La tradicional Guerrilla Floral inunda Córdoba de color para cerrar el Festival Flora 2022

Fiestas

La cita clausura su programación este jueves improvisando tres instalaciones en el Paseo de la Victoria

Una joven participa en la Guerrilla Floral que cierra el festival.
Una joven participa en la Guerrilla Floral que cierra el festival. / Juan Ayala

El Quiosco Joven, en el Paseo de la Victoria de Córdoba, se ha convertido en epicentro de una Guerrilla Floral en el cierre de Flora, el Festival Internacional de las Flores. El colectivo Flor Motion ha coordinado, por segundo año consecutivo, a los jóvenes de las asociaciones APIC Andalucía Acoge, Fundación Don Bosco y Parroquia Santa Luis de Marillac (Puerta Verde), que han creado tres instalaciones improvisadas con el material sobrante del festival.

Así es como Flora cierra sus puertas tras un fin de semana de esplendor, miles de visitas y actividades paralelas que convirtieron la ciudad, una vez más, en el corazón del arte hecho con flores en España. Desde Flor Motion, el colectivo que coordina una guerrilla cuya esencia es la de darle una segunda vida a las plantas y el decorado de los cinco patios del concurso, han explicado que el objetivo es "inundar la ciudad de flores, de grafitis florales" hechos por jóvenes en riesgo de exclusión social que se prepararon durante tres días para colaborar en los montajes y desmontajes de este último encuentro.

La iniciativa nació en el año 2019 y fue en 2021 cuando se incorporó a las asociaciones. Desde Flor Motion, organización que se dedica a las plantas de manera comercial, les preocupaba que "el restante a veces va a la basura y nos preocupaba la parte poco sostenible de este negocio". Para combatirlo ahora crean pequeñas instalaciones improvisadas, que repartidas por la ciudad embellecen el entorno y que la gente se puede llevar a casa.

Se trata de "humanizar la ciudad generando cultura de la flor", con la creación, desde cero y de manera improvisada, de tres instalaciones a partir de los colores, texturas y estructuras con lo usado por los artistas de Flora "para que tenga sentido visual y estético".

Así, para involucrar a las asociaciones, se ha impartido un taller de tres días de acercamiento al mundo floral, con una visita guiada por los patios "para que vean que la flor es un elemento de expresión", y una jornada más práctica donde han aprendido a crear un ramo de mano y un centro floral, una actividad que "puede ser para ellos una salida laboral" y una herramienta para el futuro.

Rafael Segura, de la Fundación Don Bosco, una asociación que trabaja con jóvenes de entre 16 y 20 años en el Polígono Guadalquivir, ha expresado que están "disfrutando de la experiencia y de relacionarse con otras personas". La interacción es, precisamente, una motivación importante para el colectivo, pues "vienen muy estigmatizados y señalados por cosas negativas" y Flora está sirviendo, para algunos de ellos, como "un descubrimiento vocacional, una experiencia muy enriquecedora en la vida y una forma de expresión emocional y social".

La directora gerente del Festival, María Van den Eynde, ha expresado que el festival cierra con muy buenos resultados pues "la ciudad una vez más se ha volcado y ha recibido a mucha gente de fuera", tanto en las instalaciones como en las actividades paralelas. Van den Eynde ha asegurado a el Día que están pensando ya en la siguiente edición.

Por otro lado, uno de los iconos más populares de los patios cordobeses, la caña, se ha convertido en inspiración para la danza y la performance de Carvento, quien ha actuado en el Centro de Arte Pepe Espaliú para cerrar el festival.

Este año Flora trajo a la ciudad, bajo el lema de la Metamorfosis, la naturaleza en el Patio de las Columnas del Palacio de Viana, donde Cordero Atelier exhibió la obra El camino a través del camino; el patio central del Palacio de Orive, con la obra de Kokon titulada Ovidio, que fue la ganadora del certamen, el Patio del Reloj del Palacio de la Merced de la Diputación de Córdoba acogió la obra de Emma Weaver titulada Liminar; el Patio II del Museo Arqueológico, con la obra de Maurice Harris titulada Una perspectiva de color; y el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral de Córdoba, con la obra de Yuji Kobayashi titulada Círculo de vida.

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