Gómez reconoce que en su momento más grave llegó a deber 3.200 millones

El empresario asegura "tener la conciencia muy tranquila" con respecto a su procesamiento en el caso Malaya · Califica como "problemilla" la multa millonaria de las naves y aún espera "abrirlas algún día"

Gómez reconoce que en su momento más grave llegó a deber 3.200 millones
Gómez reconoce que en su momento más grave llegó a deber 3.200 millones

La particular crisis del empresario Rafael Gómez comenzó en junio de 2006 cuando fue detenido e imputado por un presunto delito de cohecho en la segunda fase de la operación Malaya, uno de los casos de corrupción urbanística más importantes de los que han tenido lugar en el litoral. Desde ese momento, el declive del constructor fue inevitable lo que ha provocado -unido a la crisis económica que estalló después- que su grupo de empresas "haya pasado de tener más de 9.000 puestos de trabajo -directos e inducidos- a quedarse en unos 300". Así lo aseguró ayer Rafael Gómez durante la inauguración de del Salón de Joyería Cordobesa Joyacor y que supuso su reaparición en la vida pública.

En el momento de la detención, el conglomerado empresarial de Gómez tenía además una deuda de "3.200 millones de euros", según reconoció ayer él mismo. "Ahora, he conseguido pagar unos 3.000 millones, todavía me queda deuda, pero terminaré pagando aunque me está costando la misma vida", aseguró. Gómez se mostró incluso orgulloso de este pasivo, que consideró una muestra de "hasta dónde he llegado" ya que "sin tener nada, siendo un cabrero, he conseguido que la gente confíe en mi y me preste dinero hasta los 3.200 millones", aseguró. Gómez volvió ayer a declararse inocente y dijo tener "la conciencia muy tranquila". "Yo podría haber tirado la toalla o quitarme de en medio con esta situación; sin embargo, me levanto todos los días con ganas de luchar porque sé que al final venceré todas las adversidades", dijo.

Por cierto, que Gómez acudió a Joyacor para recibir un premio por participar de forma ininterrumpida en Joyacor desde hace 25 años. El reconocimiento se lo entregó el propio alcalde, Andrés Ocaña y, durante unos segundos posaron sonrientes olvidando la multa de 24,6 millones que el Consistorio ha formulado contra el empresario cordobés por construir sin licencia las naves de Colecor. Minutos después, el industrial lamentaba el "problemilla" suscitado con el Ayuntamiento ya que "yo tenía muchas expectativas en las dichosas naves, porque era un negocio que iba a crear unos 500 puestos de trabajo". La multa lleva tramitándose desde junio del año 2005, a raíz de abrirse el primer expediente sancionador. Inicialmente, Urbanismo paralizó las obras, que se culminaron pese a la prohibición dictada. Es sobradamente conocido que un juzgado decretó la caducidad del procedimiento y que el Ayuntamiento tuvo que iniciar otro proceso sancionador. A pesar de todo esto, Gómez sigue confiando en mantener las naves bajo su control. "Estamos intentando solucionar el tema de forma que algún día pueda abrir sus puertas", dijo. Entregado el premio de Joyacor, el propio alcalde reiteró que "la multa sigue su curso" y la entrega del galardón al empresario es sólo "un tema circunstancial que yo no he elegido".

Lamentó la actual situación de crisis y dijo que "tenemos que luchar todos juntos". Gómez se calificó como una persona "normal" y "las personas normales a todo le vemos la salida ya que tenemos que tener fe en nosotros mismos, ser coherentes y sobre todo saber a dónde queremos ir en cada momento". Así, está "intentando salir adelante" aunque la actividad constructora está "paralizada" en estos momentos. En estos momentos son la joyería y el Tívoli -intentó venderlo a Tremón pero la operación se frustró- los que sustentan su economía y algunos proyectos inmobiliarios "que tenemos en Marruecos".

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