Hora de hacer balance
Cruz Conde, 12
Finaliza un mandato en el Ayuntamiento en el que los gestos han pesado más que la gestión y los proyectos siguen estancados. Muchos de los concejales actuales no seguirán
Ahora sí que sí. El mandato municipal llega a su fin. Esta semana se ha celebrado el último Pleno en el Ayuntamiento –queda otro de rutina para revisión de actas y demás– y, tras las elecciones del próximo domingo, el Salón de Plenos volverá a abrir sus puertas el 13 de junio para que se conforme la nueva corporación salida de las urnas. Aunque la campaña lo envuelve todo, puede ser un momento para hacer balance de estos cuatro años, de los momentos más destacados.
El mandato ya se inició con un hito histórico: el de la primera alcaldesa socialista de la democracia, una circunstancia que nadie se esperaba, ni siquiera el propio PSOE. También fue la primera vez que las nuevas formaciones nacidas de movimientos sociales como el 15M llegaron al Pleno y evidenciaron el fin del bipartidismo, también en la política local.
Al mismo tiempo que el PSOE vivía su momento, el PP atravesaba su particular pesadilla. El golpe que supuso para José Antonio Nieto perder la Alcaldía fue duro el día de la toma de posesión, confesó después, lo pasó realmente mal. A los populares les costó retomar el pulso de la ciudad y asimilar la nueva etapa. La salida de Nieto para formar parte de las listas al Congreso y el relevo de José María Bellido hicieron despertar a los populares después de unos meses noqueados.
Los comienzos, no obstante, fueron duros para todos. También para el PSOE que acusó la inexperiencia de sus concejales evidenciada en varias polémicas, unas más justificadas que otras. El cuadro de San Rafael, los encontronazos con las cofradías, el minuto de silencio por las víctimas de Siria... Córdoba saltaba día sí y día también a los medios nacionales por alguno de estos asuntos, debilitando a un cogobierno que tardó en encontrarse.
Lo que está claro es que este mandato ha sido más de gestos que de gestión pura y dura. Ningún proyecto ha salido adelante más allá del Metrotrén que estaba encauzado desde el anterior mandato. El plan turístico de grandes ciudades suma una nueva prórroga y ahí están esperando la Torre de la Inquisición del Alcázar, el museo Regina o las obras del Templo Romano.
La Normal de Magisterio se ha pasado prácticamente todo el mandato esperando a culminar unos remates que no llegan y la infraestructura sigue sin abrir sus puertas. Lo mismo pasa con el Centro de Exposiciones, Ferias y Convenciones del Parque Joyero, un edificio que cuesta unos 300.000 euros al año a los cordobeses y que todavía está a la mitad.
En el haber, es cierto que se ha renovado la flota de Aucorsa, un plan que se inició también en el anterior mandato y que ha continuado para dar salida a las partidas que el Ayuntamiento deja de gastar cada año. El último dato de Tesorería muestras que en las arcas municipales hay 110 millones de euros que no se han ejecutado, prácticamente un tercio del presupuesto municipal.
Sin duda, la titularidad de la Mezquita-Catedral ha marcado gran parte de este mandato, con comisiones varias que terminaron en un informe en el que se abría la puerta a la posibilidad de reclamar el monumento, aunque no era el Ayuntamiento el encargado de hacerlo. Una vez más, mucho ruido y pocas nueces porque nunca más se supo. Sí que se cambió el nombre de las calles, algunas tan simbólicas como Cruz Conde o Vallellano, aunque habrá que ver si de manera definitiva.
Hay otros momentos que han marcado este mandato. El fallecimiento de la concejala María José Moros en septiembre de 2016 o la pérdida del exalcalde Andrés Ocaña en marzo de 2017 también tuvieron un impacto en Capitulares, lógicamente. Dos personas que se fueron demasiado pronto y que demostraron el significado de la política como servicio público.
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