Una fusión de poesía, flamenco y electrónica pone el broche de oro a Cosmopoética

Cosmopoética 2023

El cantante cordobés Lin Cortés, durante su actuación en el cine Fuenseca.
El cantante cordobés Lin Cortés, durante su actuación en el cine Fuenseca. / Miguel Ángel Salas

Cosmopoética ha dicho adiós a su vigésima edición este sábado 7 de octubre. Lin Cortés, junto al trío Electronic Flamenco Esquejes (EFE), fundieron flamenco y electrónica en el cine La Fuenseca acompañados de cordobeses disfrutando al calor de la verbena para poner un broche de oro musical a la gran cita cultural del otoño, que sigue creciendo año tras año.

Antes, el escritor y periodista Ángel Antonio Herrera, colaborador en televisión y radio, y columnista, abrió la jornada de clausura en la Sala Orive con un recital de algunos poemas recogidos en Los espejos nocturnos (AKAL), que reúne versos de seis poemarios publicados entre 1984 a 2014.

Lo hizo junto al autor nicaragüense William Alexander González, ganador más joven en la historia del premio Loewe, que ha defendido su poesía de trasfondo social, en la que se rastrea la influencia de su propia vida como hijo de una mujer inmigrante y trabajadora en el sector de la limpieza. "Mis poemas tienen un evidente compromiso", ha apuntado.

"Si el libro tiene un interés esencial es comprobar que una obra poética es un borrador sucesivo, es decir, un poema es el borrador del siguiente y eso puede verse en el orden cronológico inverso porque vas llegando hacia el origen de esa escritura", explicó Herrera, al puntualizar que el libro comienza con los poemas más recientes y acaba con los escritos cuando tenía 20 años.

"Los poemas antiguos son aquellos en los que uno se reconoce poco, donde hay obsesiones o vertientes de temas que luego se han ido desarrollando, pero el tiempo hace que esos poemas te produzcan un desconcierto", aseguró el escritor.

Sobre ellos, Herrera reconoció haber retocado muy pocos poemas "porque había que corregir algunas cosas que eran prácticamente intolerables, deslices de primerizo, ciertas imágenes muy solemnes donde me preocupaba mucho la severidad del estilo". Incluso bromeó admitiendo que "hubo varios momentos que sopesé quemarlos, pero preferí, ingenuamente, dejarlos como están porque son como fueron en su día".

Ángel Antonio Herrera, que ha publicado a lo largo de su carrera una quincena de libros, que abarcan la novela, el ensayo y la crónica, y la mitad de sus obras son poemarios, comentó que escribe sin prisas, "desde un proyecto espiritual, no para publicar nada".

En esa trayectoria se ha ganado elogios de la crítica como el haberse construido un territorio propio, diferenciado y al margen del resto de poesía contemporánea. "Me he dedicado a escribir poesía a espaldas de todo y de todos, no he hecho nunca vida publica con los poetas, aunque sí tengo amigos; siempre he escrito de una manera extremadamente solitaria, indago sobre lo propio, sobre mi experiencia con la escritura y las lecturas".

Preguntado por los temas que han centrado su trayectoria poética que se reúne en su nuevo libro, Herrera aseguró que "aquello por lo que me preocupaba con 20 años es lo que me sigue preocupando ahora", aunque "las cosas que abordaba como asuntos cruciales de mi vida eran mas bien conjeturas porque con 20 años, la pérdida o el paso del tiempo eran suposiciones que ahora son heridas: todo aquello que supuse se ha cumplido para mal. Yo pensaba que con el tiempo uno se va quedando cada día mas solo y que el paso del tiempo es ver como las cosas que a uno le complacen se alejan y ahora lo he padecido".

Ángel Antonio Herrera y William Alexander González, durante su participación en Cosmopoética.
Ángel Antonio Herrera y William Alexander González, durante su participación en Cosmopoética. / E. D.

Columnismo confesional y poético

Sobre su faceta de columnista en prensa, Herrera confesó que su columnismo está emparentado con la poesía porque su visión del mundo es desde su "antena lírica": "Miro las cosas y de una forma casi repentina me parece un alejandrino, aunque procuro no pasarme en las columnas porque si no sería un coñazo".

"El molde de la columna tiene que ver con el esqueleto del poema, aunque el exceso de hallazgos líricos en un artículo acaba arruinándolo. El artículo esencialmente tiene que sacudir algo del día, es decir, tiene que estar vivísimo, pero uno lo puede amparar en el modo de contarlo con algunas palabras no usuales en un periódico", argumentó.

"Yo creo en la columna del yo, en la columna confesional, en la que te cuento lo que he visto o lo que he sentido. No soy un analista político y sí he sido un cronista de lo mundano, de lo que ocurre o de la cultura y un columnista del signo clásico, de aquel que sale a la calle y cuenta lo que ve. No me esfuerzo para que sea así, inevitablemente no sé hacer otra cosa", concluyó el escritor.

Para cerrar la jornada en Orive, muy personal ha sido por último el recital de la poeta y actriz mexicana afincada en Barcelona Ale Oseguera, que ha escenificado sus poemas demostrando ante el público su capacidad para convertir los textos poéticos en algo oral, lírico e incluso musical. La escritora ha explicado que ella trabaja primero los textos con el fin de publicarlos, pues “pertenezco a una generación en la que sin libro no hay literatura”, pero luego los analiza para ponerlos en escena de la forma más sugestiva y emocionante. La autora también ha reflexionado sobre la labor de Las hermanas del desorden, un grupo que formó junto a otras tres artistas en Barcelona hace diez años y que se dedican a explorar las posibilidades sonoras y escénicas del verso.

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