de la oferta y la demanda, si hay más cantidad de algo el precio baja, si hay menos el precio sube, eso es así y no lo inventamos nosotros. Ahora mismo hay un aceite que es el que hay, no hay más, hasta octubre no hay más. No es algo que podamos decir que tendremos más mañana, pero ahora está bajando el precio del aceite, es un tema del mercado, con lo cual no podemos pensar que quien lo produce se está lucrando en exceso, eso lleva un recorrido.
-Pertenece usted a la industria de la aceituna de mesa, ¿Cómo está el sector?
-Tenemos un sector que tiene mucha salud, una industria muy importante, que exporta muchísimo. Es cierto que es tradición y tiene un consumo importante aquí, tenemos empresas y tecnologías punteras, la aceituna de mesa es España. Tenemos problemas, los aranceles a Estados Unidos, todas las políticas que no son beneficiosas para el crecimiento de la economía, tenemos momentos de precios altos por menor cantidad de producto en el campo, grandes costos, pero esperamos que el agua nos limpie a todos y haga que nuestros campos tengan producción y se logre el equilibrio en los precios.
-¿Hay relevo generacional en la agroindustria de Córdoba?
-Luchamos por eso, no nos lo ponen fácil. Hay más trabas que beneficios, pero el mundo rural es nuestro. Las industrias agroalimentarias apuestan por el mundo rural, toda la sociedad lo hace porque el campo somos todos. Hay empresas auxiliares, tecnologías, subindustrias, la mano de obra que eso necesita, que hace vida y hace terruño, todo eso con una garantía de salud y procesos exhaustivos que hacen que nuestros productos estén 100% seguros, cosa que no pasa con otros, y que también hace que nuestros precios sean distintos. El perjudicado al final es toda la cadena de producción completa, por culpa de deber favores políticos a otros sitios.
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