Fuentes rastrea en sus "más inocentes recuerdos" en el pregón de la Velá de la Fuensanta
Fiestas
El ex futbolista ha repasado sus vivencias en un barrio con el que se siente plenamente identificado
La Velá de la Fuensanta ha arrancado este miércoles tras el regreso de la Virgen de la Fuensanta a su santuario desde la Mezquita-Catedral y el sentido pregón del exfutbolista Juan Rafael Fuentes. El cordobés ha recordado sus "primeras travesuras" por un barrio que lleva "grabado a fuego lento" en su "piel" para dar el pistoletazo de salida a unas fiestas que se prolongarán hasta el próximo sábado y que son más especiales que nunca por el reencuentro tras los años de parón obligado por el Covid.
Fuentes se ha mostrado como "un auténtico privilegiado" por poder "pregonar una Velá santo y seña de la ciudad de Córdoba" a pesar de que los primeros años de su vida los pasó en la Magdalena, lo que no quita su sentir por la barriada. "Llevo el 14010 -código postal de La Fuensanta- en mi ADN", ha matizado el futbolista, que ha agradecido este "regalo en forma de pregón" a todos los que han confiado en él para abrir la Velá "y más con lo que cuesta, a veces, ser profeta en tu tierra".
Sintiendo el mismo "calor" que siempre le han dado sus vecinos, Fuentes ha hecho un giro a la que ha sido su vida profesional, el fútbol, para adentrarse en su discurso. "He tenido la suerte de vivir el ambiente de algunos de los mejores estadios del mundo, pero sin duda hoy juego el partido más importante de mi vida en lo sentimental, en esa parcela que no puede llenar ni el más suculento de los contratos", ha indicado antes de abrir su corazón a sus "más inocentes recuerdos" del barrio, sus gentes, su infancia, que le ayudaron a crecer "en un entorno diferente, con aroma a tradición, a verdad, a humildad".
Unos valores en los que ha jugado un papel fundamental su madre, "mujer trabajadora, humilde y respetuosa, pozo de aprendizajes", que "siempre" le ayudó "a caminar con paso firme, sabiendo la importancia de tus raíces". En definitiva, la "mejor guía" para aterrizar en las calles de La Fuensanta, motivo de orgullo para un deportista que pronto supo que el barrio era "su sitio". "Apenas sin darme cuenta era uno más", ha incidido Juan Rafael Fuentes, forjado con el paso de los años por "el espíritu del caimán" -no en vano, en su etapa como profesional llegó a ser conocido como el caimán de La Fuensanta- y haciendo del "tintineo de las campanillas" cada septiembre "una banda sonora habitual en la antesala de cada curso escolar".
El futbolista ha recordado entonces "esas primeras pachangas en la calle Nuestra Señora de Belén", "los bocatas del Peña" o "las granizadas del Memole", puntos de encuentro de muchos de los jóvenes del barrio en un día a día que nada tiene que ver, "por desgracia, del modelo de vida actual". Unas señas de identidad que nunca olvidó a pesar de que su trayectoria deportiva le llevó, tras salir del Córdoba CF, a Barcelona, Pamplona o Londres, más motivos si cabe para volver con su "gente" a la más mínima oportunidad, una gente que volvió a darle "otra lección de compromiso" cuando la vuelta ya fue para siempre, obligado a retirarse de la práctica del fútbol por una "maldita lesión".
Pero aquel contratiempo, cosas de la vida, han llevado a Fuentes a reencontrarse con sus "orígenes" en el colegio Cervantes, donde estudió y hoy tiene su escuela de fútbol, y a vivir más de cerca si cabe la pasión por la Pro-Hermandad de la Bondad y Nuestra Señora Reina de los Apóstoles y su futuro misterio, con la que se siente plenamente identificado: "Un orgullo que fusiona aún más mi alma de fuensantero", ha reflexionado el deportista, quien en este "sincero recorrido" por sus 32 años de vida se ha detenido también en su elección como Rey Mago en la Cabalgata, lo que le permitió cerrar un círculo de gratitud hacia su barrio y sus vecinos.
"Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma. De ahí que hoy haya hablado el corazón, el Fuentes de calle", ha señalado el pregonero, que en las calles del barrio aprendió que "la gratitud se da cuando la memoria se almacena en el corazón y no en la mente", pues es "entonces cuando nuestro pasado tiene sentido, los recuerdos cobran un significado pleno y la ilusión baña el presente y el futuro". Un camino hacia el final de una alocución a pecho descubierto con la que Juan Rafael Fuentes ha podido cumplir un sueño: "Jamás hubiera imaginado ser protagonista en mi barrio en su día grande; creo que estaré en deuda toda la vida".
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