El Centro Dramático Nacional trae al Gran Teatro de Córdoba una mirada actual sobre 'La casa de Bernarda Alba'
Artes escénicas
Habrá dos funciones del espectáculo; el viernes 12, adaptada a personas con discapacidad visual o auditiva, y el sábado 13
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El Centro Dramático Nacional presenta este fin de semana en el Gran Teatro de Córdoba una puesta en escena contemporánea de La Casa de Bernarda Alba dirigida por Alfredo Sanzol, su primer trabajo sobre un texto de Federico García Lorca. Del espectáculo se ofrecerán dos funciones: viernes 12 -función adaptada a personas con discapacidad visual o auditiva- y sábado 13, ambos días a las 20:00.
La adaptación del drama que el autor granadino escribió en 1936 es una apuesta en la que el dramaturgo, director de escena y del CDN intenta conectar con la realidad actual respetando la obra de Lorca y fusionando el repicar de las campanas por la muerte del padre con la música techno.
Sobre el escenario, 15 actrices que, en palabras de Sanzol “son las dueñas absolutas de los personajes que representan y de las que sigo aprendiendo cada día”. Un sólido reparto que consigue transmitir al espectador toda la tensión dramática de la obra de Lorca traída a la actualidad y en el que destacan Ana Wagener (Bernarda), Ane Gabarain (La Poncia) -reciente Premio Goya a la Mejor actriz de reparto por la película 20.000 especies de abejas-, Claudia Galán (Adela) y Patricia López Arnáiz (Angustias).
Este montaje de La casa de Bernarda Alba se estrenó el pasado 9 de febrero en el Teatro María Guerrero de Madrid, donde ha estado en cartel hasta el 31 de marzo. En las funciones que ofrecerá el Gran Teatro intervienen cinco actrices seleccionadas en una audición realizada en Córdoba semanas atrás. Ellas son Pepa Gil, Carmen Arribas, Lola Botello, Fátima Hassane y Carmen Avilés.
La historia de la obra es bien conocida. Bernarda Alba, víctima de la opresión y a la vez verdugo, condena a sus hijas a vivir ocho años de luto por la muerte del padre. A la hija mayor, Angustias, fruto del primer matrimonio de Bernarda, la pretende un joven, Pepe el Romano. Sin embargo, lejos de haber amor, lo que se trasluce es el interés por la búsqueda de la herencia de la muchacha. La envidia y los celos del resto de las hermanas dan lugar a una tensión creciente e imposible de mitigar que en el caso de Adela va más allá, hasta el punto de interponerse y entregarse al joven pretendiente de su hermana, lo que desencadenará la tragedia.
El espacio en el que transcurre la acción es una gran casa que enmarca un espacio frío y luminoso, minimalista, sin apenas muebles ni objetos. Se consigue así desubicar al espectador y crear la tensión asfixiante de la vida de esta madre y sus hijas, acompañadas por dos sirvientas y por María Josefa, la madre de Bernarda.
Alfredo Sanzol confiesa su admiración desde adolescente por Lorca, cuyas Obras completas fue el primer litro de teatro que leyó. Según el director y dramaturgo -Premio Nacional de Literatura Dramática y ocho Premios Max, cinco de ellos como Mejor autor-, con la puesta en escena de La casa de Bernarda Alba ha “querido conectar directamente con la realidad de ahora” porque contar este clásico en nuestros días “además de suponer una reivindicación de la belleza poética y dramatúrgica es también una denuncia de unas estructuras patriarcales que nos siguen haciendo víctimas a todos”. Y añade que uno de sus objetivos ha sido el deseo de “humanizar” a Bernarda, una mujer “que piensa que busca el bien para sus hijas, pero lo hace de una manera autoritaria, un sistema del que ella también es víctima”.
En el texto de presentación del espectáculo Sanzol afirma que Bernarda es la encarnación de unas normas sociales de las que es brazo ejecutor y también víctima. “Su humanidad -dice- está en el deber cumplido de proteger a sus hijas de la ruina que pueden provocar los impulsos sexuales en el contexto social que habitan. El miedo a caer en el ostracismo la lleva a aplicar de manera paranoide las mismas restricciones que cayeron sobre ella desde su infancia. Bernarda también fue una Adela. Es una Adela muerta en vida. Es una mujer con una herida tan grande que sólo ha podido encontrar la salvación tomando el relevo de sus agresores. Bernarda y su casa son la metáfora de una sociedad aterrorizada”, resume el director.
El Centro Dramático Nacional es la primera unidad de producción teatral creada por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem) del Ministerio de Cultura. Desde su fundación, en 1978, la principal misión del CDN ha sido difundir y consolidar las distintas corrientes de la dramaturgia contemporánea, con atención especial a la autoría española actual.
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